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Argentina :: 01/09/2014

El kirchnerismo hoy

Pablo Gandolfo
El país dependiente demuele a un gobierno que recompuso el orden capitalista. El que había tambaleado con la revuelta popular de diciembre del 2001

El kirchnerismo hoy: el país dependiente demuele a un gobierno que lo recompuso

Desde el inicio del kirchnerismo se sostuvo que el gobierno venia a recomponer el orden que había tambaleado. ¿Cuál era ese orden? El de un país neocolonial. No venía a superar esa condición, sino a restablecer el equilibrio perdido en la estructura dependiente del país.

Cualquiera fuera el gobierno que realizara esa tarea, debía luego ser corroído por el orden que restablecía. Eso es lo que le está pasando al kirchnerismo hoy: el país dependiente demuele al gobierno que lo recompuso. Como demolerá también a los que vengan, hasta que alguien se anime a enfrentar, destruir y superar el orden neocolonial.

Esto no ocurre por magia, berretín ni capricho. El orden capitalista neocolonial de un país cualquiera, tras un lapso -que la habilidad de los gobiernos podrá hacer que sea un poco mas largo o mas corto- agota un ciclo y tira al basurero de la historia a la representación política que condujo esa etapa.

¿Porque ocurre esto? Tres características que se refuerzan mutuamente:

I- Porque la condición capitalista de un país limita las posibilidades de responder a las necesidades de toda la población. La prioridad del sistema es sostener la rentabilidad del capital. No importa a qué costo. El político que administra una economía capitalista, cuando es muy lúcido, es piloto de ese viaje; cuando la lucidez no le sobra, es pieza de ese engranaje; en los perores casos es apenas monigote en manos de sus verdaderos jefes.

II- Porque la condición de país neocolonial y dependiente restringe aún más esa capacidad de respuesta, ya que una fracción de la riqueza que genera el país es girada sistemáticamente a los países centrales.

III- Porque estamos atravesando una etapa de crisis estructural capitalista a escala mundial, que limita aún mas el margen de maniobra, ya que los países centrales intentan descargar el peso de la crisis sobre los dependientes.

Dichas condiciones, en medio de una crisis sistémica, restringe triplemente la capacidad de respuesta del gobierno. Por eso un gobierno que no toma medidas de fondo para romper esas restricciones, más tarde o más temprano, será demolido por ellas.

¿Qué sucede en la región?

Para graficar esto en la región. El gobierno bolivariano de Venezuela comenzó antes que todos los gobiernos actuales de Sudamérica. Es el único que se sostiene desde 1999 ganando elecciones. Buena parte de sus pares, ya se fueron. Más de uno repudiado por sus propias poblaciones.

El gobierno boliviano se prepara para ser reelegido por amplísimo margen. En este sentido, la lectura es que no es casual que sea en uno de los dos únicos países de Sudamérica que comenzaron a romper esa matriz neocolonial y dependiente en este siglo. El otro es el gobierno cubano, que se mantiene desde 1959 con el consenso más pleno que un gobierno pueda soñar. Ya despidió a centenas de gobiernos latinoamericanos.

Para evitar un final anunciado, no hay otro camino que tomar medidas tendientes a romper la condición de país dependiente y neocolonial. El resto, es la cuadratura del círculo que todos los reformismos vuelven a intentar, una y otra vez, con idénticos resultados. Antes de barajar y dar de nuevo, los militantes del kirchnerismo deberían anotar que para lograr resultados diferentes, hay que hacer algo diferente.

Quiénes plantearon medidas concretas en el momento en que se estaba a tiempo para solucionar los problemas, eran mirados con desdén por algunos sectores del kirchnerismo cercanos a las filas de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Ostentaban una soberbia basada en la ignorancia y para justificar la inacción, esgrimían relaciones de fuerza imaginarias.

Las señales

Desde el glaciar Perito Moreno se planteó en 2003 la recuperación de la totalidad de los hidrocarburos. Se recuperó apenas una porción (el 12,5 % aproximadamente) cuando el déficit del sector energético amenazaba la sostenibilidad del gobierno. Nos alegramos por ese paso. Pero fue tarde y mal.

Había cursos alternativos de acción frente a la deuda externa encaminados a solucionar de manera definitiva esa cuestión. Néstor Kirchner eligió una línea que durante estos años se denominó "desendeudamiento" pero que en realidad conducía al reendeudamiemto. Desde 2005 y hasta hace poquito el discurso oficial era que el tema de la deuda estaba "solucionado". Hoy está bien clarito que no era así.

La deuda externa sigue siendo un problema estructural tan irresuelto como siempre. En lo que va del 2014, el gobierno se endeudó en 20 mil millones de dólares más (Club de París y Repsol). La renegociación del 2005 no fue un acto de patriotismo sino de entrega.

Habría que sumar muchos temas más. Pero esos dos resumen buena parte de lo que ocurre. Ambos consumen muchos dólares, por eso faltan divisas, se dispara el precio del dólar y alimenta la inflación. Además perdemos recursos que deberían haber sido reinvertidos en el país. Si los pronósticos hubieran ocurrido, sería mayor el empleo, mejor la infraestructura, menor la pobreza y mayor la producción.

Por su parte la oposición, pide desesperadamente pagar más y tomar nueva deuda.
Es la entrega perfecta pero la oposición no está conforme. Quiere perfeccionarla aún más. Se miran de reojo, se gruñen, a veces se pelean. Más allá de algún averiado, todos forman el Partido Único del Saqueo.

www.marcha.org.ar

 

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