"El nacimiento de Paulo Freire es un hecho para celebrar"
M.H.: Hoy vamos a hablar de Paulo Reglus Neves Freire que nació un 19 de septiembre de 1921 en Recife, hace cien años, en la capital de Pernambuco, provincia brasileña de la región noroeste del país. Me propusiste hablar de esta figura de la Educación popular, ¿por qué?
S.S.: En primer lugar porque el nacimiento de Freire es un hecho para celebrar, es una suerte para la humanidad que hace cien años haya nacido por todo lo que ha dado. Tanto sus ideas como su praxis, porque lo que se rescata no son solo sus teorías y sus análisis sino la coherencia entre lo que decía y sus actos. Los ejercicios concretos que hizo para llevar adelante sus ideas.
Y además, Freire es un giro copernicano en la pedagogía de América Latina y el mundo. Es reconocido así en el mundo. Y no es sólo una figura que básicamente es un pedagogo y sus aportes principales han sido hacia la ciencia de la educación, es mucho más que eso. Rescatar la figura de Freire nos da muchas señales para tratar de pensar el presente.
Si hay algo que es característico en Freire es que nunca se consideró alguien que generaba una especie de manual de cómo hacer las cosas, sino que fue un disparador de ideas, de métodos de pensamientos, de análisis crítico, y él mismo reivindica su contemporaneidad diciendo "esto que pienso lo pienso en este momento", a pesar de que hoy uno puede decir que ha trascendido a su tiempo y que se ha proyectado hacia el futuro, fue un hombre de su tiempo.
No hay que olvidarse lo que estaba pasando en Brasil y en el mundo cuando desarrolla gran parte de su trabajo y escribe la Pedagogía del oprimido (https://lahaine.org/bT9L) con el Cinema Novo de Nelson Pereira Dos Santos, de Glauber Rocha. Compañero del director brasileño Augusto Boal que creó el Teatro del Oprimido, momentos en que se desarrolla la Teoría de la dependencia de Theotonio Dos Santos o la teología de la liberación de Helder Cámara, ese es el momento en Brasil pero también es un momento en el mundo.
En Argentina estaban el teatro independiente, el Cine de Liberación, el Grupo Octubre, los debates en que se daban acá sobre la situación política, económica y social de América Latina, los sacerdotes del Tercer mundo. Todo eso era el contexto en el cual Freire desarrolla su praxis, y él mismo se reconoce entre otras cosas como una especie de tributario de Franz Fanon, escritor de Los Condenados de la Tierra (https://lahaine.org/bZ79) prologado por Jean Paul Sastre, libro que descubre en su exilio en Chile [durante el Gobierno de Salvador Allende].
Freire decía que estaba terminando su libro Pedagogía del Oprimido y cuando leyó el libro de Fanon tuvo que cambiar varias cosas, tenía esa honestidad y esa transparencia de reconocer lo inacabado de todo porque él consideraba también la relación entre el educador y el educando en una dialéctica de aprendizaje mutuo.
Nunca se consideró un académico con conocimientos cerrados que tenía que bajar verticalmente sobre la gente que lo seguía, sino que generaba esa sensación de estoy aprendiendo con ustedes permanentemente, con un espíritu muy abierto y muy autocritico.
En una nota que leí hace un tiempo algunas feministas le reclamaron que cuando escribió Pedagogía del Oprimido lo hizo con una lógica masculina y él reconoce que sí, y después cuando hizo Pedagogía de la Esperanza (https://lahaine.org/bK5U) y estaba trabajando en su último libro que se llama Ecopedagogía incorpora mucho de eso. Es una personalidad para rescatar en su conjunto.
Muchas de las cosas que desarrolla como pensamiento crítico, de cuestionamientos a la institucionalidad de los saberes, a la negación de los saberes originales, que son muy propios de esta época de globalización porque él no vivió toda la tecnología que está puesta al servicio de los poderes de construcción del pensamiento hegemónico. Yo creo que hay mucho del pensamiento de Gramsci que él también reconocía.
M.H: Yo creo que sos una personalidad renacentista. Fíjate vos que citás a Gramsci, hablás de Educación popular, de arquitectura, de política, estas abierto a una infinidad de saberes que se reflejan en estas entrevistas que hacemos y me hace recordar sinceramente a las personalidades renacentistas abiertas al conocimiento universal.
S.S: Muchas gracias. Vos sabés que Freire decía que "toda educación es de naturaleza política, y toda política es de naturaleza educativa" y él se autodefinía a sí mismo "primero yo soy sustantivamente político y adjetivamente pedagogo". Él se definía como un hombre político y yo creo que un hombre político tiene que combatir la segmentación del pensamiento, la especialización que termina aislándote del conocimiento porque los que hegemonizan, los que construyen el sentido común conservador, los que construyen las formas de dominación intelectual, cultural, ideológica sí tienen información global.
En todo caso los subalternos, los oprimidos, para usar un término de Freire, son los que reciben esos fragmentos y las posibilidades formativas y educativas en el ámbito de la academia, en el ámbito del ejercicio de las profesiones hay diferentes especialidades, y cuando se analizaba el Código urbanístico en la Ciudad de Buenos Aires, pude comprobar que los arquitectos no se interesan por el tema de la ciudad, simplemente por los objetos urbanos o sea el edificio. No importa donde estén plantados, ni cuáles son las relaciones sociales en la ciudad, ni cómo se construye el espacio, etc.
Ese es un mal de esta época y creo que es necesario combatirlo y para eso hay que ser sensible y abierto a todas las fuentes culturales para poder formarse una opinión crítica emancipadora con más argumentos. Mucho de lo que hoy se ha desarrollado en el mundo como pensamiento crítico, como práctica crítica formativa contrahegemónica abreva en el pensamiento y en la acción de Freire. Empezando por la escuela del MST, la Florestán Fernandes, que fue fundada en 2005, pero ellos reconocen que toman mucho de las enseñanzas y del pensamiento de Freire. Vos hiciste un artículo muy lindo al respecto.
M.H: Sí, tengo varios escritos sobre Freire.
S.S: Sí y sobre todo de los bachilleratos populares que son una forma también de construcción alternativa, de alteridad frente a la educación institucional cada vez más formal, más vacía de contenido. Donde esta idea que Freire elaboró ya hace más de cincuenta años sobre lo que él llamaba la educación bancaria, educando al joven como un receptáculo vacío al cual hay que meterle cosas y no como un protagonista del fenómeno pedagógico colectivo. Eso se da mucho y lamentablemente no solo en la enseñanza privada sino también en la estatal.
M.H: Yo he tenido muchos debates con compañeros vinculados a la enseñanza pública porque a veces adoptan algunos aspectos formales de la pedagogía de Freire, se sientan en círculo y ese tipo de cosas. Y no es a eso a lo que hay que prestarle atención precisamente.
S.S: Viste el debate que se generó si en la escuela tiene que hablarse de política o no. Parece una cosa del siglo XIX, de educación religiosa, de principios del siglo XX. Es increíble que todavía se discuta si la política puede estar en las aulas, porque la realidad es que las políticas están en las aulas, como decía también Freire: "el silencio es una manera de hacer política"; la desinformación es una manera de hacer política, los contenidos hegemónicos que se dan en la escuela, está claro el ejemplo que él siempre ponía: a los chicos se les enseñaba quién era Colón, cuándo llegó a América, de dónde vino, cómo consiguió los recursos pero no se les enseñaba quiénes eran los habitantes que estaban en esta tierra. Hay política, hay ideología.
M.H: Yo creo de todas maneras que los docentes públicos han introducido y avanzado sobre muchos temas, respecto de los temas ecológicos, los que hacen a la problemática de Derechos Humanos también, en eso han cumplido un rol.
S.S: Sí claro, hay docentes sensibles que se han formado en ese espíritu. Yo todavía recuerdo el incidente de la maestra que se peleó con un chico, el tema es más allá que ella defendía al gobierno y criticaba a Macri, el tema que había que discutir ahí es la forma del docente que tiene el saber y tiene una cierta cuota de poder y se le impone a los gritos, más allá que las ideas que tenga uno y otro las pueda compartir o no.
M.H: El conocimiento es una construcción colectiva.
S.S: Totalmente. Y sobre todo el tema principal no es una construcción de información enciclopédica sino generar sujetos críticos con voluntad emancipadora, con voluntad de cambiar la sociedad, de mejorar, de incorporarse, de ser protagónicos, eso es muy importante.
Y la verdad es que uno ve en el mundo un conjunto de pedagogos importantes como McLaren, Giroux, Macedo, Torres que se declaran abiertamente discípulos del pensamiento de Freire. En todo el mundo no solamente en América Latina. Freire también estuvo en Guinea Bissau; Brasil siempre tuvo una relación muy particular con África.
Su relación con Pichon Riviere, con los discípulos de Riviere en Argentina. La importancia que tuvo su pensamiento en la conciencia negra en Sudáfrica muy a menudo asociado a Steve Biko. Sus ideas han tenido una proyección universal y se mantienen frescas. Lamentablemente gran parte de las cosas contra las cuales él peleaba como la opresión cultural y las formas educativas reaccionarias conservadoras se mantienen.
Sus ideas y su legado se mantienen, en todo caso ha cambiado el contexto, las formas de la globalización, los recursos tecnológicos, pero la esencia de la dominación, la esencia de la opresión y la esencia de ponerse del lado de los oprimidos para mirar a la sociedad esa alteridad que giró en la educación a partir de él me parece de una vigencia enorme.
Han salido algunos libros valiosos acá en la Argentina, un dossier editado por Muchos Mundos una recopilación hecha por Antonella Álvarez y Hernán Ouviña que la recomiendo se llama La Palabra y el Mundo conversaciones freireanas. La gente del colectivo Educadores del Sur sacó Semillas para otra Educación, para aquel que no conoce a fondo el pensamiento de Freire estos materiales son muy interesantes porque además interpelan desde la realidad de lo que nos está pasando hoy y cómo actuar frente a eso.
Hay una especie de reverberancia y de puente de lo que hablábamos al principio y Freire, esta idea de una sociedad que acata, que mira para arriba, una sociedad que es acrítica, mesiánica en muchos aspectos esperando la palabra de una salvadora o un salvador y no siendo protagonista de su destino, tiene mucho que ver con lo que Freire cuestionaba no solamente para la educación.