El largo adiós del socio criminal de Bush
Blair abandona el cargo desprestigiado en Gran Bretaña y en el resto del mundo por haberse comportado como el socio joven del gobierno de Estados Unidos en su guerra por el petróleo y el Imperio, y por haber asumido el papel de papagayo de los más ardientes halcones neoconservadores de la Administración Bush al anunciar la cruzada contra los supuestos "enemigos de occidente."
El impacto de Blair en la política interior británica no ha sido menos notorio pero sólo como ejemplo de un reaccionario que ha adoptado las políticas de su predecesora ultraderechista Margaret Thatcher y en la que ha obtenido un gran éxito en la privatización y desregulación de la economía.
Blair llegó con el compromiso retórico del Partido Laborista de suprimir los objetivos socialistas y transformarlos en vehículo del neoliberalismo con su retórica de la "tercera vía."
Tras diez años como primer ministro, Tony Blair se enfrenta al final del camino, y para la mayoría de nosotros en Gran Bretaña su dimisión llegará con bastante retraso.
Un hombre elegido en 1997 gracias a una imagen de persona moderada, prudente y sincera se ha convertido en el paradigma de la mendacidad, del doble lenguaje y de la imprudencia ególatra.
Prometió un cambio radical respecto a los conservadores corruptos y sórdidos pero su gobierno se ha hecho famoso por repartir de favores especiales a los ricos. Sus últimos meses en el cargo se han visto perseguidos por los escándalos de pagos en efectivo por la concesión de títulos nobiliarios y por su paralización de la investigación de los sobornos a funcionarios saudíes por parte de la principal compañía británica de fabricación de armas, BAE.
La política única y más consistente de Blair ha sido su dedicación al bienestar de los ricos. Durante su Gobierno, la Gran Bretaña de bajos impuestos se ha convertido en el lugar de acogida feliz de la gente más rica del planeta. Ahora en el país hay 68 multimillonarios - tres veces más de los que había en 2003-, la mayoría de los cuales se han instalado aquí provenientes del exterior.
Durante los últimos cinco años, los 1.000 británicos más ricos han visto cómo aumentaban sus fortunas en un 70 por ciento; el 0,3 por ciento de los que les siguen en ingresos han visto cómo su dinero aumentaba el 66 por ciento mientras el 30 por ciento de las rentas más bajas no ha experimentado mejora alguna.
Según el coeficiente de Gini(1), la desigualdad de ingresos es ahora incluso mayor que cuando los laboristas llegaron al poder tras 18 años de gobierno conservador. A pesar del crecimiento sostenido del PIB y de algunas medidas positivas en los impuestos sobre créditos y beneficios, el independiente Instituto de Estudios Fiscales informa de que la pobreza relativa, la pobreza total y la pobreza de los niños han aumentado el año pasado. Los índices de pobreza para trabajadores adultos sin cargas familiares se encuentran en su nivel más alto desde 1961.
Se han establecido tasas de matrícula en la Universidad acabando con décadas de educación superior gratuita, mientras se han reducido los impuestos para las corporaciones que en la actualidad son más bajos que en Estados Unidos.
Se han extendido las privatizaciones hasta extremos que la misma Margaret Thatcher jamás hubiera soñado, incluidas las escuelas, facultades, cárceles, hospitales, metro y control del tráfico aéreo. Al mismo tiempo, a las cuatro cadenas gigantes de supermercados en Gran Bretaña (alguna de ellas principales donantes del Partido Laborista) se les ha permitido apropiarse de un mayor espacio público, y a bajar tanto los salarios como los precios a los agricultores.
En un reciente informe de UNICEF que establece la clasificación del bienestar de los niños en los 21 países más ricos, Gran Bretaña ocupa el último lugar. Los niños británicos son los que tienen más posibilidad de tener a su padre en paro, de que sea bebedor y de que esté implicado en peleas o intimidaciones. Un estudio de la Universidad de Dundee revela que Gran Bretaña ocupa el segundo lugar en mayor mortalidad infantil entre los 24 países más ricos, y los niños del Reino Unido tienen el doble de posibilidades de morir antes de los cinco años que los niños suecos.
A pesar de los niveles récord de gasto, el Servicio Nacional de Salud se encuentra sumido en una grave crisis con despidos de trabajadores sanitarios y clausura de unidades de tratamiento. Debido a los salarios por debajo de la inflación, los trabajadores del sector público se enfrentan en la actualidad a un descenso de su nivel de vida. El personal del Servicio Nacional de Salud, incluidas las enfermeras, han amenazado con huelgas.
Lo ocurrido es que con cada aumento de financiación pública se han impuesto unas normas de gestión que imponen una elevada competitividad interna y amplían la participación del sector privado. Durante la era Blair, el Servicio Nacional de Salud ha firmado más de 800 acuerdos con iniciativas de financiación privada, dejando al SNS con más de 400.000 dólares de deuda a la largo plazo.
Gran Bretaña tiene en la actualidad los niveles más bajos de regulación del mercado laboral en los países de la OCDE. El año pasado, el número de obreros de la construcción muertos [en accidente laboral] ha subido un 25 por ciento, pero casi tres cuartas partes de las compañías responsables de estas muertes han quedado eximidas de responsabilidad. Los trabajadores británicos tiene menos seguridad en los puestos de trabajo que antes de que Blair llegara al poder, y trabajan más años y más horas que sus colegas europeos.
Sin embargo, la productividad por hora es menor que la de Alemania, Francia y Estados Unidos, y la diferencia es mucho mayor en los servicios que en el sector industrial, donde Gran Bretaña ha perdido aproximadamente un millón de puestos de trabajo desde 1997.
Según el periodista financiero Anthony Hilton: " La totalidad de la economía británica se ha convertido, de hecho, en un fondo de inversiones gigantesco que se dedica de forma masiva a servicios financieros sin un plan alternativo.
Pese a su propia indiferencia antes las elementales exigencias éticas- entre ellas los flagrantes conflictos de intereses en sus relaciones con los super ricos- Blair nunca se ha cansado de predicar la responsabilidad personal para los demas. Durante años, ha hecho pagar el pato a un grupo social tras otro: padres solteros, trabajadores del sector público, musulmanes y, más recientemente, la totalidad de la comunidad negra por su supuesta incapacidad para combatir "la cultura de las armas".
Al mismo tiempo, los solicitantes de asilo han sido objeto de leyes restrictivas, casi una por año, que han ocasionado la detención o deportación de miles de personas inocentes, al mismo tiempo que los ciudadanos británicos han visto reducidas sus libertades civiles por sucesivas leyes "antiterroristas", cada una de las cuales criminalizan un mayor número de actividades políticas legítimas.
Durante el mandato de Blair, la participación electoral en las elecciones generales se ha desplomado desde un 72 por ciento en 1997 al 60 por ciento en 2005, la más baja de Europa, mientras que la población reclusa se ha disparado desde 60.000 a 80.000, la más alta del continente.
Además, se han producido los horrores más terribles de los años Blair: la política exterior. Gran Bretaña se unió a Estados Unidos para bombardear Iraq en 1998 y Yugoslavia en 1999. Apoyó el ataque de Rusia a Chechenia en 1999 y el de Israel contra Líbano en 2006. Armó a Indonesia para atacar a la provincia de Aceh en 2003 y continúa ayudando a los brutales gobiernos de Colombia, Arabia Saudí y Uzbekistán.
Blair y su canciller, Gordon Brown, han aumentado el presupuesto de la ayuda internacional británica hasta un miserable 0,52 % del Producto Interior Bruto, al mismo tiempo que en los foros mundiales del comercio han mantenido la insistente política de liberalización unilateral a favor de las corporaciones, responsable de la destrucción del sistema de vida de millones de personas en los países en desarrollo.
Finalmente y lo más dañino, Blair deja a Gran Bretaña profundamente sumida en dos evitables e injustificables guerras en el exterior: en Afganistán y en Iraq. Él va detrás de George Bush en la responsabilidad de las muertes de 655.000 iraquíes y en la casi total destrucción de su sociedad.
Tras las mentiras deliberadas que contó ante el Parlamento y ante los ciudadanos británicos para llevar a Gran Bretaña a la guerra contra Iraq, lo que más duele es que deje el cargo sin haber sido imputado, aunque todavía hay esperanza de que en el futuro pueda comparecer ante un tribunal internacional.
En el manual de Blair, por supuesto, tanto la responsabilidad como la obligación de pagar los impuestos, sólo se aplica a quienes Leona Hemsley 2 infaustamente calificó como "la pobre gente". Para los ricos, siempre habrá exenciones, y el sucesor de Blair, bien sea laborista o conservador, se esforzará en asegurar que las cosas sigan así.
Mike Marqusee, socialista británico y autor de numerosos libros, entre ellos Chimes of Freedom: The Politics of Bob Dylan"s Art, escribe sobre el historial de Blair en el periódico indio The Hindu.
1. N.T.: El coeficiente de Gini mide la desigualdad en la distribución de los ingresos.
"http://www.socialistworker.org/2007-1/632/632_04_Blair.shtml" target="_blank">Socialistworker, 11 de mayo de 2007