Enviar los F-16 a Ucrania no cambiará nada
Tras meses de deliberaciones, EEUU, la OTAN y la Unión Europea han llegado a una especie de acuerdo sobre el suministro de los viejos aviones de combate F-16 de fabricación estadounidense a Ucrania.
Según algunos informes, al menos un país de la OTAN (Polonia) ha empezado ya a entrenar pilotos, mientras que otros (Dinamarca, Portugal y Holanda) han indicado que están dispuestos a hacer lo mismo. Sin embargo, ni EEUU ni ningún país de la OTAN se han comprometido a proporcionar sus propios F-16, lo que significa que desde el punto de vista de la capacidad de combate, hasta que esos aviones no lleguen a Ucrania, todo este debate es mucho ruido y pocas nueces.
El entrenamiento de las tripulaciones ucranianas llevará meses, lo que significa que lo antes que cabría esperar que un F-16 pilotado por un ucraniano apareciera en los cielos de Ucrania sería a principios de 2024. Aunque el F-16 acabe entrando en combate del lado de Ucrania, la idea de que este avión, cuyo diseño básico data de la década de 1970, vaya a proporcionar a Ucrania algún tipo de ventaja que cambie las reglas del juego es absurda.
Ucrania no recibirá nada parecido a la variante más moderna y capaz del F-16, sino aviones que han superado su vida útil para las fuerzas aéreas de la nación donante o la que venda sus aparatos; en resumen, aeronaves viejas con graves problemas de mantenimiento y un rendimiento limitado. En manos de un piloto experimentado, cabría esperar un modesto rendimiento en un número limitado de perfiles de combate, incluido el combate aire-aire y el apoyo aéreo cercano.
Pero los pilotos ucranianos que volarán estos aviones serán lo más alejado de pilotos experimentados de F-16 que uno pueda imaginar. Tendrán una experiencia mínima a la hora de probar las capacidades y rendimiento del F-16. Además, si Ucrania tuviera que formar a sus pilotos más experimentados, los que han pilotado MIG-29 o SU-27, la cuestión del rendimiento se agudizaría aún más: el F-16 es un avión completamente diferente desde el punto de vista de la aviónica, y los pilotos cuya memoria muscular esté ligada a los aviones de la era soviética estarán en clara desventaja frente a los pilotos menos experimentados que parten de cero.
El Ejército ruso lleva preparándose para luchar contra el F-16 desde la década de 1970, cuando el avión se consideraba de vanguardia y se enfrentaba a los aviones soviéticos similares y a las capacidades de defensa aérea. Han pasado más de 45 años desde que el primer F-16 surcó los cielos de Europa, y desde entonces los especialistas soviéticos —y posteriormente rusos— en combate aéreo se han centrado singularmente en cómo derrotar al F-16 en combate.
Mientras que un F-16 nuevo, equipado con el mejor armamento y aviónica que posee EEUU y pilotado por un piloto experimentado, podría proporcionar a los rusos algunas sorpresas, el F-16 más antiguo, pilotado por militares ucranianos con poca experiencia en esta máquina, no lo hará.
Restos de F-16 y F-117, derribados durante el ataque aéreo de la OTAN sobre Serbia en 1999.
En resumen, los rusos derribarán fácilmente cualquier F-16 ucraniano que intente enfrentarse a Rusia en combate aéreo o proporcionar apoyo aéreo cercano a las tropas ucranianas.
Y luego viene la cuestión del mantenimiento: el F-16 es un avión voluble, incluso en las mejores condiciones, que requiere un mantenimiento constante para mantener su capacidad operativa. Ucrania recibirá viejos F-16 que han superado su vida útil óptima. Estas aeronaves requerirán aún más mantenimiento para ponerlas a punto para el vuelo, un conjunto de capacidades que Ucrania no posee actualmente y nunca poseerá, dado el tiempo necesario para formar al personal de mantenimiento y familiarizarlo con el fuselaje, el motor y la aviónica.
La aviación ucraniana ya cuenta con el SU-27, un avión con capacidades similares o superiores a las del F-16. Sin embargo, la fuerza aérea rusa y su sistema de defensa aérea han reducido la capacidad de los SU-27 de tener un impacto significativo en el campo de batalla.
La decisión de proporcionar a Ucrania aviones F-16 es puramente política, diseñada para crear la impresión de que EEUU y sus aliados europeos están haciendo todo lo posible para dar a Ucrania una oportunidad de combate en su actual conflicto con Rusia.
Pero el F-16 no es un arma mágica: cuando aparezca en Ucrania no tendrá ningún impacto significativo en el propio campo de batalla. De hecho, su aparición podría suponer un problema para Ucrania, dado las expectativas generadas artificialmente que rodean a la aeronave.
Es posible que Ucrania intente llevar a cabo operaciones militares para las que no está preparada, creyendo erróneamente que el F-16 cambiará por sí solo las tornas de la batalla. Pero no será así. Lejos de ser un arma mágica, el F-16 es poco más que una píldora envenenada que provocará la muerte de muchos más soldados y tripulaciones ucranianas mientras la OTAN y Ucrania siguen librando una guerra contra Rusia que no pueden ganar.
Sputnik / La Haine