Ese crimen llamado arte
Anacrónica, para quienes creen que el marxismo ya pertenece a la congelada y escolástica “Historia de las Ideas”, y nada tiene que decirnos para hoy o para mañana. Estúpida, para ciertos marxistas “ortodoxos” (que todavía los hay) que, coincidiendo extrañamente con la derecha postmoderna, cree que el marxismo sólo debería ocuparse de la marcha de la lucha de clases en el mundo, y no perder su tiempo en especulaciones etéreas de la “superestructura”. No vamos a entrar aquí en una discusión interminable sobre el concepto mismo de “superestructura”: lo consideramos un tópico ocioso y ampliamente superado. En cuanto a que el arte –la praxis estética en general– tenga o no que ver con la “lucha de clases” (una noción más fácil de invocar que de definir), es un debate complejísimo que pone en juego la relación del arte con la ideología y el carácter de la autonomía relativa –para retomar esa clásica categoría althusseriana– tanto del arte como de la ideología con respecto a las relaciones de producción y al nivel jurídico–político de las formaciones sociales del modo de producción capitalista.