Europa pone rumbo a un invierno frío que se volverá caliente
En la última encuesta de opinión política DeutschlandTrend, una escasa mayoría de alemanes (53%) seguía pronunciándose a favor de las sanciones contra Rusia, "aunque esto suponga un aumento de los precios, cortes de electricidad y problemas para la economía alemana". En marzo todavía era un 66%. Es previsible que la aprobación de las sanciones baje aún más debido al aumento de los precios. Ahora ya el 47% está – de manera "egoísta" según los políticos - en contra de las sanciones si suben los precios de la energía y el coste de la vida. Al mismo tiempo, la satisfacción con el gobierno también está disminuyendo.
El 90% de los votantes de Los Verdes y solo el 10% de los votantes de AfD [Alternativa para Alemania, derecha] apoyan las sanciones. Así que la ministra de Asuntos Exteriores Baerbock no tiene nada que temer cuando dijo en una conferencia en Praga el pasado miércoles 31 de agosto: "Cuando hago esta promesa a los ucranianos: 'Estaremos a vuestro lado tanto como nos necesitéis', quiero cumplirla, no importa lo que piensen mis votantes alemanes, sino que quiero cumplirla para el pueblo ucraniano". A partir de ahí, (el informativo público de más audiencia) tagesschau, que se ha puesto del lado de la ministra de Asuntos Exteriores, ha hablado del montaje de una "campaña de desinformación prorrusa", aunque (el diario) Welt - poco vinculado al Kremlin - por lo menos se ha sumado a esta campaña y ha publicado inicialmente el siguiente titular: "El Gobierno está del lado de Ucrania, ‘sin importar lo que piensen los votantes alemanes’”, antes de corregir dicho titular. ¿Tan relevante es la diferencia entre los votantes y mis votantes?
La furia contra la ministra de Asuntos Exteriores de los Verdes es probablemente solo un pequeño indicio de lo que está por venir. Sobre todo, porque las sanciones no han perjudicado a Rusia como se esperaba en Occidente, y ahora Rusia también está apretando las clavijas. Aunque por el momento solo se ha reducido la cantidad de gas que llega a Alemania a través de Nord Stream 1, a partir del 3 de septiembre no habrá más gas. Además, los precios de la energía siguen subiendo, lo que todo el mundo nota en la gasolinera.
Según una encuesta, por encargo de More in Common y realizada por YouGov [una firma internacional de investigación de mercados y análisis de datos. Los principales accionistas de la compañía son los grupos de inversión BlackRock y Standard Life Aberdeen. NdR] a finales de julio en Alemania, Francia, Polonia y el Reino Unido, el problema actual más importante es el coste de la vida. Y el 33% en el Reino Unido, el 38% en Alemania, el 47% en Polonia y el 57% en Francia afirman que apenas pueden hacer frente a los precios o que ya no pueden hacerlo. Casi nadie cree que la crisis vaya a terminar pronto; la mayoría piensa que durará unos años o incluso que no terminará nunca. Esto último lo dice el 39% en Alemania y el 41% en Francia.
Se esperan huelgas y agitación en las calles
En todos los países, entre el 97 y el 99% afirma estar experimentando ya las consecuencias de la subida de precios. La mayoría sigue creyendo que los demás están peor o en la misma situación. Solo alrededor del 10% piensa que a la mayoría de los demás les va mejor. Esto traerá cambios y conlleva explosivos sociales que probablemente ya no se puedan arreglar con "paquetes de ayuda" o con propaganda de "los éxitos del Ejército ucraniano", a menos que los ricos se impliquen en la superación de la crisis. La cohesión parece estar disminuyendo, en todos los países la mayoría de los políticos opina que la gente busca principalmente sus propios intereses egoístas. El mantra del "codo con codo" propagado por el canciller Scholz no tiene en cuenta a la gente.
Una parte de los encuestados dice comparar más los precios, conducir menos, prescindir de las vacaciones y de los artículos de lujo, salir menos, recurrir a sus ahorros, trabajar más o incluso saltarse comidas. A los polacos parece afectarles especialmente, como sabe el partido gobernante PiS, que por ello vuelve a poner sobre la mesa el pago de reparaciones por los crímenes nazis, pero probablemente también se encontrará con crecientes problemas de solidaridad con la ultranacionalista Ucrania y los numerosos refugiados ucranianos.
Muchos esperan huelgas y disturbios sociales. En Francia, donde las protestas de los chalecos amarillos no hace mucho tiempo tuvieron lugar, el 65% espera que las huelgas aumenten, y una mayoría en Polonia (63%) y el Reino Unido (57%) también dicen lo mismo. En Francia, incluso el 40% desearía que volvieran las protestas de los chalecos amarillos. En Alemania, un amplio 44% espera que se produzcan huelgas, aunque aquí los sindicatos también son más progubernamentales. Sin embargo, en todos los países se espera que haya malestar social: El 75% lo dice en Polonia, algo se está gestando allí; el 69% en Francia, el 64% en Alemania -cuidado Baerbock, se podría decir- y el 57% en el Reino Unido. Y como se trata de problemas comunes de los países europeos cuyos gobiernos han aumentado la inflación y la subida de precios con las sanciones a Rusia, las protestas podrían enlazarse a todos los países.
"El invierno del descontento"
Se espera un "invierno de descontento" con la perspectiva cierta de que los precios sigan subiendo. Más del 80% prevé huelgas y agitación social, pero también más problemas de salud mental y un aumento del hambre. En Polonia, el 62% de los encuestados considera que el gobierno es responsable del aumento de los precios, mientras que en Alemania la cifra llega hasta el 47%. Sin embargo, el apoyo a Ucrania en la guerra sigue bajando. En Polonia, con un 32%, es la opinión más fuerte en cuanto a que el país presta demasiadas ayudas; en Alemania, lo afirma el 30%, y en el Reino Unido, el 10%.
Lo que está claro es que la confianza en los propios gobiernos se hunde, independientemente de la orientación política, mientras que la oposición se beneficia, aunque aparentemente (todavía) no en Alemania.
Probablemente sería mejor, en lugar de confiar en las sanciones y tener que volver a utilizar el carbón, la energía nuclear y el gas de fracking, impulsar con rapidez y decisión la expansión de las energías renovables. Así se frenaría el calentamiento y se reduciría la dependencia energética de Rusia - o de Qatar o de EEUU, que venden energía mucho más cara. Sin embargo, muchos también creen que la política climática debería quedar temporalmente en segundo plano durante la crisis, especialmente porque las políticas climáticas nacionales apenas tendrán impacto en el globo.
Según la encuesta, que probablemente recoge de forma realista algunos estados de ánimo, incluso contradictorios, las sociedades están en ebullición. Todavía no está claro cómo se manifestará esto, en qué dirección oscilará. El topo hegeliano de la historia profetiza un resultado posiblemente sorprendente, imprevisible. Si la guerra de la OTAN y las sanciones no terminan rápidamente, o si el conflicto emergente con China deja de lado la guerra de Ucrania, el próximo invierno, posiblemente también con la próxima ola de COVID, no solo será frío e incómodo, sino que, parecido a lo que ocurre con el clima, conducirá a puntos de inflexión.
overton-magazin.de, Traducción: Jaume Raventós para Sinpermiso. Revisado por La Haine.