Eurovisión: el festival de música en sintonía con la OTAN
Como cada año, el Festival de Eurovisión ha estado cargado de polémica. Algunos han señalado que era contradictorio haber "castigado" a Rusia, expulsándola del concurso por el inicio de la operación especial en Ucrania en 2022, y, sin embargo, aceptar la participación de Israel cuando está llevando a cabo un genocidio televisado contra los palestinos.
Si analizamos un poco la historia de este concurso, lo cierto es que no existe contradicción alguna. Eurovisión siempre ha sido un festival político y con una línea ideológica clara: defender los intereses de la OTAN.
La Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) nació en abril de 1949. De forma paralela, EEUU a través del Plan Marshall, con la excusa de la reconstrucción de Europa occidental tras la II Guerra Mundial, había facilitado un desarrollo industrial controlado y dependiente de las exportaciones estadounidenses en territorio europeo.
El 16 de abril de 1948 se fundó la OECE (Organización Europea para la Cooperación Económica) con el fin de administrar las ayudas del Plan Marshall, que crearía la primera estructura de cooperación económica para la Europa occidental capitalista. Estas estructuras dieron paso a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero ya en la década de los 50, integrada por la República Federal Alemana, Francia, Bélgica, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos. Con el Tratado de Roma, en 1957, estas mismas naciones constituyeron la Comunidad Económica Europea (CEE), el antecedente directo de la actual Unión Europea. Y también serán estos mismos países, junto con Suiza, los que participen en la primera edición del Festival de Eurovisión en 1956.
En 2015, la OTAN desclasificó una serie de documentos. Dos de ellos hacían mención al Festival de Eurovisión. Con fecha de noviembre de 1955, uno de esos documentos expone que sería conveniente la creación de un festival que denominaron Festival del Atlántico Norte, y que tomaría como modelo 'Les Nuits de l'Armée', un festival de bandas militares que se celebraba en Francia, apoyados por una propuesta de la BBC británica. Un segundo documento, con fecha del 17 de febrero de 1956, es el acta sobre la creación de este festival.
Eran los años de la Guerra Fría, y la propaganda buscaba asegurar tanto la influencia militar de la OTAN, como la influencia económica por la vía de la Comunidad Económica Europea. Una alianza en la paz, pero sobre todo en la guerra. Incluida la Guerra Fría, que con la doctrina Truman había cambiado los objetivos políticos globales de EEUU, algo que afectaría también al joven Festival de Eurovisión.
"Boicot contra Franco"
Mientras aprovechaban la reconstrucción de una Europa devastada por el nazismo y el fascismo para establecer estructuras de dependencia hacia los EEUU, se produjo un lavado de imagen de las dictaduras, de génesis fascista, que seguían en pie en Europa.
Portugal entró en la OTAN desde su inicio, mientras EEUU firmó pactos con Franco. España debutaría en Eurovisión en 1961, la nación lusitana en 1965. Un año antes, en 1964, un espontáneo saltaría al escenario del concurso con una pancarta donde se leía "Boicot contra Franco y Salazar".
La televisión danesa —dicen que por error— borró la grabación del festival de ese año. En 1963, en el mundo entero se llevaron a cabo protestas por el asesinato del militante antifranquista, Julian Grimau. Sin embargo, en 1968, la España de Franco ganó por primera vez este concurso. Era necesario limpiar la imagen del régimen pese a que las torturas, los estados de excepción o la persecución política continuaban. A fin de cuentas, España mostró signos de aperturismo con su nueva política económica, impulsada por el ministro franquista Alberto Ullastres en 1959, que estableció una reestructuración productiva y financiera que abrió las puertas a la inversión extranjera, léase EEUU y sus aliados europeos. Aunque este fuese el inicio del deterioro productivo nacional.
Tras el fin de la Guerra Fría y la expansión de la OTAN hacia el este, la antigua Europa socialista, así como las ex repúblicas soviéticas, incluida Rusia, se integran en el Festival y comienzan a tener protagonismo dentro del mismo. De forma paralela muchos de estos países se integraban en la OTAN o en la Unión Europea. Sin embargo, el país exsoviético con más éxito en el festival es, sin dudas, Ucrania.
La primera victoria de Ucrania en Eurovisión fue en 2004, en los prolegómenos de la conocida como 'revolución naranja'. Dos años después del golpe de Estado del Maidán y en medio de una guerra civil en el país, en 2016, Ucrania volvió a obtener la victoria con una canción titulada '1944', que hacía mención a la deportación de tártaros de Crimea durante la II Guerra Mundial acusados de colaboracionismo nazi.
Explicar la historia de los tártaros de Crimea daría para varios artículos, sin embargo, lo que no se puede poner en duda es la utilización política de este acontecimiento histórico, dos años después del referéndum que supuso la expulsión de Ucrania y anexión del territorio de Crimea a la Federación Rusa como consecuencia directa del golpe de Estado de 2014. De nuevo, el festival que se dice a sí mismo apolítico volvió a caer de forma flagrante en una polémica muy politizada, y a su vez, afín a unos intereses determinados.
En 2022, Rusia fue expulsada del concurso por el inicio de la operación especial; ese mismo año, Ucrania ganó por tercera vez. Más allá de las múltiples polémicas en relación con la puesta en escena y gestos interpretables durante la actuación, sin lugar a dudas, podemos afirmar que el representante ucraniano incumplió las normas del "apolítico" festival cuando al terminar pidió al público ayuda para Azovstal, una fundición de hierro y acero en la ciudad de Mariupol, donde se encontraba acorralado el batallón neonazi Azov.
Sin embargo, esto no generó mayor controversia para los organizadores del certamen. Más aún, ganó pese a que países como Rumanía cuestionaron el sistema de votaciones.
Muy diferente en este sentido ha sido la persecución contra la significación política este año en relación con Palestina. El cantante sueco de origen palestino Eric Saade fue sancionado en semifinales por portar un pañuelo palestino anudado a su muñeca; igualmente, fue censurado el mensaje final de Bambie Thug, la representante de Irlanda, que pedía algo "tan terrible" como un alto al fuego en Gaza. Y, al contrario que con Rusia y Bielorrusia, el Israel no fue expulsado del certamen.
Mientras que consideran inaceptable exigir que dejen de bombardear a niños en Palestina, los organizadores de este certamen asumen que pedir ayudas para batallones neonazis es un acto claramente "apolítico".
En ese sentido, siguiendo la estela de sus predecesores, la representante ucraniana de este año también dejó constancia apolítica de sus sentimientos neonazis, cuando se hizo público un vídeo donde vestía con una sudadera que reivindicaba a Stepán Bandera, reconocido colaboracionista nazi ucraniano y uno de los héroes nacionales del actual régimen de Kiev. Un hecho que ha causado controversia sobre todo en Polonia, que si bien es un país de la OTAN, también es una nación con historia y que fue víctima de las masacres de este criminal de guerra ahora reivindicado apolíticamente por el régimen ucraniano.
Eurovisión es una puesta en escena, con más interés político que artístico. Quizás no deberíamos preguntarnos si el certamen cayó en alguna contradicción, sino más bien, ¿qué tienen en común el régimen de Franco, el actual régimen de Kiev y la limpieza étnica que llevan a cabo los sionistas en Palestina? En los intereses geopolíticos de la OTAN obtendremos la respuesta.
Actualidad RT
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