Falleció el ecologista Antonio Elio Brailovsky
A los 76 años de edad falleció el escritor, ambientalista, economista y docente Antonio Elio Brailovsky. Era Licenciado en Economía Política, especialista en Medio Ambiente y docente de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Universidad de Belgrano. También se desempeñó como Profesor Invitado en las Universidades de Salta, La Plata, La Matanza, Río IV, Mar del Plata, San Martín y San Andrés en Argentina; en las Universidades Ezequiel Zamora, José Antonio Páez y Pedagógica de Maracay en Venezuela, y en las Universidades: Nacional Sedes Medellín y Maracay, Central de Bogotá y Surcolombiana de Colombia.
Brailovsky fue Convencional Constituyente de la Ciudad de Buenos Aires, rol desde el cual escribió los textos básicos para el capítulo ambiental de esa Constitución. Como Defensor Adjunto, estuvo a cargo de la primera Defensoría del Pueblo Ambiental del mundo en la Ciudad de Buenos Aires.
Autor de decenas de obras de investigación en temas ambientales y de narrativa. Algunos de sus libros son: Memoria Verde: Historia ecológica de la Argentina; Historia ecológica de Iberoamérica; Buenos Aires, ciudad inundable; Historia Ecológica de la Ciudad de Buenos Aires; Ésta, nuestra única Tierra; La ecología en la Biblia; Mariano Moreno, tiempo de opresión.
Brailovsky padecía cáncer. Al momento de su muerte se encontraba con su esposa en su vivienda ubicada en la localidad bonaerense de Pehuajó.
Durante varios años tuve el privilegio de contarlo como columnista en temas ambientales y de ecología en el programa “Metrópolis” que se emite los martes de 21:00 a 22:00 por FM La Boca (90.1). Aquí reproduzco una de las últimas entrevistas que hicimos en el Día Mundial del Medio Ambiente
El mundo está avanzando en las peores decisiones energéticas
-Doctor, he leído por ahí algo que lo toca de cerca, que avanza la mega obra para reducir la contaminación del Riachuelo.
-No, no es reducir la contaminación del Riachuelo, es cambiar la contaminación de lugar, que no es exactamente lo mismo.
-Ya me parecía cuando vi ese título.
-Es decir, la contaminación del Riachuelo es algo muy visible que está ahí nomás. Lo que están haciendo es un caño muy grande para enviar las cloacas y las descargas industriales sin tratar, lejos, río adentro. El problema es el cambio climático, es decir, el Río de la Plata es un estuario, esto significa que el agua vuelve con las mareas. Además, que con el cambio climático está ascendiendo el nivel del mar, está ascendiendo el nivel del río, por lo que va a volver mucho más frecuentemente. Vamos a tener más sudestada y durante cada vez más tiempo la contaminación del Riachuelo va a apuntar hacia las tomas de agua. De modo que es bastante peor que escupir para arriba.
-¿Por qué hacen esto? Parece irracional como lo plantea usted.
-Depende para quién. El problema es que en la medida en que los funcionarios no son demasiado idóneos y no hay demasiado control las obras públicas las terminan decidiendo los contratistas. Al contratista lo que le interesa es un inmenso consumo de cemento y una obra inmensa, cuanto más grande mejor. Más allá de que sea útil el problema es la falta de control de lo que se va a hacer, de evaluaciones de impacto ambiental y demás.
-Yo no sé si sigue integrando usted esta suerte de comisión asesora que se había conformado en algún momento. Pero si deciden hacer una obra de esta naturaleza, una inversión importantísima, ¿los que se supone que son expertos en el tema son consultados?
-Definitivamente no. Aparecen los proyectos y uno supone que los hacen los contratistas, los que van a ganar las licitaciones. No me pregunte cómo saben que van a ganar una licitación antes de ganarla, porque eso ya hace al folclore de la picaresca criolla.
-Bien, quiero que conversemos un poco acerca de la aprobación del trigo HB4, porque eso ha generado numerosos debates. Uno de los aspectos que genera discusión es su resistencia al glufosinato de amonio, herbicida que es más tóxico que el glifosato, pero los que están a favor de la aprobación del trigo HB4, lo consideran un punto menor. Sin embargo, la empresa Bioceres en las presentaciones de sus productos dice lo contrario. ¿Cuál es su evaluación respecto de este tema?
-Argentina tenía y tiene muy buen mercado del trigo tradicional, no necesita trigo transgénico. Han dicho que le ponen resistencia a las sequías y demás, pero lo importante es que tiene resistencia a un herbicida que se supone matará al resto de las malezas. Herbicida vendido por empresas asociadas, entonces la cosa es vender las semillas y el herbicida.
El problema es que cuando uno entra en la hoja de seguridad del herbicida, del glufosinato de amonio, que lo fabrica la empresa BASF, una química internacional, uno empieza a mirar toxicidad en ecosistemas no se sabe, toxicidad a largo plazo no se sabe, capacidad para producir cáncer no se sabe, capacidad para nacimientos deformes no se sabe. Se sabe en aquellos aspectos que se sabe, ya sea toxicidad pura, cuánto hace falta para matar a alguien, eso está investigado. Efectos a largo plazo, si provoca cáncer, si provoca nacimientos deformes no se sabe.
Ahora el nivel de irresponsabilidad que significa aprobar que algo se tire masivamente en los campos, no que se haga en un laboratorio, sino que se tire a campo abierto en cientos de miles de hectáreas, algo cuyas consecuencias no se saben, encima una de las pocas cosas que sí se sabe es que es muy peligroso para la vida acuática. En ningún lugar dicen a qué distancia de los cursos de agua hay que fumigar.
Los funcionarios y los empresarios están desesperados porque haya dólares, les han dicho que esto trae dólares y no han preguntado más. A la población se le vende publicidad entonces la gente cree saber algo porque le entregan la publicidad de la empresa. Por supuesto un canal de televisión donde avisan las empresas que invierten en esto dirán que esto es una maravilla, llamarán a un supuesto especialista que lo defienda. Pero a mí me parece realmente muy peligroso, por un lado, aplicar masivamente un herbicida cuyas consecuencias sobre el medio ambiente y sobre la salud pública no se conocen.
-¿Qué significa que es un herbicida más tóxico que el glufosinato?
-Que cantidades más pequeñas provocan más daño. La toxicidad de un producto se mide por la cantidad que puede hacer daño. El glifosato se necesita más para dañar. Esto para producir el mismo daño lo hace con menos cantidad.
-Pero digamos, ¿ya conocemos cuáles son las consecuencias de la aplicación del glufosinato?
-Sí, absolutamente.
-Eso está estudiado.
-El glufosinato de amonio, hay un montón de precauciones extremas que hay que tomar cuando se aplica. Esa parte es la que está estudiada, la que se sabe que llaman los médicos intoxicación aguda. El problema es la intoxicación a largo plazo, es decir, con cuántos poquitos a lo largo de cuánto tiempo la gente va a desarrollar cáncer. Esa cantidad de poquitos y de tiempos no se sabe. Tal vez no haya mucho interés en investigarlo, claro.
-Lo quiero llevar a una problemática ajena hasta cierto punto, porque se desarrolla en otra parte del mundo que es el conflicto en Ucrania. ¿Cómo incide ese conflicto en la contaminación atmosférica causada por combustibles fósiles? Y, ¿en qué medida afecta la preservación del planeta, por lo menos el objetivo de eliminar para el 2050 la totalidad de las emisiones de carbono originada por carbón, petróleo o gas?
-Por un lado, hay que tener en cuenta que los peores contaminantes existentes son los explosivos, es decir, no son solamente los gases de efecto invernadero como los caños de escape de los automóviles, sino que cada explosivo que tiran son gases que afectan la atmósfera y el clima.
Por otro lado, esta guerra ha servido como pretexto para que se disparara una estampida de proyectos gasíferos carboneros y petroleros en todas partes. Con la idea de ‘vamos a bloquear a los rusos’ y la única manera de bloquear a los rusos es producir más allá y postergar todos los proyectos climáticos.
-Un buen ejemplo de eso sería Vaca Muerta.
-Sí. Y un pésimo ejemplo serían los proyectos de exploración y explotación de petróleo en el Mar argentino donde también en ambos casos se incursionan en tecnologías peligrosas. Una cosa es sacar petróleo a pocos metros del suelo, en el caso de Comodoro Rivadavia, o como se hacía hasta ahora en el mar, sacar petróleo a 200 metros de profundidad, y otra cosa es sacar petróleo o gas a 3.000 metros donde la empresa que lo haga no tiene ningún control con lo que está pasando, y no tiene ninguna manera de reparar un accidente si ocurre. Así que lo que se está haciendo es avanzar en las peores decisiones energéticas.