Fin del "momento liberal"
El prominente filósofo ruso Alexandr Duguin expone que el ascenso de figuras políticas como Donald Trump, que critican abiertamente el globalismo y el liberalismo, es una manifestación del colapso de la unipolaridad y la hegemonía occidental y del liberalismo como su ideología dominante.
Sin embargo, la posibilidad misma, en el caso de la unipolaridad, de aplicar el término "momento" a la época de la primera aproximación a la "victoria global del capitalismo" —no desde el sistema ideológicamente opuesto (el comunismo), sino desde dentro, por parte de los expertos estadounidenses— abre una perspectiva muy especial, aún poco deliberada y desarrollada, pero cada vez más clara.
¿No deberíamos suponer que el colapso franco y evidente del liderazgo occidental y la incapacidad de Occidente para ser una instancia universal de poder legítimo en sentido pleno (que se refleja en la noción del "momento unipolar" que está llegando a su fin) tiene también una dimensión ideológica? ¿No significa el fin de la unipolaridad y de la hegemonía occidental, el fin del liberalismo?
Esta consideración viene confirmada por el acontecimiento político de gran relevancia: el primer y segundo mandato de Donald Trump como presidente de EEUU. La elección por parte de la sociedad estadounidense como presidente de un político que critica abiertamente el globalismo y el liberalismo es una viva expresión del hecho de que incluso en el centro del Occidente unipolar ha madurado una masa crítica de insatisfacción con el principal vector ideológico y geopolítico del dominio de las élites liberales.
Además, el elegido de Trump como vicepresidente de EEUU, J.D. Vance, caracteriza explícitamente su visión del mundo como adherente de la "derecha posliberal".
El liberalismo figuró como término negativo durante toda la campaña de Trump, aunque se refería más específicamente al "liberalismo de izquierdas" como ideología del Partido Demócrata. En los círculos más amplios del "trumpismo de base", sin embargo, el liberalismo se ha ido convirtiendo en una palabrota y ha pasado a verse como algo inseparable de la degeneración, la decadencia y la perversión de las élites gobernantes.
En la ciudadela del liberalismo, EEUU, por segunda vez en la historia reciente ha ganado un político extremadamente crítico con el liberalismo, y sus partidarios no escatiman en demonizar directamente esta corriente ideológica.
Por tanto, podemos hablar del fin del "momento liberal", del hecho de que el liberalismo, que parecía haber vencido en perspectiva histórica y derrotado de una vez por todas a la ideología, resultó ser solo una de las etapas de la historia mundial, y no su fin.
Y más allá del liberalismo, tras el fin del liberalismo, al otro lado surgirá gradualmente una ideología alternativa, un orden mundial diferente, un sistema de valores diferente.
El liberalismo resultó no ser un destino, no el fin de la historia, no algo irreversible y universal, sino solamente un episodio, una época histórica con un principio y un final, con límites geográficos e históricos claros.
El liberalismo se inscribe en el contexto de la Modernidad occidental. Ganó batallas ideológicas contra otras variedades de esta Modernidad (el nacionalismo y el comunismo), pero al final se derrumbó, llegó a su fin.
Y con ello llegó el fin del momento unipolar de Krauthammer y el ciclo aún más extenso de la dominación colonial de Occidente a escala planetaria que comenzó con la Era de los Descubrimientos.