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Europa, EE.UU., Medio Oriente :: 07/06/2024

Fuerzas del cielo y turbulencia

Mónica Peralta Ramos
El apoyo a Ucrania y al sionismo desnuda el ejercicio unipolar del poder global estadounidense, al tiempo que erosiona la legitimidad de los organismos internacionales

Hace días, los Presidentes de Rusia y China se encontraron en Pekín para profundizar su alianza estratégica y firmar un nuevo acuerdo de cooperación política y económica. Este acuerdo sintetiza la profundidad de los cambios producidos en los dos últimos años en el escenario internacional y expone tanto la emergencia de un mundo multipolar como el fracaso de una estrategia estadounidense que durante décadas buscó controlar a Eurasia, el continente más grande y rico del planeta, fomentando la rivalidad entre Rusia y China y las divisiones entre los países de la región.

Uno de los principios explícitos de este nuevo acuerdo entre Rusia y China es el rechazo a "la mentalidad de la Guerra Fría, que busca asegurar una hegemonía unilateral... (y) la confrontación entre bloques políticos, planteando un peligro directo al mantenimiento de la paz y la seguridad en el mundo". En su lugar, Rusia y China promueven la cooperación internacional respetando los intereses y la seguridad de todas las naciones, en el marco de la legislación y las regulaciones emanadas de las Naciones Unidas y sus distintos organismos surgidos después de la Segunda Guerra Mundial. Bajo estas premisas, China y Rusia fomentan "la emergencia de un mundo multipolar y una globalización económica basados en un multilateralismo genuino", desarrollando espacios que, como los BRICS [1], permitan "unir al sur global y volverlo más poderoso". Al mismo tiempo, alertan sobre el peligro inminente de una tercera guerra mundial y se comprometen a implementar "iniciativas de paz" que pongan fin a los conflictos más candentes que puedan desembocar en un enfrentamiento entre potencias nucleares.

Este acuerdo se concreta en momentos en que crece la escalada militar en Medio Oriente y cobra impulso la intervención militar de la OTAN en Ucrania para contener la ruptura de las líneas de defensa del Ejército de Ucrania en la frontera con Rusia.

¿Hacia una guerra nuclear?

Desde el inicio de la guerra, Putin dejo en claro que el envío de tropas y armamento sofisticado a Ucrania por parte de los EEUU y de la OTAN implicará una intervención directa en la guerra, y advirtió que en ese caso Rusia responderá usando todo el arsenal que tiene para defender su seguridad nacional. Ocurre que, para golpear profundamente y con precisión dentro del territorio ruso, se necesita equipo y armamento que requiere información, reconocimiento espacial, tecnología y personal entrenado, elementos que Ucrania no tiene y que sólo pueden ser provistos por la OTAN.

En los últimos meses, y ante el progresivo colapso del Ejército de Ucrania, el Macron propuso a sus pares europeos y a la OTAN el envío inmediato de tropas francesas y de esta organización a Ucrania junto con armamento sofisticado capaz de golpear en profundidad dentro del territorio ruso [2]. Hace un mes, Putin advirtió a Francia y a Inglaterra que, si continuaban enviando "entrenadores" y material de guerra sofisticado a Ucrania, arriesgarían la seguridad de sus poblaciones, y anunció el inicio de ejercicios militares con armas tácticas nucleares en la frontera rusa.

Estas advertencias no pusieron fin a la iniciativa de 'Le petit roy', que se dio en paralelo con un aumento de los objetivos civiles destruidos en Rusia, incluyendo varias refinerías de petróleo. La semana pasada el jefe de la OTAN propuso a los países miembros levantar las restricciones impuestas a los envíos de armamento y el gobierno estadounidense hizo lo propio, asegurando que Ucrania se comprometía a respetar ciertas restricciones. Ucrania, sin embargo, atacó (aunque sin alcanzar) por estos días dos radares de misiles balísticos intercontinentales que forman parte del sistema de defensa nuclear ruso, algo de gravedad extrema en lo que hace al desencadenamiento de una guerra nuclear. Esto y las noticias sobre posibles ejercicios militares de la OTAN con armas tácticas nucleares en territorio de Ucrania llevaron al Presidente Putin a advertir nuevamente sobre la gravedad de la situación y las consecuencias catastróficas que una guerra nuclear tendrá sobre el mundo entero.

Medio Oriente: del poder unívoco a la multipolaridad

En paralelo con estos incidentes, esta semana Israel bombardeó a un sector de la población de Rafah, en el sur de Gaza, próximo a la frontera con Egipto. Este sector concentra las carpas de refugiados palestinos llegados desde el norte de Gaza siguiendo órdenes impartidas por el Ejército israelí. Este bombardeo expresó una vez más el desacato del régimen israelí a todos los requerimientos de las Naciones Unidas y sus organismos para poner fin al conflicto: desde el veto al cese al fuego ordenado por el Consejo de Seguridad, al veto a la creación del Estado de Palestina propuesto por la Asamblea de las Naciones Unidas, al rechazo abierto a las decisiones de la Corte Internacional de Justicia y a las amenazas proferidas por el régimen de Israel contra los miembros de la Corte Penal Internacional, luego de que esta decretara que Netanyahu y otros funcionarios israelíes eran cómplices de genocidio.

El gobierno estadounidense coopera con esta escalada militar israelí enviando todo tipo de equipo y armamento militar e impulsando la posición del régimen de Israel en los distintos organismos de Naciones Unidas. Todo esto desnuda el ejercicio unipolar del poder global estadounidense, al tiempo que erosiona la legitimidad de los organismos internacionales y profundiza su impotencia para cumplir los objetivos y funciones para los que fueron creados. También expone la crisis del liderazgo de EEUU en Medio Oriente, una región que concentra las mayores reservas mundiales del petróleo y es crucial para el dominio del petrodólar como moneda internacional de reserva.

Casi en simultáneo con el bombardeo de Rafah, la semana pasada el Ejército sionista protagonizó un enfrentamiento armado con un batallón militar de Egipto en la frontera con este país. El gobierno de Egipto ha sido hasta ahora un aliado indispensable para las políticas de Israel y del gobierno estadounidense en la región. El enorme endeudamiento y crisis económica de Egipto que, sumados a las críticas al gobierno por su posición "tibia" en la causa palestina y al fuerte apoyo popular a esta última, configuran un escenario de creciente inestabilidad política y coarta el éxito de la estrategia estadounidense en la región. Esta busca consolidar la alianza de Egipto y Arabia Saudita con Israel e impedir, al mismo tiempo, el avance de la cooperación económica y política de China con los países árabes, especialmente con Arabia Saudita y Egipto.

Al momento del incidente militar, el Presidente egipcio se encontraba en Pekín entrevistándose con Xi Jinping junto con los Presidentes de los Emiratos Árabes Unidos, Baréin, y Tunicia. Ya hay 12 países árabes involucrados en esta "cooperación estratégica" que llegó a superar en poco tiempo los 250.000 millones de dólares de inversión y a duplicar esa cifra en materia comercial. Asimismo, China ha cumplido un rol crucial en la articulación de acuerdos políticos y económicos entre los países de la región, especialmente entre Arabia Saudita e Irán, y promueve el fin de la invasión a Gaza y el inicio inmediato de una negociación de paz entre Israel y Palestina, basada en el reconocimiento del Estado de Palestina y de los derechos de su población.

Este objetivo unifica a los países árabes desde la invasión genocida de Israel a Gaza y contradice la estrategia estadounidense, que por décadas postergó la realización de los acuerdos de Oslo buscando conformar una alianza sólida entre Arabia Saudita, Egipto y otros países árabes con un Israel que repudia abiertamente la posibilidad de un Estado palestino.

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Notas

[1] Organización de países, originalmente constituido por Sudáfrica, China y Rusia, que busca realizar transacciones financieras y comerciales al margen del dólar.

[2] Respondía así a los reclamos del Presidente del régimen ucraniano, quien ha convocado a una conferencia de paz en Suiza para el mes de julio, pero ha excluido de esta a Rusia; se niega a negociar con el gobierno de Putin y cree que la solución sólo puede emanar de un triunfo militar de Ucrania.

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