Golpe de estado en Bolivia: debates pendientes y silencios cómplices
Nuestra época, posterior a la crisis del 2008, es la del neocolonialismo imperialista. Las cadenas de formación de valor se desglosan, tercerizan y globalizan mientras la producción capitalista -manteniendo el control de las empresas y estados centrales- se relocaliza en sus unidades productivas desplazándose y amplificándose hacia el Sur Global. Se intensifica la superexplotación de la fuerza de trabajo (mayormente feminizada y precarizada). La búsqueda voraz y desbordada de los recursos naturales del Tercer Mundo se torna fundamental y vital para diminuir el valor del capital constante y contrarrestar la caída de la tasa de ganancia en plena crisis capitalista mundial. Un proceso que en tiempos de catástrofes ambientales, cambios climáticos y escasez de recursos no renovables, supera el viejo colonialismo del reparto del mundo en "zonas de influencia". Las asimetrías entre distintas formaciones sociales alientan una nueva división internacional del trabajo, reproduciendo jerarquías, dependencias, dominaciones y profundizando el desarrollo desigual del capitalismo a escala mundial.