Grecia: el despertar de la lucha de clases en Europa
Entre todo lo que está quedando en evidencia es lo monolítico del pensamiento único en materia económica. Aquí en Euskal Herria, tanto los medios de comunicación vascos como españoles (hasta los que en otras materias pueden parecer “más progresistas”) han cerrado filas contra el pueblo griego y su gobierno legítimo. El mensaje desplegado viene desde los más altos lugares de los centros de creación de opinión, y ningún medio osa la más mínima modificación: los griegos son un pueblo irresponsable, poco trabajador, no sabe administrarse a sí mismo, chantajista, vividor a crédito permanente y gobernado por “populistas”.
Todo esto está ocultando el hecho más esperanzador acaecido en Europa en los últimos cincuenta años. Sí, Grecia ha dejado al descubierto la mentira de las “izquierdas domesticadas” europeas, sustentadas en la “lucha política” y muestra que la realidad subyacente –hoy en el primer centro de los focos- es la “lucha de clases” más cruel. Lucha obviada por esas izquierdas, incluso por la izquierda abertzale institucional.
La izquierda europea, incluida la vasca, se ha centrado en “la política” y olvidando la economía-política se ha dejado llevar por la fantasía. Es fácil creer que, al final, todo es política y que por lo tanto se puede cambiar la relación de fuerzas y que todo es posible. Hemos olvidado que la política, en última instancia, es el resultado de la realidad material de las relaciones económicas y de clase. Esa es una afirmación muy profunda de Karl Marx, siempre que sea comprendida correctamente, siempre que no sea mecánica. La esencia de esta afirmación es que no todo es posible mediante la política.
Y eso es lo que acabamos de ver en Grecia: un pueblo con voluntad de cambio, una acumulación política suficiente que desea liderar el cambio y una Troika que entiende la negociación en los términos : “Decide: me lo das o te lo quito”. Y este marco de negociación es inamovible porque está dentro de un marco de capitalismo global y salvaje, sobre el que los pueblos parecen no poder opinar. Ahora Grecia acaba de descubrir eso, que la política tiene un límite. Si quiere lograr otras cosas políticamente, tiene que cambiar el marco institucional-financiero de la Europa de los mercaderes.
No hay otra manera y la tragedia para las clases populares europeas es que sus “izquierdas” han obviado esta cuestión. Si no es así, sino es un problema ideológico, la conclusión es más dura: la izquierda europea (y la vasca) donde Syriza se está mostrando como excepción, tiene miedo al poder. Se disfraza y oculta detrás de grandes palabras. Se alude al poder de los trabajadores, de los movimientos sociales, pero se “gestiona” el poder delegado por el marco institucional-financiero, pensando que con una gestión no corrupta, ya basta. Tenemos ¡un miedo profundo al poder!, al poder real del plante, del referéndum, de cuestionarnos los dogmas del BCE, del FMI, de la insumisión económica, de imaginarnos un mañana sin euro. Dado que nuestras izquierdas no quieren enfrentarse al aquí y ahora, hablan de un futuro “derecho a decidir”, de acumular siglas políticas.
Grecia nos ha despertado del cómodo sueño, y muestra que esto solo tiene un nombre: Lucha de clases
Y en esta lucha está el capital frente el pueblo. Y el capital debe demostrar que ningún pueblo puede “chantajearle”, el pueblo solo puede aspirara a obedecer y acatar las medidas disciplinarias que se le impongan, para entrar en “el buen camino”.
1 El capital estos días lo escenifica el BCE. El BCE no tiene la autoridad, no solo moral, sino legal, para decirle al gobierno Tsipras lo que tiene que hacer. Su arrogancia y prepotencia se basan en una violación no solo de la Carta Social de Europa, sino también de las leyes que rigen la Eurozona, tal como han señalado muchos parlamentarios europeos. El BCE está actuando fuera de los límites legales existentes en Europa, comportándose como una institución política que, además, no se siente responsable frente a nadie, pero mostrando permanentemente que es un lobby de la banca más que un banco central. No olvidemos sus puertas giratorias, dirigido por el mismo Sr. Draghi que ayudó a la oligarquía griega a falsificar las cuentas cuando era el vicepresidente por Europa de Goldman Sachs -compañía que, al esconder el tamaño del déficit, contribuyó a que más tarde las medidas de austeridad fueran particularmente intensas (Grecia es el país de la Eurozona que ha hecho mayores sacrificios –desmantelando su Estado del Bienestar- para reducir su déficit). Y hoy, Draghi, sin perturbarse, instruye a Tsipras para que sea disciplinado y haga lo que el BCE y los otros elementos de la Troika (la Comisión Europea y el FMI) le ordenan, y que han llevado al país al desastre.
La rama política de este capital financiero –los partidos conservadores y liberales, con la inestimable ayuda de los partidos socialdemócratas (que todavía tienen la osadía de autotitularse socialistas tras haber abandonado cualquier atisbo de parecerse a tal tradición política), han establecido una dictadura en la Unión Europea que ha estado imponiendo políticas sumamente impopulares que carecían de mandato popular (pues no estaban en sus programas electorales), alcanzando su máximo desarrollo en Grecia y en España.
2 El pueblo griego, hoy con opciones de demostrar su dignidad en la lucha, es el totalmente machacado en la primera fase de esta batalla. Desde 2008 se ha destruido en este país, todavía pobre en Europa, el 25% de su riqueza nacional o PIB, esta destrucción es mayor que la riqueza destruida en Francia y en Alemania durante la I Guerra Mundial. Sus pensiones y sus servicios públicos del Estado del Bienestar están siendo diezmados, y los convenios colectivos que defienden al mundo del trabajo están siendo enormemente debilitados. La destrucción de derechos económicos, sociales y laborales, es análoga a la desarrollada en España, Portugal e Irlanda y se ha estado realizando en colaboración con las élites corruptas y antidemocráticas que han gobernado Grecia, España y Portugal durante muchísimos años, herederas de sus respectivas dictaduras. Son estas élites las asustadas por no poder sacar más de 60 € diarios, en España la ayuda a familias desempleadas sin ningún recurso es 420 € al mes, ellos no disponen más que de 14 euros diarios, no por hallarse en el corralito, sino en el umbral del matadero.
Pero machacado no quiere decir derrotado. El pueblo griego puede regenerar la izquierda europea, si todos los que nos consideramos de izquierdas tomamos el testigo de esta lucha de clases, y sin miedo a ejercer el verdadero poder popular decimos que no reconocemos el poder elitista emanado de este marco institucional-financiero, que se desparrama por todas las instituciones públicas europeas. Grecia nos muestra la dignidad, no podemos ser espectadores, Paul Krugman, Joseph Sglitz, dos premios Nobel de economía dicen que Grecia debe decir No, Euskalherria, España, la Europa de los pueblos debe entonar un No y llevarlo a cada parcela institucional. La lucha de clases pide que nos enrolemos.