Guerra, pobreza y virus rodean cese unilateral al fuego del ELN
Sin embargo, en distintas regiones del país crece la preocupación porque el Estado aún no llega a resolver necesidades básicas y siguen operando otros grupos armados.
En departamentos como Norte de Santander, Chocó o Nariño, donde la guerra se ha mantenido durante décadas y la guerrilla del Eln ocupa espacios dejados por las extintas Farc y se ha fortalecido militarmente, los niveles de pobreza son elevados y se complementan con la angustia de una posible propagación del Covid-19, sin que existan los recursos para atender a quienes se afecten.
El confinamiento de las comunidades en estos departamentos ha sido constante desde mucho antes de la pandemia y algunos líderes aseguran que ahora es peor porque se juntan guerra y enfermedad, que difícilmente las comunidades podrán aguantar. Lo que se acerca para estas regiones, prevén algunos, es una crisis humanitaria de graves proporciones, jamás vista en el país.