Hebe (II)
Hebe construyó su liderazgo en los años más negros de la dictadura siendo un fiel exponente de una mujer de familia trabajadora que salió de su cocina y de su casa para reclamar por la aparición con vida de sus hijos que eran militantes políticos y habían sido secuestrados. Recorrió ese camino a puro instinto y a puro amor, transformado en rabia contra los militares represores y sus socios civiles y eclesiásticos.
Después del secuestro y asesinato de Azucena Villaflor, se puso al frente de la Asociación Madres de Plaza de Mayo y encabezó la resistencia a la dictadura y su denuncia en el plano internacional. Fue parte de un proceso político extraordinario de ese grupo de mujeres, que empezó reclamando por la aparición de sus hijos y terminó reivindicándolos como militantes revolucionarios.
En toda su trayectoria política Hebe mostró rasgos de su personalidad, como alguien que nunca dejó de ser una doña de barrio: pasional, solidaria, subjetiva, arbitraria, leona en la defensa de su cría, lúcida, inconveniente. Su figura puede vestirse con los versos que Maria Elena Walsh le dedico a Eva Perón: ”Bruta como un diamante en un chiquero ¿Quién va a tirarte la última piedra? Quizás un día nos juntemos para invocar tu insólito coraje”.
Y sucede así, porque Hebe fue parecida a Eva Perón, aunque su vinculación con el peronismo fue cambiante. Pasó de posiciones de izquierda con un fuerte sesgo antiperonista a la adhesión al kirchnerismo.
Después que se fue la dictadura y con los primeros gobiernos constitucionales que la precedieron Hebe siguió exigiendo Juicio y Castigo para los genocidas y fue capaz de ampliar su mirada sobre los DDHH acompañando las mejores luchas sociales y sindicales, y promoviendo un aporte formativo desde la Universidad de las Madres.
Admirada por su intransigencia, temida por su franqueza, valorada por su disposición de poner el cuerpo, Hebe llegó a convertirse en una referente de las mejores energías revolucionarias del país y quedó inmortalizada el 20 de diciembre de 2001, enfrentando las fuerzas represivas del gobierno de De la Rua en Plaza de Mayo.
Hebe fue convocada, al igual que otros líderes sociales, por Nestor Kirchner para acompañar su gobierno, y asumió ese compromiso. Quienes no compartieron su posición y reclamaron por la independencia política de los organismos de DDHH frente al gobierno, conocieron su furia y su descalificación.
Los ultimos años de Hebe la encontraron en soledad. Al fallecimiento de muchas madres que la habían acompañado en los primeros tiempos, se sumó su desconexión con las nuevas generaciones de luchadores sociales que se identificaron en el movimiento de DDHH con otras referencias. Hebe quedó atrapada en una vinculación con referentes políticos del oficialismo que si por un lado la contenían por su prestigio, por otro lado la padecían como una presencia incómoda.
Los buenos tiempos donde podía juntarse con Hugo Chávez, Fidel Castro y Evo Morales para debatir sobre el socialismo y la independencia de Nuestramerica, fueron precedidos por momentos más oscuros donde el pragmatismo político de los dirigentes argentinos aconsejó bajar banderas y promover nuevas alianzas.
Pocos días antes de su muerte su admirada Cristina Fernández reivindicaba ante más de 60.000 personas en La Plata la teoría de los dos demonios, esa explicación que reduce la luchas de los años 70 a un combate entre dos bandos que reivindicaban a la muerte como instrumento político.
Los últimos tiempos de Hebe la encontraron resistiéndose a ser convertida en una pieza de museo. Sobre el Presidente Alberto Fernández, había declarado recientemente: “Pero usted, con cada mentira, es una palada de tierra que abre su fosa y ahí va a caer, en esa fosa que usted mismo está abriendo”; “¿Él se cree que porque se junta con los ricos va a ser como ellos? Ya es como ellos, piensa solamente en la plata, en los ricos y en los de arriba. Los de abajo no contamos”.
El Gobierno argentino declaró tres días de duelo por la muerte de Hebe, y pidió que la selección usara un brazalete negro. La oposición de derecha lamenta con lágrimas de cocodrilo la desaparición de Hebe. La historia popular la recordará como lo que fue, una gran lider social que fue diluyendo su influencia políca en la medida que bajaron sus apuestas.