Hezbolá y la guerra que perdió Israel
Hezbolá se ha mantenido como era. No ha sido destruido o desarmado, ni siquiera desplazado de donde estaba. Sus luchadores han demostrado su valor en la batalla e incluso se han ganado elogios de soldados israelíes… En Israel hay ahora un ambiente general de decepción y abatimiento. —Uri Avnery, escritor israelí.
La misma conclusión vino de todos los frentes después de la guerra que duró 33 días este verano por parte de Israel contra Hezbolá y Líbano. Este resultado no solo ha sacudido a los militares israelíes. También fue un golpe tremendo para George Bush y su socio Tony Blair en su intento por rescatar la hegemonía global estadounidense del desastre de su aventura en Iraq. El gobierno estadounidense por lo menos se insinuó en su complicidad con el ejército israelí y es muy probable que estuvieran involucrados en la planificación del ataque que se desató el 12 de julio, según el periodista estadounidense Seymour Hersh.2 Su objetivo era sencillo. Los israelíes iban a asestarle un golpe tremendo a la influencia iraní en el Líbano —y esperaban también golpear la influencia que ejercía Irán sobre los chiíes en Iraq— como parte de la ofensiva contra Irán mismo...
(Artículo publicado en 2006)