¡Éste es un secuestro! Encapsulan marcha por presos del 2 de octubre

Al pasar por la Alameda Central y observar que cientos de granaderos habían rodeado a unos cien manifestantes en medio de la Avenida Juárez, un señor de mayor edad comentó en voz alta: ¡Éste es un secuestro!

La marcha pacífica había partido de la Estela de Luz el miércoles 16 de octubre a alrededor de las 5 de la tarde rumbo a las oficinas de Gobierno del Distrito Federal (GDF) para exigir libertad a todos los presos políticos del 2 de octubre.

En el transcurso de la marcha SubVersiones reportó que "nos informan que personas no identificadas y vestidas de civil, están grabando el rostro de los asistentes, con actitud intimidatoria. Cuando uno de nuestros camarógrafos se acercó al individuo [vestido con chamarra negra con gorro y pantalón gris], la persona le golpeó y agredió repetidamente. Esto sucedió a la altura del cruce de Paseo de la Reforma y Av. Insurgentes. El individuo corrió al verse cuestionado por otras personas."

La marcha nunca llegó al Zócalo. El gobierno de Miguel Mancera ya había tomado una decisión digna de cualquier estado policiaco del mundo: encapsular y así impedirles el paso a los familiares, estudiantes, jóvenes, artistas, trabajadores, anarquistas, socialistas, comunistas, observadores de derechos humanos y periodistas de medios libres que no están dispuestos a dejar a los compañeros encerrados en los reclusorios de la ciudad.

¿Quiénes son los presos políticos del 2 de octubre arbitrariamente e injustamente encarcelados? José Alejandro Bautista Peña, Abraham Cortez Ávila, Víctor Efrén Espinoza, José Daniel Palacios, Ilia Adad Infante Trejo, Miguel Adrián Gutiérrez, Salvador Reyes Martínez, e Iriban Ibinarriaga Ramírez, todos de los cuales se encuentran en el Reclusorio Norte; Mario González García (Reclusorio Oriente) y Andrés Pérez Rosales (Reclusorio Sur). La mayoría habían salido ese día a conmemorar la Masacre de Tlatelolco, repudiar la represión, oponerse a la desastrosa reforma educativa y apoyar las legítimas demandas del magisterio, aunque algunos se encontraban en la zona de conflicto por razones personales. Los motivos e historias de vida de los presos pueden variar, pero ninguno de ellos merece la privación de su libertad o el trato violento y denigrante que todos han recibido.

A pesar de la ausencia de micrófonos dentro del encapsulamiento, varias personas tomaron la palabra. Una compañera dijo que la marcha se dirigía al Zócalo con el fin de que una comisión de padres, abogados y gente de derechos humanos entrara a dialogar con las autoridades “para exponer la inocencia de nuestros compañeros que cayeron presos el 2 de octubre y que injustamente están siendo procesados. Está marcha viene pacífica. No ha habido ningún acto de violencia, pero el gobierno de Mancera una vez más nos deja claro del lado a quién está. No está del lado del pueblo. No está del lado de los estudiantes, del lado de la gente que trabaja. Nos manda la policía para criminalizar la lucha social, para meternos miedo, para asustarnos, para intimidarnos. Sin embargo, sabemos que tenemos la razón y que no vamos a caer en su juego. No vamos a dar un paso atrás. . .”

Una compañera dio información sobre el preso político Mario González García, quien lleva 9 días en huelga de hambre en el Reclusorio Oriente, y leyó un comunicado suyo. Ella dijo que “Mario fue bajado del transporte público junto con otros compañeros antes de llegar a la marcha. Fueron lesionados. Fueron torturados. Fueron desaparecidos durante más de cuatro horas antes de ser presentados al Ministerio Público. Como resultado de la tortura, Mario aún tiene lesiones en el cuerpo que no han sido atendidas. Y a pesar de esto, el compañero nos manda saludos y sigue resistiendo. En el reclusorio está siendo intimidado y presionado por varios funcionarios para ya concluir su huelga de hambre. . . Tenemos un estado terrorista que nos habla de violencia cuando ellos son los que usan la violencia. Nos hablan de un fantasma llamado anarquismo al cual se supone debemos temer, y para defendernos de él nos mandan policías y militares. Éste es el Estado que tenemos, un Estado que está en constante violencia contra la población en general, ya no sólo contra el movimiento social, y que nos está reprimiendo fuertemente cada día más. No podemos seguir en estas circunstancias.”

Un compañero destacó que Enrique Peña Nieto y Miguel Mancera temen a los activistas y por eso los encierran. Afirmó que los presos incluyen obreros, un artesano y estudiantes de Filosofía y Letras de la UNAM, de la FES Acatlán y la UAM Azcapotzalco, que ni siquiera se conocían entre sí. “Todos fueron criminalizados. Los jueces no pudieron mostrar un solo video, una sola fotografía mostrando su culpabilidad, pero sí hay fotos de gente vestida de civil, gente entrenada por el gobierno para reventar una marcha, para criminalizar a los que no visten como ellos, a los que no piensan como ellos, a los que no son mediocres como ellos, a los que no se arrodillan frente a un presidente que compró la presidencia de la República. Es cierto. Somos poquitos aquí. Pero este país está sublevándose. En este país ya se están moviendo padres de familia, maestros, trabajadores. En Veracruz y Chiapas se han tomado presidencias municipales. Hay cercos alrededor de centros de PEMEX que las policías no han podido romper. Hacia allá vamos. La inconformidad está creciendo. Nosotros somos parte de esa semilla. No nos intimidan ser poquitos. Sabemos que de nuestro lado está la razón, está la justicia. . .”

¡Que nadie se calle! ¡Los presos a la calle! Las y los compañeros encapsulados gritaron consignas, cantaron y discutieron las opciones que tenían ante la represión del encapsulamiento. Por fin aceptaron replegarse hacia el Monumento de la Revolución para luego seguir con la lucha.