Investigando el 11-M en el extranjero : Guinea Ecuatorial y su petroleo (1/6)


El año pasado cumplió 20 años el 11-M, y parece que las líneas hayan empezado a moverse en la búsqueda de la verdad sobre este evento trágico, como lo indicaron las ventas récords del libro de Lorenzo Ramírez, Las claves ocultas del 11-M. Este periodista especializado en economía y geopolítica compara el 11-M con el atentado más reciente contra el gasoducto Nord Stream. En esta ocasión quedó claro que toda la clase dirigente de un país europeo con estatus de vasallo – en este caso Alemania – prefirió hacer la vista gorda a acusar a la superpotencia extranjera a la cual está sometida. Sin embargo es bastante obvio que fueron los servicios norteamericanos quienes llevaron a cabo este ataque, mortal desde el punto de vista económico. De hecho el presidente Biden casi lo había anunciado en una rueda de prensa: "Si Rusia invade [...] ya no habrá un Nord Stream 2, le pondremos fin", y cuando le preguntaron cómo conseguiría esto: "prometo que seremos capaces de hacerlo" [1]
Este caso ha contribuido a que mucha gente se planteara la idea de que algo similar pudo haber pasado en el 11-M, es decir, que contemplara la hipótesis de que el 11-M fuera cometido por el supuesto aliado norteamericano. Y que la clase dirigente española lo sabría perfectamente, pero no lo podría asumir públicamente porque es completamente sumisa y dependiente de esta superpotencia tutelar. Más adelante volveremos a recordar los antecedentes históricos del sospechoso en ese tipo de maniobra criminal, y explicaremos su móvil probable: obtener el apoyo de los europeos para invadir mas países de Oriente Medio. También cabe subrayar que a esta pista apuntan varios indicios materiales, expuestos tanto en el libro de Lorenzo Ramírez como en mi documental Un nuevo Dreyfus [2].
Sin embargo hay que reconocer que a pesar de todos esos indicios materiales, antecedentes y móviles, a primera vista esta teoría parece presentar algunas incongruencias. Por ejemplo, si el plan estadounidense era reforzar la propaganda del choque de civilizaciones con un falso ataque islamista en Europa, para que los europeos les ayudasen mucho mas en su cruzada en Oriente Medio, entonces ¿por qué el presidente del gobierno Aznar – el gran socio de los americanos – no acusó a Al Qaeda, sino a ETA? El objetivo de la serie de artículos que empezamos a publicar es proponer explicaciones a este tipo de incoherencias aparentes. Dicho de otra manera vamos a intentar resolver los flecos que parecen no cuadrar con la hipótesis de que el autor intelectual y material del 11-M son unos servicios secretos vinculados a EEUU o a la OTAN (organismo totalmente bajo el control de EEUU), tipo Gladio.
Siendo francés (y además de mi acento, ¡temo que se note en mi forma de escribir!), debo reconocer que probablemente no soy el investigador del 11-M que mejor conoce las trastiendas del sistema judicial, policial y político español. Sin embargo, como suele ocurrir con las debilidades, en ocasiones se ha convertido en una fuerza. Y eso me animó a interesarme en acontecimientos ocurridos fuera de España, planteándome sus posibles conexiones con el 11-M. Veremos que dos eventos internacionales – que a primera vista no tienen nada que ver – pueden ser las últimas claves que nos faltan para entender completamente lo que pasó ese día trágico.
7 de marzo del 2004: golpe de Estado fallido en Guinea Ecuatorial
El primer hilo del que tiraremos es un evento que llamó la atención a muchos investigadores, por la cercanía en las fechas: 4 días antes del 11-M ocurrió algo rarísimo en la única ex-colonia española en África subsahariana, Guinea Ecuatorial. Aquel día se frustró un golpe de Estado contra Teodoro Obiang, el presidente-dictador de este país pequeño pero con unos de los mayores yacimientos de petróleo del continente.
Los golpes de Estado son bastante frecuentes en esta región del mundo pero este tenía unas características muy anacrónicas, ya que fue ejecutado directamente por mercenarios blancos. Parecía un golpe al estilo de la época del colonialismo, cuando las potencias imperialistas tenían un fuerte sentimiento de impunidad y les daba igual aparecer a través de la cortina, moviendo los hilos. Ya hace muchísimo tiempo que esas potencias suelen tomar más precauciones para esconder sus intereses detrás de actores locales.
En cambio en el caso de esta intentona de golpe, se veía claramente que varios países occidentales estaban involucrados. Entre ellos estaba España, que se encargó de trasladar a Guinea Ecuatorial el que tenía que convertirse en el nuevo presidente de este país, Severo Moto, auto-proclamado presidente del gobierno en exilio, que residía en España. Además, España mandó buques de guerra a las aguas Ecuatoguineanas durante esos días. Pero, al parecer, esos buques y el contingente que transportaban no iban a atacar directamente al régimen de Obiang, sino que tenían que estabilizar la situación una vez derrocado el régimen, porque la operación clave del golpe quedaba en las manos de los anglosajones.
El golpe de mano en sí lo organizaron varios dirigentes de empresas de seguridad con vínculos notorios con los servicios de inteligencia norteamericanos, británicos y sudafricanos (o sea empresas de mercenarios, como Executive Outcomes). Simon Mann, Nick du Toit, Ely Calil, Mark Thatcher (el propio hijo de Margaret), entre otros, reclutaron a un centenar de mercenarios africanos y se pusieron a la cabeza de este comando para hacerse con las riendas de Guinea Ecuatorial. Pero el día 7 de marzo, el avión que los transportaba allí fue interceptado durante su escala en Zimbabue por la policía de este país, así que el golpe fracasó.
Tan extraordinaria intentona de golpe de Estado asombró a todos los que la investigaron. Sorprendía que los golpistas hubieran emprendido un proyecto tan aventurero, y tan arriesgado dado la cantidad de gente que estaba al corriente. Durante años, los que investigamos el 11-M le dimos vueltas al asunto. Llamaba mucho la atención la cercanía entre las fechas de estos dos eventos geopolíticos tan inauditos, ambos estrechamente relacionados con el gobierno de Aznar. Parecían dos piezas procedentes de un mismo puzzle, pero resultaba difícil ver cómo encajaban. Buscábamos respuestas en libros como The Wonga Coup del periodista británico Adam Roberts, sin duda el más completo sobre este golpe.
El papel de Aznar en este golpe
Pero fue otro libro sobre esta intentona que me produjo un cambio de perspectiva decisivo, que acabaría modificando también mi comprensión del 11-M. Este libro era titulado Reconstitution du complot international contre la Guinée-Equatoriale, publicado en francés por el investigador holandés Mark Blaisse. Solo fue una frase. Más bien una pregunta, que este autor planteaba en un capítulo dedicado al gobierno español de esa época. Pero la respuesta que sugería llevaba consecuencias de importancia mayúscula. Daba una indicación clave sobre el estado de ánimo de Aznar en esos días de marzo del 2004, como veremos mas adelante.
Lo que Mark Blaisse preguntaba era: "¿A cambio de qué Aznar apoyó a Bush en su invasión a Irak?" Y la verdad es que nunca antes me había planteado las cosas así. Sencillamente nunca había cuestionado mas allá las razones de este apoyo de Aznar a Bush. Lo había dado por algo casi natural, sin pensarlo más. Ambos líderes tenían como tema favorito la lucha contra el terrorismo, aunque sus enemigos eran distintos. Ese apoyo también parecía cuadrar con el patriotismo profesado por Aznar, que deseaba que España destacara entre los países europeos, reacios a invadir Irak.
Pero volviendo a pensarlo bien, en realidad este respaldo a los planes norteamericanos no era para nada natural, porque desde el principio le había costado muy caro a Aznar. Lo que le costó fue nada menos que la posibilidad de presentarse para otro mandato como presidente del gobierno, ya que la inmensa mayoría de los españoles se oponía a la guerra en Irak y no le iba a perdonar haber involucrado a sus fuerzas armadas en esa invasión. De hecho es muy probable que Aznar haya abandonado la idea de presentarse a otro mandato porque sabía que los electores lo castigarían, y no por razones éticas (lo cual no cuadra con su estilo de gobernanza)
Su apoyo a la guerra de Bush le costó muy caro a Aznar. ¿Entonces por qué lo hizo? ¿A cambio de qué? Mark Blaisse aporta una respuesta en su libro: a cambio los anglosajones habrían prometido a Aznar el control de una parte de los yacimientos petrolíferos de Guinea Ecuatorial. La idea era que el futuro presidente ecuatoguineano, Severo Moto (amigo de Aznar), otorgara la gestión de esos recursos a una empresa controlada por el presidente español. Así este podría contar con un puesto muy lucrativo para su post-presidencia, ya que a partir de mediados de marzo del 2004 se quedaría sin trabajo, al dejar la presidencia del gobierno.
De hecho, entre los documentos que salieron a la luz en Guinea Ecuatorial durante la investigación judicial del golpe, figura un contrato que los golpistas firmaron con Severo Moto para "repartirse el pastel". Este contrato esta incluido en los anexos del libro de Blaisse. Aparte de sumas de dinero importantes, y de la nacionalidad ecuatoguineana para los participantes en el golpe, este contrato preveía la creación de una compañía denominada Newco, dirigida por los golpistas. Esta empresa hubiera sido la encargada de nombrar a todos los altos mandos en los sectores claves del nuevo Estado Ecuatoguineano: policía, ejército, aduana, ingresos, telecomunicaciones, etc. ¡O sea que los golpistas iban a tener el control efectivo del país! Y por supuesto, entre los puestos que se tendrían que repartir, algunos iban a ser muy lucrativos, como los vinculados a la producción petrolífera.
El único golpista que es nombrado abiertamente en este contrato es Simon Mann. A todos los demás se les refiere como "su equipo". Aunque posiblemente de forma indirecta, es altamente probable que Aznar contara entre los miembros de este equipo. Según testificaron varios procesados por el golpe, tenían instrucciones para actuar “antes del fin del mandato de Aznar”. Y sobre todo declararon que a las reuniones de preparación del golpe asistía un tal Antonio Sánchez, empresario español, como enviado especial de Aznar. Esas reuniones conspirativas tenían lugar en hoteles como el "Duque de Alba" en Madrid, y Sánchez estaba presente el día que Severo Moto firmó el contrato. En una entrevista con Mark Blaisse, el propio presidente Obiang le contestó que estaba convencido de que Aznar había apoyado a Bush en Irak, a cambio de que los anglosajones ayudaran a Aznar para derrocarlo a él. Y que este acuerdo se había hecho durante el famoso encuentro de las Azores.
Tal acuerdo no dejaría de recordar otra intentona fallida que el dúo Bush/Aznar lanzó en otro país petrolífero, Venezuela, el 11 de abril del 2002. ¿Puede que este golpe de Estado contra Hugo Chavez ya formara parte de algún tipo de acuerdo entre los dos, para intentar ofrecerle algo a Aznar desde el 2002, a cambio de su respaldo a la cruzada de Bush en Oriente Medio? (Evidentemente tampoco sería difícil adivinar qué pudiera haber sido este algo, en un país con tantos recursos petrolíferos. Pero al fallar este golpe, Aznar no consiguió nada en Venezuela, al igual que no conseguiría nada en Guinea Ecuatorial 2 años después.)
En consecuencia, teniendo en cuenta que el golpe de Estado en Guinea Ecuatorial fracasó el 7 de marzo, podemos suponer que en los días previos al 11-M Aznar se sentía engañado: había ayudado a Bush (y esto le había costado muy caro), pero a cambio no había recibido nada. Veremos en el próximo capítulo que este estado de ánimo de Aznar – que pensaba que había sido engañado o traicionado por los norteamericanos – puede ser la clave que explica su actuación unos días después, cuando al ocurrir el 11-M se lanzó a acusar a ETA.
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Notas:
[2] Enlace del documental Un nuevo Dreyfus: https://vimeo.com/204151970. Entre esos indicios materiales, existe un elemento que ha pasado desapercibido hasta hoy. Recordemos que un avión, involucrado en el escándalo de los vuelos secretos de la CIA, despegó de Mallorca a toda prisa el día siguiente del atentado. Pues da la “casualidad” de que el general americano que ocupaba el puesto de jefe supremo de la OTAN visitaba frecuentemente Mallorca en aquella época, supuestamente por su relación sentimental con una mallorquina, según la explicación de uno de los periodistas que investigó esos vuelos secretos de la CIA. Diario de Mallorca, 4 de abril del 2005 y 30 de noviembre del 2008: https://www.diariodemallorca.es/ultima/2008/11/30/general-entra-casa-blanca/414425.html