Investigando el 11-M en el extranjero : Guinea Ecuatorial y su petroleo (2/6)


Para entender por qué el presidente Aznar acusó a ETA de haber cometido el 11-M, en nuestro artículo anterior nos interesamos en el golpe de Estado fallido en Guinea Ecuatorial, ocurrido cuatro días antes. Este golpe fue organizado principalmente por anglosajones y iba a beneficiar personalmente a Aznar, pero fracasó. Entonces Aznar debió de sentirse engañado: había apoyado a los norteamericanos en Irak, pero a cambio no había recibido nada. Hoy nos vamos a enfocar en la actuación de Aznar el día 11 de marzo, pero antes abramos un paréntesis para recordar el contexto tan particular de esos años, bajo la presidencia de George W. Bush.
Marzo del 2004: el contexto internacional
En el 2001 el Pentágono había adoptado un plan – desvelado años después por el General Wesley Clark [1] – para conquistar 7 países de Oriente Medio en un plazo de 5 años: Irak, luego Siria, Líbano, Libia, Sudán, Somalia e Irán. ¡Así que, en realidad, la guerra de Irak solo era una primera etapa! Con el paso de los años se puede comprobar que todos los países de esta lista han sido desestabilizados o directamente atacados. Pero este plan tardó mucho más en concretarse a causa de un obstáculo grande: la falta de apoyo, desde su primera etapa, por parte de los aliados europeos de Estados Unidos. Francia y Alemania se negaron a enviar tropas a Irak, e Italia y España enviaron unos efectivos muy reducidos: unos 1000 soldados.
En estas circunstancias, un atentado bajo bandera falsa en suelo europeo, atribuido a Al Qaeda, hubiera podido servir para convencer a las opiniones públicas europeas y a sus gobiernos para que se implicasen mucho más en esta cruzada. Por lo tanto, lo que los ultras del Pentágono necesitaban era, por supuesto, que Aznar acusara inmediatamente a Al Qaeda por el 11-M. Lo ideal hubiera sido que también acusara a algún país de la lista de W. Clark de haber ayudado a Al Qaeda a cometer el atentado [2], al igual que Irak había sido falsamente acusado de colaborar en el 11-S.
De hecho el presidente Aznar parecía programado para cumplir ese papel, ya que llevaba años involucrado en la propaganda de la "guerra contra el terror islamista". Había declarado delante del propio congreso español que ya habían sido arrestados en España colaboradores de Abu Musab Al-Zarqawi, quien, según la propaganda de los medios, planificaba atentados en Occidente, a la vez que dirigía la resistencia en suelo iraquí contra el ocupante norteamericano (con la supuesta ayuda de países vecinos como Siria). Esas declaraciones de Aznar habían provocado bastante sorpresa en el entorno de la inteligencia española en la época.
Al nivel judicial se contaba probablemente también con el juez Baltasar Garzón, que se encargaba hasta entonces de las redes islamistas en España. Acusaba a Irán de amparar la cúpula de Al Qaeda y se consideraba a sí mismo como el campeón mundial de la acción judicial en su contra, siendo el único juez del mundo que demandó oficialmente a Bin Laden por el 11-S (ya que recordamos que en los propios Estados Unidos nunca existió ningún caso abierto en ese sentido).
Todo parecía estar preparado para desatar una reacción en cadena: el 11-M tenía que ser la chispa que desembocaría en una nueva guerra, contra uno de los países de la lista mencionada, y esta vez con la ayuda masiva de los ejércitos europeos. Pero pasó algo inesperado con Aznar y este plan falló.
11 de marzo: en la mente de Aznar
Volvamos a centrarnos en el momento decisivo. ¿Por qué Aznar decidió acusar a ETA? Al ocurrir el 11-M es probable que entendiera que los norteamericanos podían estar detrás de la matanza, a través de estructuras clandestinas de la OTAN como las redes Gladio. Esas redes ya habían cometido atentados bajo falsa bandera durante la guerra fría, en el marco de lo que se llamó la “estrategia de la tensión”, destinada a generar miedo en la población hacia el “peligro rojo”. También debió de entender que sus aliados transatlánticos necesitaban que él siguiera con la propaganda de la "guerra contra el terror" islamista, que había adoptado desde hacía unos años. Debió de intuir esta expectativa de los americanos, ya que posiblemente solo lo habían puesto al corriente del plan con medias palabras, como se suele hacer en las altas esferas del poder.
Por lo tanto, teniendo en cuenta su sentimiento de que sus socios americanos lo habían engañado con el tema de Guinea Ecuatorial, podemos suponer que Aznar habría pensado algo así como "¡Qué caraduras son esos Yankees! Otra vez esperan de mí que les siga el rollo del choque de civilizaciones y que acuse a Al Qaeda por el atentado. A mí este tema ya me ha costado muy caro, ya que me impide volver a presentarme a las elecciones. Y además no me han dado nada a cambio, como me habían prometido. Ese golpe de Estado que montaron en Guinea Ecuatorial, ¡fue tan cutre! O sea que no me pagan, pero encima me vuelven a pedir más cosas. ¡Qué descarados! Pues voy a olvidarme de ellos y hacer lo que a mí me viene mejor: acusar a ETA."
En otras palabras, Aznar consideraba que sus socios norteamericanos no habían cumplido con su palabra a propósito de Guinea Ecuatorial. Pero a pesar de haber fallado el golpe de Estado allí, ellos habían decidido seguir con el paso siguiente de su agenda: el macro-atentado en Europa. Al sentirse engañado, Aznar tampoco se sintió obligado a cumplir con su parte del acuerdo tácito, la de acusar a Al Qaeda cuando ocurriera el atentado.
Entonces él también traicionó a sus socios: pensó que desde un punto de vista personal le vendría mejor acusar a ETA, ya que este tema siempre le había servido en su carrera política. También pudo influir en su mente susceptible el deseo de vengarse de sus socios, por los muertos en suelo español, y/o la humillación que le suponía tener que hacer la vista gorda. De tal manera que poner trabas a los planes norteamericanos también pudo permitirle satisfacer ese deseo de venganza.
Volviendo a la pregunta al origen de esta serie de textos, las acusaciones de Aznar a ETA no son completamente contradictorias con la tesis de que los norteamericanos montaron este falso ataque islamista. Evidentemente ellos esperaban otra cosa por parte de Aznar, es decir que acusara a Al-Qaeda. Lo que pasó fue que él “les salió rana”, probablemente porque se sentía traicionado por el tema de Guinea Ecuatorial. Entonces no se pudo arrancar toda una maquinaria de acusaciones a Al Qaeda, a Al-Zarkawi y a países de Oriente Medio. En consecuencia el atentado no logró su objetivo de generar más consentimiento en las opiniones públicas europeas (y en sus dirigentes), para nuevos proyectos bélicos en esa región del mundo. O por lo menos se consiguió en medidas mucho menores a las previstas. Por eso Fernando Múgica decía que el 11-M había sido “un tiro que salió por la culata”.
Otra cosa que decía Fernando Múgica era que este atentado no tenía nada que ver con las elecciones tres días después. Veremos por qué en el próximo capítulo.
Notas:
[1] Su entrevista en el canal Democracy Now en 2007: https://www.youtube.com/watch?v=Eo6u9DpASp8
[2] Esto nos recuerda las primeras declaraciones del ex-comisario Villarejo sobre el 11-M que salieron en la prensa. Según él, la orden de ejecutar el atentado habría sido dada a través de una llamada telefónica, realizada por un agente secreto de Marruecos y de otro país no identificado desde el suelo sirio.
Teniendo en cuenta que Marruecos es un aliado de los países occidentales, esto cuadraría perfectamente con la hipótesis de un atentado ejecutado bajo falsa bandera, con el fin de que Siria fuera acusada de complicidad en el atentado. Dicho esto, no se puede saber en qué medida lo que dice Villarejo le es dictado por los servicios de inteligencia para enrevesar aún más el tema. Obviamente no es una persona cuya palabra sea muy fiable. Pero es posible que esta primera declaración haya sido un tipo de mensaje oculto con destino al Estado profundo español, amenazando con desvelar todo lo que él sabía sobre el 11-M si lo dejaban demasiado tiempo en la cárcel.