Investigando el 11-M en el extranjero: Francia y el caso del grupo AZF (6/6)


En nuestros dos últimos artículos, describimos y luego interpretamos el rocambolesco caso del grupo AZF, que salió a la luz en Francia a principios de marzo del 2004, o sea justo antes de que se cometieran los atentados de Madrid. Vimos que los misterios de este caso eran probablemente inentendibles si no se hacía un paralelo con el 11-M. Hoy nos vamos a plantear las cosas al revés: ¿podría esta historia extraordinaria, ocurrida en Francia, ayudarnos en algo para entender mejor lo que pasó en la misma época en España? Puede ser que sí, ya que nos va a permitir barajar nuevas teorías con respecto a la situación de alerta terrorista que existía en España justo antes del 11-M.
Nuevo análisis del 11-M a la luz del caso AZF
Recordemos que ese contexto de alerta terrorista era consecutivo a varios supuestos atentados fallidos de ETA durante las navidades del 2003, en el tren Madrid-Irún y en la estación de esquí de Baqueira Beret. Luego, el 29 de febrero del 2004, la Guardia Civil detuvo una camioneta cargada con 500 kilos de explosivos en Cañaveras (Cuenca), conducida por dos miembros de ETA bastante novatos. Recordamos también, como consta en la prensa, que siempre ha habido muchas dudas acerca de la autenticidad de esos casos de atentados abortados.
Teniendo en mente la teoría que acabamos de exponer acerca del caso AZF, vamos a plantearnos dos hipótesis distintas sobre esa serie de intentos fallidos de ETA. La primera es una continuación lógica de cómo acabamos de interpretar el caso del grupo AZF. Podemos suponer que el organismo secreto gaullista que montó esa cortina de humo en Francia también intentó montar cortinas de humo similares en otros países europeos, para que los americanos tampoco pudieran cometer su ataque allí. Por supuesto, poner esas nuevas trabas a los estadounidenses solo era posible en unos países donde los gaullistas podían tener algún protagonismo. Era el caso en España gracias al tema del conflicto vasco, en el cual Francia siempre ha tenido la posibilidad de ejercer cierta influencia.
Por lo tanto nos podemos plantear como hipótesis que los gaullistas lograron manipular a ciertos elementos de ETA desde el territorio francés, para montar una operación de intoxicación similar a la de AZF, pero esta vez alrededor de la banda vasca. Los gaullistas se habrían arreglado para que unos comandos de ETA pusieran en marcha unos atentados, pero que la policía española los detuviera, y sobre todo que los casos salieran en los medios de comunicación en el momento adecuado (es decir poco antes del ejercicio de la OTAN). Comparando esta operación con la del grupo AZF la mayor diferencia hubiera sido la manipulación de verdaderos terroristas (en este caso etarras), ya que en el caso AZF todo era un invento y no hubo necesidad de manipular a ningún miembro de ninguna banda real.
Si esta hipótesis es correcta, los atentados fallidos de ETA podrían considerarse como señuelos destinados no tanto a despistar a Aznar, sino más bien a sugestionar a la opinión pública española en general (Aznar incluido). Dicho de otra manera esos señuelos hubieran servido para persuadir a los españoles de que un ataque de ETA estaba a punto de producirse, según la misma lógica que en el caso AZF y con el mismo fin: servir de contramedida, para convencer a los servicios secretos atlantistas de que no era el buen momento para cometer su falso atentado islamista en este país.
Esta primera hipótesis – de una operación de intoxicación llevada a cabo por los gaullistas del Estado profundo francés – estaría confirmada por las coincidencias en las fechas de esas dos campañas de intoxicación, en Francia y en España. Ambas empezaron en diciembre del 2003, y ambas contaron con una operación clave en el terreno que tuvo lugar con un día de diferencia solamente: 29 de febrero para la camioneta detenida en Cañaveras y 1 de marzo para la supuesta entrega del dinero a AZF por helicóptero. Como si esas dos campañas hubieran sido pilotadas desde un mismo sitio. (Cabe señalar que ademas de explicar el tema de las alertas previas al 11-M, esta primera hipótesis también podría ser una explicación a la pregunta que nos hacíamos en el artículo anterior: ¿por qué Aznar acusó a ETA? Pero sorprendería un poco que Aznar se dejara engañar por la contramedida de los gaullistas tan fácilmente, a pesar de todas sus conexiones en las fuerzas de seguridad, o sea, que tuviera un papel tan pasivo en esta historia.)
¿Aznar detrás de las alertas terroristas previas al 11-M?
Merece la pena examinar una segunda hipótesis, en la cual Aznar tiene mucho más protagonismo. Podemos imaginar que quien montó la campaña de intoxicación – poniendo en escena atentados fallidos de ETA – fue el propio Aznar. ¿Por qué hubiera hecho tal cosa? Posiblemente por patriotismo, es decir, para proteger a sus compatriotas contra un falso atentado islamista. Pero también pudo haber otra razón menos confesable, que se puede intuir a partir de nuestro artículo precedente.
A medida que se acercaba el fin de su mandato, Aznar pudo empezar a tener la sensación de que sus socios americanos lo iban a engañar, o sea que al final no le iban a ofrecer nada a cambio del apoyo que había prestado a la invasión de Irak. Entonces podemos imaginar que decidió montar esa cortina de humo sobre ETA con el fin de presionar a esos socios para que, por fin, le “pagasen” (lanzando el golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, el cual debía beneficiar a Aznar). Hubiera sido ni más ni menos que un chantaje, dando a entender a los americanos el mensaje siguiente: “¿Veis cómo tengo la capacidad de sugestionar a los españoles para que, en caso de ocurrir cualquier atentado, inmediatamente crean que haya sido ETA? Pues hasta que no me paguéis (derrocando a Obiang en Guinea Ecuatorial) voy a mantener esta capa de humo, y así no podréis cometer vuestro falso atentado islamista en España porque no os serviría de nada.”
Lo que ocurrió después lo contamos en los primeros artículos de esta serie: el día 7 de marzo los anglosajones lanzaron su golpe de Estado en Guinea Ecuatorial, aunque era una operación muy arriesgada, y es posible que el chantaje de Aznar les haya forzado a actuar a pesar de esos riesgos. Luego, aunque este golpe fracasó, los norteamericanos ejecutaron el 11-M igualmente, pasando por alto el chantaje de Aznar, posiblemente porque pensaron que al final no se atrevería a cumplir con su amenaza, y/o que iba a conformarse con que hubieran intentado derrocar a Obiang (y que así siguiera confiando en ellos para encontrar alguna otra manera de “pagarle” más adelante). Pero el día del atentado, a la hora de la “verdad”, Aznar habría cumplido con su amenaza tácita, haciendo todo lo posible para que los españoles sospecharan de ETA.
Esa traba que puso a los planes americanos fue suficiente para que ellos no alcanzaran su meta: la de lanzar todo un proceso – a la vez mediático, judicial y geopolítico – que tenía que convencer a los europeos para que apoyaran nuevas invasiones en Oriente Medio. Sin embargo la propaganda de origen estadounidense sobre Al-Qaeda tenía tanta fuerza y tantos apoyos, que al final los españoles tampoco se creyeron la intoxicación sobre ETA. Así que lo que se impuso poco a poco en las mentes fue una versión oficial extremadamente frágil (y demasiado inestable para que los halcones americanos sacaran provecho de ella), según la cual los culpables habían sido un grupo heterogéneo de islamistas, sin conexiones internacionales.
Cabe subrayar que las dos hipótesis que hemos expuesto, sobre los atentados fallidos previos al 11-M, no se excluyen mutuamente. Es perfectamente posible que las dos sean verdad a la vez, es decir, que de alguna manera Aznar y los franceses gaullistas se hubieran puesto de acuerdo y hubieran colaborado para montar esa operación de intoxicación alrededor de ETA, aunque sus motivos para hacerlo fueran distintos.
Conclusión
En nuestros tres últimos artículos describimos una guerra oculta entre servicios secretos pro- y anti-atlantistas, cuyo campo de batalla luego se desplazó en Madrid. Confrontando los casos del grupo AZF y del 11-M, parece ser que se arrojan luz mutuamente. Eso nos ha llevado a barajar todo un abanico de hipótesis y sub-hipótesis en cuanto a la serie de atentados fallidos justo antes del 11-M. Lo mas seguro es que esas alertas terroristas no fueron auténticas y que fueron más bien unos señuelos. Hasta aquí estamos de acuerdo con muchos investigadores independientes del 11-M.
Donde discrepamos es en lo siguiente: esos señuelos no estaban destinados a despistar a Aznar, sino más bien a sugestionar a la opinión pública española. Ya sea por parte del propio Aznar o de los gaullistas franceses o de ambos, que habrían llevado a cabo esta contramedida para disuadir a los atlantistas de cometer el atentado. Por lo tanto esos señuelos no habrían sido montados por servicios secretos norteamericanos, y su meta no hubiera sido engañar a Aznar para que el PP perdiera las elecciones. Entonces no habría ninguna contradicción entre esos señuelos y la teoría de la autoría de EEUU en el 11-M.
Llegamos al final de esta serie de textos sobre las incoherencias aparentes de dicha teoría. Haciendo paralelos con dos eventos internacionales de la época – el golpe de Estado fallido en Guinea Ecuatorial y el caso del grupo AZF en Francia – propusimos un forma de resolver todas esas incongruencias, ya estén antes, durante o después de los atentados. Antes: el señuelo de los atentados fallidos atribuidos a ETA. Durante: la decisión de Aznar de acusar a ETA en vez de Al-Qaeda. Y después: el vínculo de los atentados con las elecciones del 14 de marzo.