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Cuba :: 25/09/2022

¿Por qué imputan al Código de las Familias cubanas tener "ideología de género"? Porque es feminista

Georgina Alfonso González
Discurso que enmascara que el capitalismo es una forma de vida pervertida, donde el patriarcado se usa para maximizar ganancias. Hoy referendo

Las luchas feministas contra los cánones patriarcales despiertan la ira de los poderosos, quienes se confabulan para dar nuevos argumentos al patriarcado, no solo desde la ética y la teología sino haciendo uso del derecho y la ciencia. Así se legitima nuevamente la supremacía masculina (el hombre blanco, adinerado, exitoso, viril, seductor) convirtiéndose en norma jurídica y verdad absoluta.

Este nuevo embiste del patriarcado es una reacción desenfrenada contra la fuerza global de las luchas de las mujeres por sus derechos. Ahora, se enfrentan al feminismo desde los discursos de la “cultura de la muerte” y la “ideología de género”, que responde a una oposición monolítica de la dominación patriarcal, contra la perspectiva de género, devaluándolo y creando confusiones sobre el Feminismo.

El Feminismo tiene una diversidad de posicionamientos epistemológicos, políticos e ideológicos. Todas sus corrientes se aúnan en la crítica al patriarcado que justifica la subordinación de la mujer al hombre y naturaliza la misoginia, la homofobia, la heterosexualidad y la violencia contra las mujeres y las niñas.

En Cuba, el feminismo ha acompañado los cambios sociales y políticos más radicales. Cuando hablamos de los aportes feministas a la Revolución cubana nos referimos a la subversión del orden patriarcal y hablamos de: la noción de la vida colectiva y solidaria; la relación entre producción y reproducción en condiciones equitativas para cada mujer y hombre; la lucha permanente por la igualdad de oportunidades de alojamiento, alimentación, trabajo, salud, educación y esparcimientos; la sexualidad plena, segura y responsables; la libertad de asumir compromisos sociales e históricos incompatibles con formas de exclusión o discriminación alguna; compartir tiempos y espacios de cuidados; asumir la maternidad saludable como valor universal y respeto al derecho de la vida digna de las personas.

Estas reivindicaciones impulsan las luchas feministas a nivel local, regional y global. Ellas poseen una fuerza utópica concreta contra el capitalismo patriarcal y apuntan al futuro de la humanidad. El antifeminismo se levanta como fuerza conservadora para frenar el nuevo horizonte histórico que se aviva en medio de la crisis global capitalista.

La identificación del feminismo como “ideología de género” expresa un resurgir del fundamentalismo patriarcal que se vincula a un proceso de expansión neoliberal en la sociedad actual. La proliferación del discurso antifeminista no es un hecho casual ni su fin difiere de la ideología dominante. Según sus voceros: la matriz real del pensamiento feminista y la teoría de género es imponer, a la fuerza, una ideología feminista radical inspirada en la interpretación marxista de la lucha de clases, que en el fondo persigue acabar con la familia tradicional al proponer identidades distintas a la femenina y masculina y promover una sexualidad libre.

La conversión del feminismo en “ideología de género” es una reacción conservadora a la movilización progresista a favor de los derechos de las mujeres y de todas las personas. La defensa a estos derechos es parte de la lucha feminista internacional contra la pobreza y por la igualdad.

Contra la aprobación del Código de las Familias cubanas se levanta una escalada fundamentalista religiosa que comulga con el conservadurismo patriarcal en dos objetivos básicos: mantener su influencia en espacios de socialización (familia, escuela, comunidad) y ampliar su incidencia en la opinión pública usando la campaña de la “ideología de género”.

Las estrategias retóricas y discursivas desplegadas contra el Código de las Familias cubanas apuntan a generar “pánico moral” o “terror erótico” para bloquear la aprobación de normas jurídicas contra el patriarcado, la discriminación y la inclusión de todas y todos.

El discurso sobre la “ideología de género”, de la cual acusan al Código de las Familias cubana, es una campaña ideológica conservadora que atenta contra los derechos de las mujeres y la diversidad sexual. Con el propósito de invisibilizar las relaciones de poder entre los géneros que producen desigualdades, discriminación, exclusión y violencia, se naturaliza el binarismo hombre-masculino y mujer-femenino y la heterosexualidad como única orientación sexual

Tras esa retórica de la “ideología de género” se condena la vida sexual plena, pero se deja impune el tráfico sexual, la mercantilización del sexo, la violencia basada en género, los feminicidios y los actos de corrupción. Con una gran dosis de manipulación simbólica se atenta contra la educación sexual y la cultura del respeto a las diversidades.

La maniobra conservadora contra el Código de las Familias cubanas tiene un objetivo político y económico preciso: justificar el control sobre los cuerpos de las mujeres como objeto de placer y mercancía. La defensa a la familia tradicional, significa una vuelta de las mujeres al hogar, al ámbito privado, dedicadas solo a la procreación, el cuidado y el trabajo sin remuneración.

La campaña contra el Código de las familias cubanas se utiliza como mecanismo de despolitización social. La condena desde púlpitos al Código, por tener “ideología de género”, esconde la reacción conservadora patriarcal, sexista y homofóbica ante los éxitos alcanzados por las mujeres cubanas a favor de la igualdad y la vida digna de todas las personas.

Estamos ante una oleada conservadora con nuevas máscaras patriarcales en el mundo y Cuba no escapa de ello. Cuando se acusa al Código de las Familias de estar penetrado por la “ideología de género”, se trata de abrirle el camino a las concepciones éticas y políticas que sostienen una agenda de privatizaciones de derechos humanos para las mujeres y la comunidad LGTBQ+.

No aceptar el Código de las Familias cubanas es una reacción contra la igualdad, es aceptar privilegios, violencias, exclusiones y sustenta la pérdida de horizontes hacia una vida humana más plena.

En diversos países de la región, con gobiernos ubicados tanto en el espectro de la derecha como de la izquierda, el patriarcado se ha apoyado en grupos religiosos expandiendo pánico moral en torno a políticas de educación sexual, derechos reproductivos y agenda LGBTQ+. En Cuba, en el marco del debate popular sobre la nueva Constitución de 2019, se hicieron públicas muchas manifestaciones a favor de la “familia original” (=padre+madre+hijos) y opuestas al matrimonio igualitario desde posiciones revolucionarias y socialistas. ¿Por qué?

Porque sigue predominando la idea de que la emancipación de las mujeres se alcanza por añadidura con la emancipación integral de la sociedad. Sin embargo, la emancipación plena significa un cambio cultural civilizatorio, una transformación radical de la subjetividad desde nuevas formas de relaciones sociales y vínculos afectivos. Y este es el desafío que asume el Código de las Familias cubanas que se somete a votación.

El afianzamiento de la categoría “ideología de género” como una herramienta para acentuar el rechazo al Código de las Familias cubanas hace una traducción apocalíptica del feminismo como teoría emancipadora y convencen con frases vacías, pero repetidas, de que la ideología de género “acabará con los valores familiares”. Acusan a las feministas de acabar con las familias y bajo la defensa de preceptos basados en la ignorancia y falsos argumentos se refrendan estereotipos de la cultura machista cubana para estimular el voto contra la aprobación del Código de las Familias.

El discurso que habla del feminismo como “ideología de género” enmascara que el capitalismo es una forma de vida pervertida, donde el patriarcado se usa para maximizar ganancias despreciando el trabajo que hacen las mujeres para sostener la vida cotidianamente. El discurso antifeminista que se esconde detrás del concepto “Ideología de género” articula posicionamientos políticos y éticos retrógrados que frenan los cambios necesarios. Ante los argumentos que atentan contra la aprobación del nuevo Código de las Familias cubanas urge el enfrentamiento activo y cohesionado de todas las personas, las instituciones y los colectivos de la sociedad civil, que apuestan por la dignidad y los derechos humanos.

Espacio Feminista “Berta Cáceres” / Instituto de Filosofía. La Tizza

 

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