¿Qué está pasando en Ucrania? ¿Se atreverá Biden a escalar la guerra contra Rusia?
Después de la reciente reunión trilateral (Guterres, Erdogan, Zelensky) en Lviv, Erdogan declaró que está listo para albergar conversaciones de alto el fuego. Por su parte Moscú manifestó estar dispuesto a una reunión Putin-Zelensky. Pero Zelensky se apresuro a dar un portazo: ‘No hay paz sin la retirada de los rusos’.
Evidentemente, exigir la "retirada de los rusos" como requisito previo para una negociación significa rechazar cualquier negociación posible, hoy, mañana o nunca. Los rusos se "retirarían" de los territorios del Donbass que han conquistado, y de Crimea que ya han anexado, solo después de una devastadora derrota militar y política, que no solo derrocaría al actual gobierno sino que imposibilitaría a la Federación Rusa continuar la guerra.
En esencia, los rusos solo se retirarían si EEUU lograra el formidable objetivo político que ha declarado que persigue Washington: “debilitar a Rusia hasta el punto en que ya no le sea posible hacer el tipo de cosas que hizo al invadir Ucrania. (Secretario de Defensa, abril de 2022). Es decir, expulsar a Rusia del rango de las grandes potencias, probablemente fragmentándola.
Por lo general, una condición tan dura para la apertura de una negociación diplomática es impuesta solo por aquellos que están seguros que están a punto de obtener una victoria militar decisiva y que saben que el enemigo es consciente de ello.
¿Es esta la situación militar en Ucrania? ¿Están Ucrania y sus aliados occidentales al borde de una victoria decisiva sobre Rusia? Con toda claridad ¡No!
Según lo que se entienda, leyéndolo con cautela, en Ucrania ocurre exactamente lo contrario. Porque, incluso sin recurrir a la movilización general, Rusia puede ya iniciar una ofensiva capaz de aniquilar a las restantes FFAA ucranianas.
En el combate Rusia ha involucrando a las milicias de las Repúblicas del Donbass y a los combatientes de la agrupación Wagner. Las tropas del ejército ruso solo se han utilizado para bombardear las posiciones fortificadas ucranianas, y no han entrando en combate excepto ocasionalmente. Han tenido mucho tiempo para descansar, reconstituirse, reorganizarse y, en definitiva, están listas para avanzar.
Las mejores tropas ucranianas han sufrido pérdidas incapacitantes, ningún territorio ucraniano tomado por los rusos ha sido recapturado de forma permanente. La contraofensiva anunciada por los ucranianos sigue siendo pura propaganda.
Entonces, ¿por qué Zelensky y la administración estadounidense que lo respalda y lo guía rechazan cualquier tipo de negociación con Rusia? Presento aquí algunas hipótesis.
Hipótesis 1
La administración estadounidense interpreta la situación sobre el terreno de manera diferente y errónea. Es decir, interpreta el actual estancamiento de los combates como un síntoma de incapacidad de Rusia para lograr una victoria decisiva, y cree que el tiempo juega en contra de los rusos.
Occidente repite el probable error de lectura que se hizo al comienzo de las hostilidades. Para el destacado analista de Foreign Affairs, John Mearsheimer:
“Inicialmente, EEUU y sus aliados apoyaron a Ucrania para evitar una victoria rusa y negociar el fin de los combates desde una posición favorable. Pero tan pronto como el ejército ucraniano comenzó a atacar a las fuerzas rusas, especialmente alrededor de Kiev, la administración Biden cambió de rumbo y se comprometió a ayudar a Ucrania a ganar la guerra contra Rusia".
Otro importante experto militar, "Marinus", sostiene que la lectura fue errónea: “Los estadounidenses creían que las derrotas tácticas sufridas por los rusos alrededor de Kiev indicaban las escasas capacidades de las FFAA rusas, mientras que en realidad esta fue una maniobra táctica de libro: sacrificar un peón. Un movimiento planificado y voluntario, como parte de una compleja estratagema de distracción del alto mando ruso destinada a inmovilizar a las tropas ucranianas en el noroeste, para proteger Kiev, mientras la mayor parte de las fuerzas rusas y aliadas se posicionaron en el sureste, el Donbass, colocando a las tropas de la Federación Rusa en una situación claramente favorable”.
Los errores de lectura siempre son posibles; y debe tenerse en cuenta que los asesores militares de la administración estadounidense tienen un fuerte incentivo para no contradecir la línea política oficial.
Ciertamente hay voces discrepantes cualificadas, pero los que dicen verdades desagradables rara vez son escuchados. Todo los iniciados saben que “Marinus” es el general retirado Paul Van Riper, del Cuerpo de Marines. “Marinus” es un caso ejemplar de un especialista capaz de decir verdades indeseables a sus superiores y de salir triunfador en el enorme juego de guerra organizado por el Pentágono llamado “El Desafío del Milenio 2022”.
Hipótesis 2
La administración estadounidense está motivada principalmente por necesidades políticas internas. Se acercan las elecciones intermedias y Biden no puede admitir públicamente que la situación esta muy mal en Ucrania.
Este tipo de consideración eclipsa las evaluaciones estratégicas poniéndolas "en un segundo plano". Pero es de esperar que los formuladores de las políticas de Washington volverán a estos análisis después de noviembre, cuando el equilibrio de poder interno en EEUU sea más claro. Ahora y por el momento, la Casa Blanca se permite ignorar las voces disidentes, aunque estas voces se hayan multiplicando y provengan del propio oficialismo o de fuentes militares altamente calificadas .
Hipótesis 3
Biden está decidiendo, o ya ha decidido, ampliar el conflicto. Una posible ampliación del conflicto podría ser la incorporación al campo de batalla, en Ucrania, de fuerzas polacas y bálticas, tras una solicitud de ayuda militar del gobierno ucraniano; lo que desde un punto de vista legal no implicaría la participación directa de la OTAN en los combates.
Otra posible ampliación del conflicto es una importante maniobra de distracción en Serbia y Kosovo, para obligar a Rusia a proporcionar ayuda militar al gobierno serbio.
Estas (u otras) posibles ampliaciones del conflicto permitirían a Biden ganar el tiempo necesario para organizar logísticamente, en territorio europeo, una fuerza convencional de la OTAN, que incluya un fuerte contingente estadounidense, para combatir en una confrontación convencional directa entre Rusia y la OTAN.
En este caso, Rusia podría entorpecer seriamente la proyección de la fuerza estadounidense en territorio europeo atacando a las embarcaciones que transporten armas y tropas. Y por tanto, esta escalada del conflicto terminaría desencadenando un enfrentamiento directo entre las dos grandes potencias nucleares.
Es probable, que las hipótesis que he propuesto se combinen. Explico: es posible que EEUU haya subestimado las capacidades militares rusas, sobreestimado las suyas y haya malinterpretado la situación sobre el terreno en Ucrania. También es más que probable, que la Casa Blanca este motivada por necesidades políticas internas, y que esté estudiando, o tal vez haya decidido, ampliar el conflicto en Ucrania, a pesar de que la ayuda masiva de Occidente haya fracasado.
Si mis hipótesis se aproximan a la verdad, eso significa que Biden se mantiene apegado a los objetivos políticos que ha declarado perseguir y en los que ha comprometido el prestigio de su nación, y por lo tanto se ve obligado, y dispuesto, a escalar el conflicto con Rusia.
En mi opinión, si hoy Rusia se declara disponible para abrir negociaciones con el gobierno ucraniano, y no lanza un ataque decisivo para aniquilar a las FFAA ucranianas, es probablemente por dos razones: a) para evitar que EEUU tenga una reacción extrema con una nueva escalada y, b) han decido esperar los resultados de las elecciones en EEUU y las reacciones de los gobiernos europeos ante la crisis energética que se espera para el invierno, con las graves consecuencias políticas y sociales que desencadenará.
La relativa inacción diplomática rusa significa que los líderes rusos están tratando de evitar la ampliación del conflicto, porque una escalada puede llevar a una confrontación directa con EEUU, con una catastrófica secuela nuclear.
En este contexto, las naciones europeas están “entre la espada y la pared”. Lo que le sucede a una olla de barro entre dos ollas de hierro lo muestra claramente el destino de Ucrania, una nación que aún no ha tocado el fondo de miseria y violencia que trae la guerra. Sus dirigentes la han arrojado a este abismo con decisiones políticas desafortunadas.
El abismo de la guerra y de la ruina económica y social es muy grande: en este despeñadero también hay lugar para las naciones de Europa. No permitamos que nuestros líderes políticos empujen también a nuestros países al precipicio.
* Profesor de ciencias políticas italiano
observatoriocrisis.com