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Medio Oriente :: 12/08/2005

Irak, esperando la mecha final

Vicky Peláez
El número de muertos estadounidenses supera cuatro mil en estimación de las autoridades puertorriqueñas y no 1,860 que reportó el Pentágono

"La historia lo juzgará. Pero tiene el mejor de los abogados: el olvido".
Roberto Fontanarrosa

En estos días cuando el mundo recuerda con horror el holocausto de Hiroshima y Nagasaki hace 60 años de cuando Estados Unidos borró del mapa con dos bombas atómicas a más de 300 mil civiles indefensos, los grandes medios de comunicación se están encargando de esconder los resultados de la otra barbarie llamada Irak. Nadie muestra a los niños, mujeres , ancianos en sus hogares arrasados por el ejército invasor, pero también le ocultan al planeta que la resistencia de ese país está obligando al Gran Patrón a planificar una "honorable retirada" y negociar el acceso al petróleo, razón de la carnicería

En Irak no usan bombas nucleares, simplemente bombas llamadas "inteligentes" que matan a diestra y siniestra. En los 800 días, desde el inicio de la ocupación ya han muerto más de 100,000 personas indefensas. Pero mientras el recuerdo de las tragedias de Hiroshima y Nagasaki hacen estremecer el mundo, nadie menciona a los muertos de Irak, los pueblos destruidos, los museos saqueados ni las torturas infligidas no producen ya ningún efecto sobre la humanidad sumergida en su sueño de la lucha por el bienestar o sobrevivencia individual.

A nadie le importa que maten a unos cuantos miles de "Rakis" pues todos son presentados como terroristas. Nadie menciona el exterminio de los intelectuales entre ellos 500 científicos, maestros, doctores, etc. Como si la fuerza oscura planificara que Irak no se levante nunca más.

Sin embargo, ni la masacre ni la tecnología sofisticada puede doblegar la guerrilla de la resistencia que tiene enloquecida a las tropas norteamericanas, las que están acantonadas en sus 14 bases, de las cuales salen solamente para las operaciones que involucran no menos de 50 efectivos. A la vez, las reclutadas tropas iraquíes no están listas para afrontar la insurgencia. El país está sumergido en un caos y la falta de autoridad. El petróleo tan deseado por los invasores, ya que sus propias reservas nacionales ya están escaseando, está fuera de alcance debido a la constante destrucción de oleoductos.

El número de muertos estadounidenses supera cuatro mil en estimación de las autoridades puertorriqueñas y no 1,860 que reportó el Pentágono. La Agencia Alemana de Prensa estimó también el número de heridos aliados en 100,000 y no 12,700 como dijo el Departamento de Defensa. La moral de los soldados ya no da para más. De acuerdo a los estudios militares, más de 54 por ciento de los soldados declararon sentirse desmoralizados, especialmente los miembros de la Guardia Nacional y Reservistas, no solamente debido a la guerra sino a la pérdida de su trabajo y la inseguridad económica que los espera a su retorno, si es que logran retornar vivos.

El estrés como producto del miedo y la violencia está afectando significativamente la capacidad combativa. Tal es la situación que el Pentágono tuvo que mandar más de 200 psiquiatras y sicólogos a Irak para formar equipos del control de estrés de combate (CSCT). Ya se sabe que más de 30 por ciento de militares que retornan de Irak o Afganistán sufrirán después de unos cuatro meses una depresión aguda o desorden de estrés post-traumático (PTSD).

Lo paradójico de esta situación es que precisamente en este año el comandante en jefe hizo recortar drásticamente el presupuesto para el Departamento de Asuntos de Veteranos, especialmente para las enfermedades mentales, lo que significa que la mayoría de los necesitados no recibirán ningún tratamiento a pesar de las estimaciones de los especialistas que se necesitarán los fondos para atender a menos unos "300,000 soldados y más".

En realidad, lo que le queda a EE. UU. es salir de Irak lo más pronto posible como lo propone el Instituto para las Relaciones Exteriores y el senador John Kerry y negociar el petróleo con el próximo gobierno de Irak. Para eso se necesita la presión del pueblo norteamericano sobre los halcones y su comandante en jefe. Pero el pueblo está indiferente, y los halcones bajo la dirección de Dick Cheney ya prepararon el plan de contingencia de un ataque "preventivo" nuclear contra Irán en caso de otro ataque como el de las Torres Gemelas.

vpelaez@eldiariolaprensa.com

 

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