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Medio Oriente :: 27/06/2014

Irak: Las consecuencias del oportunismo político

Guillermo Rodríguez Rivera
Los extremistas yihadistas tomaron Mosul, avanzan sobre Bagdad y amenazan con subvertir el “orden” dejado allí por la invasión y la guerra anglo-norteamericana

Al empezar a comprobar – no se ilusione Tony Blair, porque las cosas apenas comienzan – las consecuencias de la acción aventurera de George W. Bush y suya (apenas como “agresor consorte”) en Irak, no puedo menos que recordar el estrepitoso fracaso de los dirigentes estadounidenses (Eisenhower y Nixon, con la CIA incluida, pero también los liberales Kennedy) en ese episodio que tiene dos nombres: en Estados Unidos lo llaman la “derrota de Bahía de Cochinos", los cubanos lo conocemos como la “victoria de Playa Girón”.

Los extremistas yihadistas tomaron Mosul, avanzan sobre Bagdad y amenazan con subvertir el “orden” dejado allí por la invasión y la guerra anglo-norteamericana. Habría que añadir a España, pero si la Inglaterra de Blair era la invasora consorte, la España de Aznar fue apenas una suerte de mucama bélica.

Invadieron Irak mintiendo de cara al mundo: desautorizaron a los serios y calificados inspectores de la ONU y proclamaron que el gobierno iraquí disponía de armas de destrucción masiva que luego los mismos invasores no fueron capaces de encontrar por ninguna parte.

Los Estados Unidos habían usado a Saddam Hussein en su batalla contra la revolución iraní, del mismo modo que usaron a Bin Laden y a los talibanes como instrumento contra la presencia soviética en Afganistán.

El gobierno de Saddam Hussein nada tuvo que ver con los ataques del 11 de setiembre y Bush lo sabía: el asalto militar a Irak fue para dar brutales ganancias al complejo militar industrial (incluidas las que correspondieron a Donald Rumsfeld y Dick Cheney) y apoderarse del petróleo iraquí. A Hussein lo juzgaron unilateralmente y lo ahorcaron, como años después lincharon a Muamar el Gadafi. En ambos casos lo que tuvieron en cuenta fue la superioridad militar: todo otro análisis sobraba, como ocurrió en la Cuba de 1961.

Obama heredó el asunto pero, como a toda cosa que vino podrida desde su nacimiento, no ha conseguido encauzarle un derrotero. Blair sí sabe de su complicidad en la agresión a Irak, en la mentira que Bush y él lanzaron sin pudor al mundo, pasando por encima del Consejo de Seguridad de la ONU, y ahora ha buscado una barata justificación de pistolero para el asunto.

'BBC Mundo', que está muy lejos de ser objetiva en el tema, ahora presenta así las cosas:

Muchos analistas consideran que la génesis de la crisis que atraviesa Irak, desgarrado por conflictos sectarios y con la amenaza de terminar desintegrado, se encuentra en la invasión de 2003 y el derrocamiento de su entonces presidente Sadam Hussein por parte de una fuerza encabezada por Estados Unidos y Reino Unido que no contó con la aprobación de Naciones Unidas.

Otros aseguran que esa situación se agravó a partir de 2011, cuando el inicio del retiro de tropas estadounidenses dejó desprovisto un gobierno iraquí débil.

Las dos opiniones, lejos de oponerse, se complementan. Bush y Blair derrocaron a un gobierno que mantenía la estabilidad en un país partido entre sumnitas, chiitas y kurdos. Ello, además, en una región desestabilizada por la continua expansión israelí y su agresividad contra los palestinos y, en general, contra los pueblos árabes que rodean el estado judío.

Blair se niega de plano a reconocer la responsabilidad de los invasores de 2003 en la actual situación iraquí, y pretende atribuirla a la guerra en Siria, que los Estados Unidos y sus aliaos occidentales propiciaron a partir de 2011. La solución para Blair es atacar también a Siria e imagino que si allí no le salen tampoco bien las cosas, pretenderá aniquilar a Irán y acabar de establecer el pleno dominio de Israel en el Medio Oriente y, claro, el de sus socios de la OTAN. Blair quiere curar con más de lo mismo. Eso, imagino, hasta donde pueda dominar abusando.

Me temo que las cosas se van a complicar para el laborista que se ha colocado a la derecha de Margaret Thatcher, pero me parece que con mucha menos sinceridad que la Dama de Hierro. Europa tendrá que entender que no será feliz hasta que se deshaga de esa izquierda que, sin pudor, hace el más sucio trabajo de la derecha. Esos políticos que, de una manera u otra, la van a desangrar.

La agresión norteamericana no tuvo como objetivo combatir el terrorismo: Bush y Blair sabían mejor que nadie que el gobierno de Saddam Hussein no tuvo ninguna implicación en los atentados del 11 de setiembre. Allí se fue a aumentar las riquezas del complejo militar industrial con una guerra más y a encontrar no armas de destrucción masiva que B y B sabían muy bien que no las había, sino a ocupar los ricos campos petroleros de la nación asiática.

No fue una guerra: desde que los vietnamitas los echaron a patadas del sudeste asiático, los jefes de la gran potencia se cuidan de mandar la infantería a combatir: Bagdad fue un gran blanco para aviones y cohetes angloamericanos, que masacraron una ciudad que no podía defenderse.

***

El genocidio cometido por Bush y Blair está reclamando la retribución que puede llegar por complicados caminos. Esos yihadistas no parecen ser hombres del gobierno sirio, sino parte de esa canalla mercenaria que occidente ha sembrado en el Oriente medio y que muchas veces no puede controlar. Es curioso que sea el gobierno iraní, amigo de Siria, quien este ofreciendo ayuda a los iraquíes para enfrentar al extremismo.

Todavía cosas peores cosas va a encontrar Tony Blair en los días que vienen.

http://segundacita.blogspot.com/

 

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