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Medio Oriente :: 03/06/2008

Israel versus Sudáfrica: reflexiones sobre el boicot cultural

Omar Barghouti
[Traducido del inglés para La Haine por Felisa Sastre] Israel practica la discriminación racial contra sus propios ciudadanos ?no judíos?

Nidal El-Khairy

En 1965, el American Committee on Africa, al unirse a la posición de la mayoritaria asociación de artistas británicos, apoyó una histórica declaración contra el apartheid en Sudáfrica, firmada por más de 60 personalidades del mundo de la cultura.

Decía así: “ Rechazamos el apartheid. En esta Resolución, nos comprometemos solemnemente a rechazar cualquier apoyo o, en su caso, colaboración profesional con la actual República de Sudáfrica hasta que todos sus ciudadanos disfruten igualmente de los servicios educativos y culturales de ese hermoso y próspero país”.

Si se remplaza “República de Sudáfrica” por “Estado de Israel”, el resto podría quedar tal cual. Israel hoy- 60 años después de su creación-, a través de un proceso deliberado y sistemático de limpieza étnica de la gran mayoría de la población autóctona palestina (para un estudio fiable de la historia del “nacimiento” de Israel, véase The Ethnic Cleasing of Palestina de Ilan Pappe), todavía practica la discriminación racial contra sus propios ciudadanos “no judíos”; mantiene la ocupación militar más larga de la historia moderna; sigue negando a los refugiados palestinos- desarraigados, expoliados y expulsados por los sionistas a lo largo de las últimas seis décadas- su derecho, reconocido internacionalmente, al retorno a sus hogares y propiedades; y continúa cometiendo crímenes de guerra y violando los derechos humanos fundamentales y los principios del derecho internacional humanitario.

Según declaraciones de destacados líderes anti-apartheid (como el arzobispo Desmond Tutu y Ronnie Ksarils, ministro judío del actual gobierno de Sudáfica), 60 años después, Israel mantiene una forma más refinada, desarrollada y brutal del apartheid que su predecesor sudafricano. De ahí que merezca que todas las personas comprometidas del mundo entero, y en particular aquellos que se opusieron al apartheid sudafricano, tomen las mismas medidas de solidaridad y compasión humana, por medio de la aplicación efectiva del boicot, la retirada de inversiones y la adopción de sanciones contra Israel hasta que cumpla las leyes internacionales y respete los derechos humanos fundamentales.

No obstante, algunos pueden aducir que, para ellos, el arte debería trascender las divisiones políticas, unir a los pueblos en lo que humanamente les es común. Parece que olvidan que señores y esclavos realmente no comparten nada en común y menos que nada cualquier noción de humanidad. En lugar de reinventar la rueda, me remito a las sabias palabras de Enuga S. Reddy, director del Centro contra el Apartheid de la ONU, quien en 1984 respondió a las críticas de que el boicot cultural a Sudáfrica infringía la libertad de expresión:

"Resulta bastante extraño, por decir lo mínimo, que el régimen sudafricano que niega todas las libertades... a la mayoría negra... se convierta en defensor de los artistas y deportistas del mundo. Disponemos de una lista de gentes que han actuado en Sudáfrica por ignorancia o por el señuelo del dinero o por su indiferencia ante el racismo. Es preciso convencerlos para que dejen de entretener al apartheid, dejen de aprovecharse de su dinero y de servir a los fines de la propaganda del régimen del apartheid.”

Merece tenerse en cuenta que en diciembre de 1980 la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución especial, casi dos décadas después de que los sindicatos y las asociaciones civiles de Gran Bretaña y más tarde Estados Unidos adoptaran aquel boicot. Aquella decisión tomó nota también de las constantes peticiones de organizaciones negras sudafricanas que de forma efectiva censuraron a varios artistas extranjeros que violaron el boicot.

Al acusar de complicidad con el régimen del apartheid a quienes desafiaron el boicot, Reddy declaraba: “No existe algo parecido en la historia, a excepción de lo ocurrido durante el nazismo. Entonces en Alemania la cuestión no fue la segregación sino la inhumanidad y el genocidio, y eso es lo que ocurre ahora en Sudáfrica”. A pesar de las obvias diferencias, esa es la situación hoy también en la Palestina ocupada.


Omar Barghouti es un coreógrafo independiente y miembro fundador de la Campaña palestina a favor del BoicotAcadémico y Cultural contra Israel (www.PACBI.org). Este artículo se publicó originalmente como parte de un trabajo recopilado por Randy Gener, titulado: “12 Positions on Cultural Sanctions- Theatre preactioners offer their views on a call to boicot Israel [12 posturas sobre las sanciones culturales- gentes del teatro presentan sus opiniones sobre el llamamiento para boicotear a Israel], en American Theater Magazine, Mayo-junio 2008.

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