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Mundo :: 09/09/2005

Katrina y la Norteamérica oculta

Vicky Peláez
Como resultado, a ocho días del desastre se calcula que más de 10,000 han muerto, mayormente ancianos, afroamericanos e hispanos. Aunque alguien dijo que habían sido evacuados, nadie habla de lo que pasó en las cárceles


"Pereyra, míreme a la cara./ ¿Por qué este castigo, Eulogia? ¿Por qué tanta crueldá?".
(Roberto Fontanarosa)

El huracán Katrina reveló al mundo que la indolencia, división de clases y el racismo siguen siendo parte de la vida cotidiana de Norteamérica. Sucedió igual como en 1927 durante la Gran Inundación de Mississippi, cuando Nueva Orleans fue cubierta por el agua, los que tenían dinero abandonaron la ciudad con anticipación, mientras los desposeídos se quedaron a merced de la naturaleza, y recién varios días después fueron trasladados a miserables refugios.

John Barry en su libro Rising Tide, the Great Mississippi Flood of 1927 describió como más de 300,000 afroamericanos fueron trasladados como ganado a los campos de refugiados mientras que los blancos, la minoría de la población, fueron evacuados en barcos a vapor a otros estados. Cada vez cuando los barcos pasaban frente a uno de estos campos de trabajo, los tripulantes y los evacuados cantaban por altoparlantes "Bye Bye Blackbird’. También cuenta Barry cómo las autoridades salvaron los barrios pudientes rompiendo los diques que protegían los asentamientos pobres haciendo inundar sus casas. Más tarde, los esclavos tuvieron que reparar los diques en medio de terribles condiciones. Se calcula que murieron miles en el empeño.

Pasados 77 años poco había cambiado en la capital del jazz donde nacieron Louis Amstrong y Truman Capote. El 67% de la población seguía siendo afroamericana con un índice de pobreza en 40%, de los cuales un 28% viven en extrema pobreza. En 1718 cuando fue fundada la ciudad, se encontraba al mismo nivel del río Mississippi, pues fue construida sobre sus sedimientos. Anualmente el río subía mientras que la ciudad se hundía 2.5 centímetros. Katrina los encontró a 7 metros por debajo del nivel del río.

Desde el día 23 de agosto cuando se supo de Katrina la población blanca empezó a abandonar la ciudad en sus carros, mientras la mayoría de afroamericanos e hispanos se quedaron en sus casas y resignarse, ya que el gobierno federal, a pesar de las súplicas del alcalde Ray Nagin de acudir con ayuda, ya que más de 50,000 personas llevaban cinco días sin comer ni beber, no hizo nada para ayudar durante los tres días del azote del huracán, declarando "sálvense quien pueda".

Como resultado, a ocho días del desastre se calcula que más de 10,000 han muerto, mayormente ancianos, afroamericanos e hispanos. Aunque alguien dijo que habían sido evacuados, nadie habla de lo que pasó en las cárceles. El website del The Times - Picayune tiene más de 18,000 pedidos de búsqueda de desaparecidas. El Astrodome de Nueva Orleans, donde los evacuados caminaban entre los muertos, se convirtió en un campo de concentración donde hubo nacimientos, asesinatos, abortos y violaciones. Allí fueron maltratados por la Guardia Nacional que los trató como prisioneros. Los medios de comunicación a la vez siguieron su patrón racista: un hombre negro con un saco en sus brazos fue caracterizado como saqueador, mientras que el blanco, como un ser humano en búsqueda de la comida.

Lo trágico de todo esto es la indiferencia y el abandono que mostró al pueblo golpeado y sufrido su líder, George Bush. Recién se pronunció 48 horas después de ocurrir la peor desgracia en la historia de Estados Unidos. También dio una propina de ayuda de unos 10.6 millones de dólares, mientras se necesitan al menos 100 millones y la reconstrucción requeriría de más de 100 mil millones de dólares. Su vicepresidente, Dick Cheney, ni se molestó a interrumpir sus vacaciones. A su vez, mientras el mundo consciente se avergonzaba de llevarse un pan a la boca o dormir en una cama, la secretaria de estado, Condoleezza Rice fue vista en Nueva York gastando unos 7,000 dólares en zapatos.

Lo irónico de esta tragedia es que fue precisamente la iniciativa de Bush, pese a las advertencias, quien desvió hacia Irak hace dos años, los dineros del mantenimiento y reforzamiento de los diques protectores de Nueva Orleans y que Katrina rompió fácilmente ahogando a la ciudad como diciendo "Bye, bye blackbird’.

vpelaez@eldiariolaprensa.com

 

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