La cumbre de la OTAN o una actuación occidental a la desesperada para no perder su hegemonía
La cumbre de la OTAN celebrada en Madrid es el último intento occidental por no perder su hegemonía. Pese a las apariencias, Occidente está cada vez más débil y todo lo que está haciendo en los últimos años, y de forma especial tras el inicio de la crisis en Ucrania, no es más que una escenificación propagandística que encubre una huida hacia adelante, una huida a la desesperada.
Aparentemente, la OTAN es fuerte. Aparentemente porque en Ucrania se está dirimiendo no solo el mundo del futuro, sino la situación del presente. Si hay que atenerse al famoso Concepto Estratégico 2022 aprobado en esta Cumbre de Madrid, pareciese que todo el planeta es objetivo de la OTAN porque se proclama la intención de intervenir en apoyo de sus "intereses, seguridad y valores" en cualquier parte. Colonialismo puro, se mire como se mire. En palabras llanas: se amenaza a toda esa parte de la humanidad que ya no acepta las reglas occidentales y que se han puesto de manifiesto con la crisis de Ucrania, donde la actitud beligerante de Occidente no ha sido seguida por ningún otro país (excepto los tradicionales vasallos asiáticos de EEUU).
Una forma de visualizar esto es que casi en paralelo a esta cumbre de la OTAN se celebró en Beijing la XIV Cumbre de los BRICS, en la que no solo participaron nuevos países (de todos los continentes, a excepción de Europa) sino que dos de ellos solicitaron formalmente integrar los BRICS. Los participantes, además de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (BRICS), fueron Argelia, Argentina, Egipto, Indonesia, Irán, Kazajistán, Camboya, Malasia, Senegal, Tailandia, Uzbekistán, Fiyi y Etiopía. De ellos, Argentina e Irán dieron el paso de solicitar la membresía.
Aunque aún pasarán un par de años hasta que la membresía de Irán y Argentina sea un hecho en los BRICS (y ya hay quien anda jugando con el nuevo mombre, BRIICSA) es muy relevante su solicitud de ser miembros porque se produce en unos momentos en los que el reposicionamiento mundial es evidente. Los BRICS todavía están en el proceso de desarrollar normas y criterios para la admisión de nuevos miembros, pero el formato BRICS +, es decir, trabajar con los BRICS pero sin ser parte de ellos, es importante porque indica el atractivo que tienen estos países para expandir la cooperación a todo el Sur Global.
Si se tiene en cuenta que cada uno de los integrantes de los BRICS forma parte o encabeza una asociación regional (Brasil el Mercosur, Rusia la Unión Económica Euroasiática, India la Asociación de Asia Meridional para la Cooperación Regional, China la Organización de Cooperación de Shanghai y Sudáfrica la Comunidad de Desarrollo de África Meridional) tenemos un potencial de países determinante para el futuro. La prepotencia de Occidente está jugando en su contra, y cada vez más países están apostando por un modelo de relaciones políticas y económicas diferente.
A esto es a lo que está intentando hacer frente, a la desesperada, Occidente. Y por eso el nuevo lenguaje occidental, como está recogido en el documento de la OTAN en varias ocasiones, es “orden internacional basado en reglas”. Su orden y sus reglas. Porque, en contraposición, solo hay una mención al derecho internacional en todo el texto del famoso Concepto Estratégico 2022 y es atacando a Rusia por Ucrania.
El amo y los vasallos
De esta cumbre de la OTAN se pueden sacar un par de conclusiones.
La primera, que la noción de la Unión Europea está muerta. La "autonomía estratégica" con la que fantaseaban algunos, Francia especialmente, es inexistente y toda Europa queda subordinada, de hecho y de derecho, a EEUU a través de la OTAN. No es nuevo, pero se ha puesto encima una losa de tal tamaño que es imposible levantarla. Los vasallos asumen sin rechistar su papel de vasallos. Nota al margen: al menos un vasallo, Turquía, ha plantado cara amenazando con bloquear el ingreso lo de Suecia y Finlandia y, a cambio de levantar el bloqueo, ha conseguido algo que aún no conocemos. Ha sido el único, pero no es un país europeo. Esta imagen es muy poderosa sobre la absoluta subordinación europea a los intereses de EEUU.
La segunda, que estamos de lleno en una nueva guerra fría y con esa mentalidad es con la que se ha redactado el famoso documento. Los malos, ya se sabe, son Rusia y China, pero también hay menciones a Siria, Irán y Corea del Norte. El "eje del mal" bushiano sigue muy vivo en las élites occidentales, que sumen sin rechistar las paranoias estadounidenses, sean de republicanos o demócratas.
Como es lógico, Rusia y China aparecen como “los países desafiantes” para la OTAN – es de suponer que esto es válido a la inversa, que la OTAN es desafiante para Rusia y China, pero eso no es algo que cuente para Occidente cuando siempre se ha considerado el ombligo del mundo – y bajo la cobertura de la “amenaza rusa”, lo que subyace en todo el documento es el miedo a China. Porque, al igual que cuando se dice que Rusia y China son los “países desafiantes”, se menciona que China "utiliza una amplia gama de herramientas políticas, económicas y militares para proyectar poder a nivel mundial". Pareciese que la OTAN habla de sí misma, y seguro que así lo piensan los chinos. Pero eso no cuenta porque lo que dice Occidente que están amenazados son sus “intereses, seguridad y valores”. Que los otros también los tengan es irrelevante.
Por eso se llega al esperpento cuando se dice que esos “intereses, seguridad y valores están amenazados por la profundización de la asociación estratégica entre China y Rusia". Vaya, justo lo que Rusia dijo en su documento de diciembre respecto a Ucrania y su incorporación a la OTAN y Occidente se rió en su cara, con las consecuencias que ahora vemos.
De todo lo que subyace del documento, lo que está claro es que el gran enemigo no es Rusia, sino China. Rusia es una etapa que hay que cubrir antes de arremeter contra la gran amenaza o, como dicen, “el desafío sistémico”. Si ya era evidente hace tiempo, ahora se confirma del todo (1),
Rusia no es enemigo económicamente para Occidente (aunque está demostrando una resistencia que no se esperaban a las sanciones, con lo que eso supone de ejemplo para otros), pero sí en la cuestión militar. Derrotar a Rusia significa derrotar el poder militar de China -Rusia es un importante modernizador del ejército chino, aunque este es cada vez más independiente y genera sus propias armas, como acaba de demostrar con sus armas hipersónicas y su tercer portaaviones-. Eso es lo que está en juego en Ucrania, donde el enfrentamiento entre la OTAN y Rusia es casi abierto.
Dado que los dos países, Rusia y China, son los grandes enemigos, y dado que el primero “es la amenaza más importante y directa para la seguridad” y que "las ambiciones declaradas y las políticas coercitivas de China desafían nuestros intereses, seguridad y valores”, y que Rusia “socava el orden internacional basado en reglas” y que China “se esfuerza por subvertir el orden internacional basado en reglas” lo que hay que hacer es no solo hacerles frente sino no comerciar con ellos. EEUU impone a sus vasallos su estrategia contra China, y se reduce así la capacidad de maniobra de estos en el comercio mundial.
Parafernalia
Sin embargo, hay otra conclusión que se puede sacar de esta cumbre de la OTAN y de lo que lo ha rodeado: todo ello es vulgar parafernalia.
A día de hoy, y de mañana, y de pasado, Occidente no tiene ni la capacidad militar ni financiera para acometer lo que está diciendo. Ni dentro de la OTAN ni fuera de ella. ¿Alguien se acuerda de aquello de "Build Back Better World" (Reconstruir un mundo mejor) que los países del G7 (EEUU, Japón, Alemania, Francia, Italia, Canadá y Gran Bretaña) prometieron en junio de 2021 para competir con la Nueva Ruta de la Seda china? Pues un año después, en una reunión justo antes de la cumbre de la OTAN, otra vez el G7 habla de lo mismo, aunque con una rebaja sustancial en cuanto al dinero disponible: 600.000 millones de dólares. De los billones que se decía hace un año se pasa ahora a esta cifra.
Pero hay un pero: ¿de dónde va a salir el dinero? Ni lo tenían entonces, apenas saliendo de la pandemia, ni mucho menos lo tienen ahora, metidos de cabeza en el abismo de la inflación. En el momento de escribir esto, ya son 15 los países de la UE -de un total de 27- que tienen una inflación que supera el 10%. Y subiendo.
Y eso vale también para la OTAN. ¿De dónde va a salir el dinero para esos 300.000 soldados, con sus armas, prometidos [a los países bálticos] para hacer frente a la "amenaza rusa"? ¿Y el aumento del presupuesto de Defensa a un mínimo del 2% del PIB, como dicen? Lógicamente, de nosotros. Si nos dejamos. ¿Armas o mantequilla? Si nos creemos el cuento de "Putin tiene la culpa", armas. Si no, mantequilla. Este es el debate que tiene que haber en las sociedades occidentales y que en algunos países está empezando, como Alemania o Gran Bretaña con las huelgas y los incrementos salariales de los trabajadores.
En algo más de cuatro meses de conflicto en Ucrania, la única conclusión que se puede sacar de Occidente es que es muy bueno en la propaganda, pero nada más. No va más allá. Todo lo de estas cumbres, del G7 y de la OTAN, son acciones a la desesperada intentando evitar su pérdida de hegemonía.
Una hegemonía que ya no es política, ni cultural, ni social, ni militar (y no solo es Ucrania, sino el continuo fracaso de EEUU en las pruebas con armas hipersónicas quien lo pone de relieve, el último el 3 de julio) sino económica. Y después de la respuesta de Rusia a las sanciones, ni eso ya.
El dólar cae, el euro se está volviendo irrelevante y el yen japonés, la libra británica y el dólar canadiense reducen sustancialmente su presencia en cuanto a monedas de reserva mundiales. Lo dice el propio FMI en su último informe, “La silenciosa erosión de la dominación del dólar: los diversificadores activos y el desafío de las monedas de reserva no tradicionales” (2), hecho público en el mes de marzo. En él se dice que el renmimbi chino vuelve a subir como moneda de reserva global del 2’79% al 2’88%, siendo la moneda que más sube mientras que las tradicionales o se estancan o bajan.
Es por eso por lo que el Credit Suisse vuelve a decir que "el dólar estadounidense ha dejado de ser moneda libre de riesgo" y que "está naciendo un nuevo orden mundial económico". El "orden internacional basado en reglas" del que habla Occidente (como recoge repetidamente la OTAN en su documento) colapsó cuando se apoderó de la mitad de las reservas de divisas rusas porque eso se ha llevado por delante su credibilidad. Las monedas occidentales, sobre todo el dólar, se han convertido en un arma política y, por consiguiente, en un activo con riesgo, un riesgo muy real de pérdida como está viendo Rusia. Y muchos países sacan las conclusiones obvias (de nuevo hay que mirar a los BRICS).
Porque el FMI, en ese informe, se detiene precisamente en el renminbi chino y recoge que países de la importancia de Rusia, Brasil, Suiza y México, han aumentado considerablemente sus reservas en moneda china en detrimento del dólar. No son los únicos. El FMI identifica también a Israel, Chile y Sudáfrica como otros países que están haciendo lo mismo. Si a eso se añade que India anunció en mayo su disposición a reducir los dólares y sustituirlos por otras monedas, aunque no especificó cuáles, se ve que por mucha parafernalia que utilice Occidente para negar la realidad, esta no se puede ocultar, y es que ya no puede atajar el desastre.
Aunque el FMI no lo refleja expresamente en su informe, todos los países que integran los BRICS han reducido sus reservas monetarias en dólares y han comenzado a sustituirlas por la moneda china.
A eso hay que añadir otro dato importante: el banco de los bancos, el Banco de Pagos Internacionales, que engloba a los bancos centrales de todo el mundo, acaba de anunciar un acuerdo (28 de junio) con el Banco Central de China para la creación de un fondo de liquidez basado en el renminbi-yuan para los países de Asia-Pacífico. En este fondo participan los bancos centrales de Indonesia, Malasia, Singapur y Chile, además de China. Esto va a reforzar, y a acelerar, la aún no oficializada internacionalización del yuan. Y debilita aún más tanto al dólar, sobre todo al dólar, como al euro.
Por si todo ello fuese poco, lo penúltimo: el fabricante de cemento más grande de India está pagando a Rusia en yuanes sus compras de carbón. Ya se sabía en el caso de China, que compraba carbón en su moneda, pero que ahora se sume India indica la realidad: la desdolarización está en marcha y a buen ritmo, al tiempo que ayuda a la internacionalización del yuan.
Por lo tanto, la pregunta que hay que hacerse es de dónde va a sacar Occidente el dinero con el que dice que va a hacer tantas cosas, desde competir con China y su Nueva Rusa de la Seda a aumentar el número de soldados de la OTAN, con su armamento.
Por eso el miedo de Occidente a lo que está ocurriendo y, en específico, a la "amenaza" china. Está actuando a la desesperada. Por eso es importante la crisis de Ucrania, porque si Rusia gana, y está ganando, Occidente, con OTAN o sin OTAN, está en las últimas. Puede alguien diga que eso le hace más peligroso aunque, tal y como están las cosas, es más verbal que real. Al menos por ahora. Y el tiempo no corre a favor de Occidente.
----
Notas:
(1) Alberto Cruz, "Ucrania como preámbulo: la derrota de Rusia es la antesala del ataque a China por Occidente". https://lahaine.org/fF5O
nodo50.org/ceprid/