La Cumbre se difuminó entre putas y borracheras

Chávez y Correa no asistieron. A Cuba no la dejaron. Evo abandonó la Cumbre por la imposibilidad de incluir en la declaración final la participación de La Habana en futuras cumbres y el respaldo a Argentina en el contencioso de las Malvinas.
Cristina Fernández de Kirchner hizo lo mismo que Evo. Daniel Ortega también se quitó de en medio. Objetivamente, hoy una cumbre de esas características, y con esas ausencias, no supera lo folklórico.
Me dirijo en exclusiva a Washington: Aquello no fue una cumbre, fue una casa de putas y borracheras.
De putas porque todos saben a qué se dedicaron los guardaespaldas de Obama, y de borracheras porque a eso se dedicó la Secretaria de Estado, Hillary Clinton que, junto a varios acompañantes, tomaron cócteles y una docena de cervezas en un bar de Cartagena de Indias llamado, curiosamente, La Havana.