La dentadura militar de Obama y la resistencia en Venezuela
El general John Kelly, jefe del Comando Sur, mostró la dentadura militar de la declaración de Obama: "Venezuela está cerca de implosionar", dijo este jueves 12 de marzo a la prensa internacional. El escalamiento en la confrontación va develando la intencionalidad sin despejar todas sus incógnitas.
Una de esas incógnitas es UNASUR. Se levantó la reunión programada para Montevideo a pedido de Uruguay, debido a la molesta diplomática entre ambos gobiernos porque al vicepresidente Sendic [no confundir con su padre, el revolucionario Raul Sendic] no le parecen reales las pruebas presentadas por Caracas, que prueban la participación estadounidense en la conspiración.
El gobierno de Nicolás Maduro decidió correctamente no esperar los tiempos de la diplomacia y ha comenzado a preparar a una parte de su población en el terreno militar, ante una agenda cargada de peligro. El sábado desde muy temprano, se movilizaron miles de jóvenes, mujeres y hombres, y no tan jóvenes, a los campos de entrenamiento para realizar el primero de varios ejercicios militares de defensa. Han concurrido comunas, consejos comunales, comités de tierra urbana y rural, algunos sindicatos (los menos notorios) y otros agrupamientos de la diversa militancia bolivariana.
Mientras tanto, la dinámica política sigue su curso, y como todo acto ejercicio militar, se subordina al estado de comprensión de la situación, no al revés.
El gobierno de EEUU ha comprobado casi con angustia en 15 años continuos, que su instrumento político interior en Venezuela es inservible para el objetivo de ambos: El desplazamiento del chavismo y su derrota social.
Probaron 8 recursos entre 1999 y 2015, la mayoría de ellos violentos (golpes --suaves, duros, rugosos y líquidos--, guarimbas, saboteos, asesinatos y otras formas de terrorismo), paros industriales y petroleros, abstencionismo parlamentario, campañas de demonización en la prensa internacional, desquiciamiento comercial programado, juicios y denuncias en organismos internacionales, presencia de parlamentarios, ex presidentes y personalidades como Vargas Llosa. Pero hay un problemita, un detalle que explica su actual desesperación: resultaron derrotados en casi todas estas acciones.
Pero tampoco pudieron presentar ante el gobierno de EEUU, un buen resultado electoral: perdieron 17 de las 18 pruebas electorales de escala nacional en 14 años. Eso si: han arrojado alrededor de 700 asesinados en las calles desde el golpe de 2002 (incluye los 522 campesinos asesinados por sicarios de campesinos ricos), gravísimos daños económicos entre el paro petrolero de 2003 y el acaparamiento comercial del último año y medio. Estamos ante una combinación de técnicas, métodos y recursos de agresión que nos recuerda Chile, la "Contra" nicaraguense y el paramilitarismo uribista: formas de guerra de baja intensidad.
Lo anterior no nos obliga a ocultar o negar que ellos han ganado terreno relativamente en dos terrenos, el mediático y el de la gobernabilidad interna, sobre todo por el desquiciamiento provocado por la "guerra económica". Es relativo, pero han avanzado. Negarlo sería suicida y tributario del idealismo maniqueñista tan común en estos casos. Es fácil comprobarlo hablando con alguien de cualquier país latinoamericano o europeo, sobre la violencia en Venezuela: la culpa es del gobierno. También se percibe en un sector importante de gente chavista y no chavista, urbana (el llamado "tercer sector", en cualquier ciudad venezolana: la culpa también es de Maduro. Dos días me han sido suficientes para escucharlo en dos capitales.
Pero lo más grave es que una parte incuantificada de la población anti chavista, está de acuerdo con una invasión militar. "Los 'americanos' sí son arrechos [machos], esos pondrán orden en este desastre", me dijo mi cuñada anti chavista de clase media, este viernes por la noche mientras comíamos arepa rellena.
Esa frase contiene tres verdades: (a) un sector del antichavismo está dispuesto a la guerra civil, (b) presienten que la MUD, Capriles, Maria Corina y los demás, ya no sirven para mucho, (c) Obama y EEUU ya cuentan con una base social.
Esta verdad es relativa, por supuesto, habrá que observarla con más atención. Algunos trabajadores anti chavistas expresaron lo contrario: "Bueno, tanto no", me dijo sin dudar mucho el trabajador taxista que me trasladó desde el aeropuerto. Es un dato clave en la situación, como lo fue en la Panamá de 1989 o en la Irak de 1990.
Una señal de este límite en la conciencia lo indica el voto de un Diputado de derecha que levantó la mano contra la amenaza de Obama en la Asamblea Nacional y un gobernador de Lara, una provincia fundamental, que se pronunció directamente contra toda injerencia yanqui.
Como informa José Vicente Rangel, uno de los más experimentados y mejor informado entre los políticos de la izquierda parlamentaria venezolana: En la Cancillería de los EEUU se cansaron de recibirlos y escucharlos sólo para pedir financiamiento.
Es en este punto, en este cruce de desencuentros (derrotas sucesivas en todos los terrenos), que el gobierno de Obama decidió pasar a la acción por su propia cuenta, como lo ha hecho en otros hemisferios cuando la ONU, la OTAN o algún gendarme regional no pudo cumplir su tarea.
Por supuesto, la amenaza de Obama también es un mensaje de conciliación y acuerdos a sus propios opositores internos, que le están haciendo difícil la gobernabilidad, y Venezuela es una de las razones, además de Israel, Arabia Saudita, Ucrania, Afganistán.
CALPU