La detención del fundador de Telegram: para "hacer sentir el peso de un Estado"
La noticia de la detención de Pável Dúrov sacudió el mundo de las tecnologías y las libertades digitales, recordando episodios similares como la detención de Julian Assange, fundador de WikiLeaks, y la de Meng Wanzhou, directora financiera de Huawei, en Canadá, o el exilio en Rusia de Edward Snowden, analista de la CIA. En palabras de la doctora en Ciencias Políticas, Yetzy Villarroel, este tipo de acciones reflejan una estrategia de poder que va más allá de las acusaciones legales que se imputan a estas figuras.
La experta señala que, al conocer la noticia de la detención de Dúrov, inmediatamente relacionó el caso con el de Julian Assange. "Básicamente, es una forma de hacer sentir todo el peso de un Estado, y en este caso de Estados occidentales, sobre personas o recursos no occidentales o no pro occidentales", comentó Villarroel.
Esta situación, según ella, es una manifestación de la reconfiguración mundial en la que diversas estrategias se utilizan para defender a toda costa la hegemonía occidental, particularmente en su control sobre la información y la economía global.
El caso de Assange, quien fue arrestado en la Embajada de Ecuador en Londres en 2019, es un claro ejemplo de cómo los Estados occidentales imponen su poder sobre aquellos que desafían su autoridad. Para Villarroel, la detención de Dúrov sigue un patrón similar, en el que las acusaciones, muchas veces cuestionables, son utilizadas para deslegitimar y minar la credibilidad de figuras que se oponen a los intereses occidentales.
"Se ha usado con mucha frecuencia y por esto me vino la idea de Julian Assange", afirma Villarroel, destacando cómo en ambos casos se busca no solo detener físicamente a estos individuos, sino también destruir su reputación y credibilidad a nivel global.
Figuras políticas como el presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro, también ha emitido declaraciones al respecto de dicha detención considerando que dichas acciones son parte de una "política de persecución, de presión máxima, de chantaje para torcerle el brazo a las redes sociales y de comunicación alternativa que hay en el mundo", expresó el mandatario venezolano durante la XI cumbre la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos (Alba-TCP), que se realiza en Caracas.
Villarroel coincide con la posición del presidente venezolano y señala que estas detenciones no son simples acciones legales, sino que forman parte de operaciones multidimensionales y de alcance global para controlar el desarrollo tecnológico y económico de potencias emergentes que desafían el dominio de Silicon Valley y, por extensión, de EEUU y sus aliados.
"El objetivo final no es solo la detención"
Desde su perspectiva, Villarroel cuestiona la legitimidad del capitalismo y el libre mercado en un mundo donde se persigue a los líderes de empresas que compiten con los gigantes tecnológicos occidentales. "Las libertades y los derechos sirven como argumento para expresar ese poder, pero en la práctica no tiene nada que ver con las libertades, el derecho o la verdad". Este doble estándar es una forma de amenazar a las economías emergentes y a cualquier entidad que se atreva a desafiar el orden establecido.
La detención de Dúrov envía un mensaje claro: cualquier individuo o empresa que se salga del marco permitido por el poder occidental corre el riesgo de enfrentar consecuencias severas. "Es el poder en su máxima expresión, donde el derecho y la verdad no tienen nada que ver con las acciones. El objetivo final no es solo la detención, sino también la destrucción de todo lo que han construido, ya sea en términos de reputación personal o de desarrollo empresarial".
En este contexto, la detención de Dúrov podría verse como una advertencia para otros líderes tecnológicos y empresarios de países no alineados con el bloque occidental. Villarroel menciona incluso a figuras como Elon Musk, quien, a pesar de ser un personaje polémico, destaca la diferencia en el trato recibido por líderes tecnológicos como Mark Zuckerberg, quien permanece intocable debido a su alineación con los intereses occidentales.
Concluye que la detención de Dúrov además de controlar la narrativa y mantener la hegemonía occidental frente a desafíos emergentes, instrumentaliza los Estados satélites a Washington para intimidar y desmantelar cualquier forma de oposición. "La noción de libertad es una mera ilusión reservada para aquellos que juegan en las mismas ligas que el poder establecido", concluye.
Sputnik / La Haine