La hora de las horrendas profecías
Quizás crean que en contraste con el vaticinio de un porvenir horroroso, la realidad que sobrevenga puede parecer hasta un relativo alivio.
Inflación aún mayor que la actual acompañada por recesión y bajo riesgo permanente de una híperinflación es el pronóstico más genérico y sombrío, “promesa” a cargo del presidente electo. Le agregó la dimensión temporal: 18 o 24 meses sería el tiempo mínimo para empezar a “domar” a la inflación.
Otros futuros funcionarios se encargan de añadir “detalles”. Como la inminente ministra de relaciones exteriores Diana Mondino, que anticipó probables fallas del suministro energético en cuanto la actividad económica tenga alguna reanimación.
Pareciera que, en la visión de los funcionarios entrantes, la población argentina debe expiar presuntos pecados a través de sufrimientos múltiples y sostenidos en el tiempo. Y afrontar los costos de supuestas “malas decisiones”.
Como los deudores de créditos hipotecarios UVA, que deberían afrontar las consecuencias de su temeraria pretensión de acceder a una vivienda propia, tal como dictaminó Javier Milei en un intercambio radial.
Mientras tanto, refulge la promesa de la “liberalización” total, de la caída definitiva del mito del “Estado presente”. Libertad de precios para las empresas de consumo masivo, libre manejo de las divisas para los exportadores, pingües negocios con las obras públicas rentables mientras “desaparecen” las que no susceptibles de generar ganancias.
Y, una vez más, gigantescas operaciones de toma de préstamos internacionales que llenen las arcas de intermediarios financieros y fugadores de divisas, de la mano del próximo ministro de Economía, magister en la timba financiera a escala global y en condicionar el futuro de lxs ciudadanxs argentinxs.
Un verdadero paraíso para una parte sustancial del gran capital. Es cierto que asimismo habría sectores capitalistas perjudicados, pero es sabido que las crisis tienen ganadores y perdedores, aún en el reino de la plena “libertad de empresa”.
Y un purgatorio de incierto regreso para trabajadores y pobres, abocados a una profundización de los padecimientos que ya afrontan desde hace años. Mientras en las palabras se abomina del 40% de pobreza se generan condiciones para mayor empobrecimiento y se trabaja para una mayor degradación de la cantidad y calidad del empleo.
Desde arriba se busca que la respuesta popular sea una agobiada pasividad, sólo alterada por los espasmos del temor a males aún mayores. Y para quienes no lo entiendan así, allí está la confirmación de Patricia Bullrich como ministra de Seguridad.
Lo que se traduce en que las fuerzas federales estarán listas para arrojarse sobre cualquier protesta social, al tiempo que se enfrasquen en una reforzada tarea de marcación y estigmatización de los presuntos causantes de la “inseguridad”.
En poco más de una semana empieza el nuevo gobierno, las organizaciones populares argentinas se encuentran ante una nueva oportunidad de demostrar que sus derechos y conquistas no pueden ser arrasados con impune liviandad. Nos espera una época de incertidumbres, reagrupamientos, reflexiones arduas y….LUCHA.
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