La innovación en nuestro Socialismo
En el número 69 (enero– marzo de 2012) de la revista Temas apareció un artículo donde se pretendió dejar constancia de que la ciencia en Cuba, logro indiscutible de la Revolución Cubana, debería atenderse. En particular señalábamos acerca de las conexiones de la ciencia con la vida económica del país que:
“El éxito de una dependencia [estatal en la Cuba de ese momento] se mide mucho más por su disciplina en el cumplimiento del plan y las indicaciones del nivel superior que por su agresividad y progreso. El que prácticamente no existan espacios significativos para las nuevas iniciativas en instancia alguna y mucho menos para la competencia es una consecuencia nefasta. Una actividad de evidente riesgo —como la introducción de las investigaciones, el conocimiento y la innovación en la producción de valor— queda sin lugar en este esquema.”
Al cabo de más de siete años exhibimos una tendencia descendente, que ni siquiera existía entonces en cuanto a los indicadores internacionales de innovación. El número de patentes autóctonas solicitadas es mínimo y decreciente, de 62 en 2011 a 32 en 2016, según nuestra Oficina Nacional de Estadísticas.
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