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Argentina :: 19/05/2023

La larga despedida de Cristina

Guillermo Cieza
La vicepresidenta argentina es consciente de que no tiene pilas, ni proyecto político, ni equipo para plantarse y afrontar un escenario muy complicado

Cristina enterró con su última carta las ilusiones de presentarse como candidata a Presidente. Tendría que salir a enfrentar a los grandes poderes económicos locales y a un Imperio en decadencia que cierra filas en lo que considera que es su patio trasero.

Ante un escenario electoral muy desfavorable para el justicialismo, los mismos que contribuyeron a vetarla para que no fuera candidata a Presidente en 2019, ahora han vuelto a pedir por ella para que se inmole en una derrota honorable. Las verdaderas razones de su respuesta eran previsibles, va a ocuparse de mejorar su situación judicial en una América Latina donde numerosos ex-presidentes fueron condenados (lo de las 'task force' judicial no es cuento), y pretende entrar a la historia de la mejor manera posible, no participando de un proceso de agudización del ajuste y pérdida de soberanía.

Pero, a la hora de evaluar responsabilidades, Cristina no zafa. Siempre apostó más a la política de cúpula y a las decisiones geniales, que a la movilización y la organización popular. Algunos aciertos la convencieron de ello, y como bien decía Rodolfo Walsh, refiriéndose a Montoneros: tomamos un par de decisiones que resultaron geniales y nos creímos que eramos unos genios.

Entre sus últimos desaciertos deben contabilizarse la elección de Alberto como cabeza de fórmula; la convocatoria a volcar la bronca en las urnas a principios de 2019, cuando Macri estaba muy golpeado por la movilización popular; el aval a Martín Guzmán [anterior ministro de Economía]; el apoyo a la negociación con el FMI; el acercamiento a la política de EEUU, que terminó vetándola. Y no haber aprovechado 14 años de gobierno para conformar una sólida columna vertebral militante, que podría nutrirse de los cuadros que todavía conservaba el peronismo.

Desde lo ético-político, creo que su falla más grave ha sido cultivar una relación histérica con las bases y lo mejor de la militancia peronista. Tampoco ha promocionado el debate colectivo, excepto cuando ya había decidido retirarse. Por el contrario ha promovido el fortalecimiento de la dependencia a su persona y a sus decisiones. Frases como “no voy a estar, pero a lo mejor si… “, “esperen la señal de la Jefa”, etc., han sido sumamente desgastantes.

Ha mandado, y después de esta decisión seguirá mandando a mucha militancia a la casa. La forma de despedida, con una carta, diez días antes de una gran movilización popular promovida para apoyarla como candidata a presidente, es un claro ejemplo del modo en que ha planteado su relación con la base.

Lo que viene hacia adelante en el país, y creo que Cristina es consciente de ese escenario, es un agravamiento de la crisis con una feroz devaluación y un ajuste [hacia abajo] de salarios y jubilaciones. Un incremento del accionar represivo, donde seguirán utilizando la ley antiterrorista aprobada en 2012. Un incremento del saqueo extractivista, fuertemente alineado con las necesidades de EEUU. Una continuidad de lo que existe, pero en forma más profunda y descarada.

A modo de ejemplo, cuando Gabriel Boric avanzó con una tibia nacionalización del litio en Chile, las grandes multinacionales extractivistas con base en Chile amenazaron con irse a la Argentina, “el país de América Latina donde tienen mayores garantías”.

Quienes ejecutan el saqueo en la Argentina cuentan a su favor con la anulación de la Constitución de 1949, que en su articulo 40 decía: “Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedades imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto, que se convendrá con las provincias.”

En la reforma de 1994 consensuada por el progresismo alfonsinista y el neoliberalismo menemista se concedió a los gobiernos provinciales la propiedad de los bienes naturales. Esta decisión les facilita la negociación a las multinacionales que se sientan a discutir regalías con provincias pobres. Se agregan a estas decisiones políticas la Resolución 166/09 firmado por Randazzo y Cristina Kirchner, que elimina las zonas de seguridad en distintas provincias, que impedía a los extranjeros tener propiedades a 150 kms de las fronteras.

La renuncia de Cristina quita el porcentaje de ilusión, y también de potencial movilizatorio, de las próximas elecciones presidenciales. Porque: ¿cuáles son las diferencias entre Larreta, Scioli o Massa? o, ¿entre Bullrich y Milei?

Cristina confía en que cuando pasen los años, los logros de la “década ganada” serán cada vez más recordados. Las comparaciones siempre ayudan. Haciendo referencia a la memoria de lo realizado por su gobierno, Perón decía, a principio de los 70, que los mejores propagandistas de lo realizado entre 1946 y 1955 habían sido los golpistas Rojas y Aramburu. La diferencia con Perón es que a él le hicieron un golpe militar para derrocarlo y no promovió a sus sucesores.

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