La sombra de la guerra: negociaciones y negocios en Ucrania


El 18 de febrero, funcionarios de Rusia y EEUU se reunieron en Arabia Saudita durante cuatro horas en lo que ambas delegaciones describieron como conversaciones «positivas». Este encuentro fue presentado como un primer paso hacia la normalización de las relaciones entre ambos países y el inicio de discusiones sobre la guerra en Ucrania. Marco Rubio, jefe del estadounidense Departamento de Estado, calificó la reunión como «el primer paso de un viaje largo y difícil». Sin embargo, más allá de las declaraciones diplomáticas, las negociaciones parecen estar en un punto muerto, mientras que las especulaciones y los intereses estratégicos de ambas partes dominan el escenario.
Rusia tuvo que emprender un periplo diplomático para explicar a sus aliados, como China, Corea del Norte e Irán, los detalles de la reunión. La caída de Siria no pasó desapercibida para estos socios, y el acercamiento de Moscú a Washington ha generado nerviosismo entre ellos. Por otro lado, las verdaderas intenciones de Trump siguen siendo una incógnita para Rusia, dado que tiene poco margen para negociar. Mientras algunos en EEUU creen que Trump debería adoptar una estrategia de negociación que genere dilemas para Moscú, lo único que se ha logrado hasta ahora es instalar un falso relato que aumenta las preocupaciones en Ucrania y Europa.
Esta situación recuerda a la estrategia de Richard Nixon y Henry Kissinger en 1971, cuando EEUU se acercó a China para debilitar a la Unión Soviética durante la Guerra Fría. La jugada de Nixon terminó de explotar la rivalidad ideológica sino-soviética, dividiendo el bloque comunista y reforzando la posición estratégica de EEUU. Hoy, la idea de Trump con Rusia parece ser similar: distanciar a Moscú lo máximo posible de la órbita china, aunque con muchas menos posibilidades de lograrlo.
Las especulaciones sobre la reunión giran en torno a los beneficios económicos que ambos países podrían obtener. Para Rusia hay tres componentes clave: el regreso -con condiciones- de las empresas occidentales que abandonaron el mercado ruso, el destino de los 300.000 millones de dólares en activos congelados por Occidente y los beneficios para sus socios chinos en la reconstrucción de las cuatro regiones que votaron en referéndum ser parte de Rusia: Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia.
Durante la reunión en Riad, los funcionarios rusos presentaron a sus homólogos estadounidenses un gráfico que detallaba las pérdidas de 324.000 millones de dólares sufridas por las empresas estadounidenses que dejaron el mercado ruso. Según el Fondo Ruso de Inversión Directa (RDIF), estas pérdidas se distribuyen en sectores como tecnología y medios (123.000 millones), bienes de consumo (94.000 millones), financiación (71.000 millones), industria (26.000 millones) y energía (10.000 millones). Tres días después de la reunión, el presidente Vladimir Putin anunció que Rusia necesita un mecanismo regulatorio para las compañías occidentales que busquen regresar, asegurando que las empresas rusas no pierdan su ventaja competitiva.
Uno de los temas más delicados es el destino de los 300.000 millones de dólares en activos soberanos rusos congelados en Europa. Rusia podría aceptar que estos fondos se utilicen para la reconstrucción de Ucrania, pero insistirá en que parte del dinero se destine a las nuevas provincias. Según el Banco Central Ruso, estos activos están distribuidos en euros (207.000 millones), dólares estadounidenses (67.000 millones), libras esterlinas (37.000 millones), yenes japoneses (36.000 millones), dólares canadienses (19.000 millones), dólares australianos (6.000 millones) y dólares singapurenses (1.800 millones).
Algunos proponen que estos fondos se entreguen a Ucrania a través de un complejo «préstamo de repatriación», en el que Rusia y EEUU podrían ser socios, siempre que haya garantías de rendición de cuentas. Aquí entra en juego BlackRock, el gigante financiero que busca participar en los fondos de reconstrucción. Recientemente, BlackRock adquirió Global Infrastructure Partners (GIP), uno de los mayores gestores de activos de infraestructura del mundo, con inversiones en gasoductos, energías renovables, telecomunicaciones, puertos y aeropuertos.
China, por su parte, también tiene un papel crucial en este escenario. Al menos una docena de empresas privadas chinas cooperan activamente con empresas en las regiones ocupadas de Donetsk y Lugansk, proporcionándoles equipos y otros productos. Un ejemplo es la cantera de Karan, un sitio abandonado por el régimen ucraniano que fue reinaugurado en octubre de 2022. En mayo de 2023 empleaba a 243 personas, y en 2024 se construyeron dos nuevas plantas para la producción de hormigón y trituración de piedra. Estos productos se utilizan para la construcción de carreteras y la producción de hormigón en Donetsk, Jersón y Zaporiyia.
La idea de recuperar los fondos invertidos por EEUU en Ucrania parece estar tomando forma. El acuerdo, que probablemente no incluirá las garantías de seguridad que Kiev tanto solicita, se centraría en explotar los vastos yacimientos de minerales críticos de Ucrania, como litio y titanio, esenciales para la producción de vehículos eléctricos, energías limpias y defensa. Más del 53% de estos recursos se encuentran en las cuatro nuevas provincias rusas, lo que podría convertirse en otro negocio para los 300.000 millones de dólares congelados.
Sin embargo, no todos están contentos con este escenario. BlackRock, por ejemplo, necesita que la idea de un ejército europeo, impulsada por la posible retirada de EEUU, se haga realidad. Los dineros del plan Mario Draghi podrían dar a este fondo buitre la opción de participar en la reconstrucción de Ucrania, algo que ya había negociado con Zelensky, aunque ahora eso tenga poco valor. Además, BlackRock es accionista de empresas bélicas como la alemana Rheinmetall, junto con Goldman Sachs, Bank of America y Société Générale.
En definitiva, todas las oportunidades son motivo de negociación, con guerra o sin ella. La reunión en Arabia Saudita puede haber sido solo el comienzo de un juego mucho más grande, donde los intereses económicos y geopolíticos seguirán dominando el escenario.
eltabanoeconomista.wordpress.com