La experiencia de fabricas ocupadas y el control obrero
I
19 y 20 de diciembre. Momentos en que irrumpió una historia diferente por encima o por debajo de certidumbres impuestas. Salieron esos hombres y mujeres de sus casas y cruzaron las puertas de un supermercado o llegaron a la ruta con el gran odio rompiendo las gargantas, comida y trabajo en su reclamo. La policía y las balas empezaron a descargarse sobre los barrios. Pero el ruido de las cacerolas acompañó multiplicándose y transformó las primeras notas discordantes en una marea de sonidos recorriendo calles y plazas al mismo tiempo, rompiendo el estado de sitio y repudiando la represión.
Por la mañana un joven de 20 años cambió su itinerario diario alejándose de su oficina o viajando al centro, para sumarse a otros miles que iniciarían más tarde íminutos, horas después- la batalla de la plaza de mayo. Fue natural durante esos dos días, romper la legalidad que durante años impusieron gobiernos, instituciones y cofradías de intelectuales "progresistas".
Acontecimiento, ruptura de las evidencias. Y espontaneidad circulando en las plazas y las calles. Pero al mismo tiempo acumulación pasada de desilusiones, con gobiernos e instituciones. Acumulación también de experiencias de lucha, espontaneidad y conciencia. Los últimos "acontecimientos" nos reclaman volver a la historia para comprender procesos de génesis y posibles desarrollos más allá de los tiempos cortos.
Un gobierno elegido en los marcos de la democracia "que tanto nos costó" (lamenta un coro de historiadores respetables), fue derribado por fuerzas hasta entonces expulsadas de los relatos académicos.
El cuestionamiento a la vieja política emergió en diciembre: "que se vayan todos" cuestiona las ideas forjadas en las estructuras de la democracia "representativa" de la UCR, el PJ, o el Frepaso.
Sin embargo hoy vemos también los limites de las jornadas de diciembre, que no pudieron impedir que los viejos partidos colocaran a un nuevo gobierno suyo en el poder, intentando salvarse de la crisis. Ahora quieren convertir el "que se vayan todos" en un recambio ordenado de figuras electorales, para que nada cambie.
II
Las estadísticas o las cifras parecen perder todo sentido. Un millón y medio de nuevos pobres en los últimos meses. 18.000.000 bajo la línea de pobreza. Un despido por minuto. Los hombres y las mujeres, acorralados. A las afueras de Rosario, faenaron vacas en la ruta. En la ciudad se movilizaron con sus carros de madera un grupo de cartoneros reclamando por el "derecho" a revolver basura. Son expresiones de la desesperación social que se incrementa día a día.
La devaluación aceleró el proceso, como un monstruo voraz la crisis económica devora todo. Los alimentos, las viviendas, los insumos de los hospitales, los salarios.
Mientras, miles de toneladas de cereales se concentran en los silos de los puertos. Petróleo y gas, frutos de la tierra, acero, telas y ladrillos, cables de teléfono. Están ahí.
En los últimos meses miles de fábricas o empresas presentaron quiebra o recursos de crisis. Cientos de miles de puestos de trabajo se perdieron desde que asumió Duhalde el gobierno. La caída del salario real supera el 50%, el sistema de salud pública está en agonía. Es una enorme destrucción de fuerzas productivas la que se está desarrollando y no cesa, y los hombres y mujeres trabajadoras son la principal fuerza productiva que soporta sobre sus cuerpos esta decadencia.
Es la crisis de la argentina capitalista, la que irracionalmente condena a millones a la miseria mientras un grupo de banqueros junto con sus aliados en los organismos financieros internacionales chantajean al punto de la humillación reclamando "planes sustentables". No es la crisis de un "modelo" o de una política equivocada. Es la anarquía de la producción capitalista en un país dependiente que supo ser la "buena nota" del establishment mundial. Por eso son irrisorias las propuestas de algunos intelectuales que pretenden "regular" el capitalismo o encontrar formas de distribución "humanizadas" sin cuestionar el dominio imperialista sobre el país junto a los intereses de los grandes bancos y monopolios extranjeros y nacionales.
III
19 y 20 de diciembre. En una fábrica de la zona de Villa Constitución, entre turnos, grupos de obreros discutieron las imágenes de la TV. Los carros de asalto sobre las mujeres, los jóvenes llenando la plaza y las primeras barricadas precarias, la renuncia de Cavallo. "Mañana paramos". Una posibilidad.
Pero mañana fue distinto, con un presidente volando por los aires desde el helipuerto de la casa rosada. Las burocracias sindicales "oficialistas" y "disidentes" suspendieron la anunciada huelga general. Las grandes fábricas siguieron trabajando como siempre hacia fines de diciembre.
La clase obrera no fue parte orgánica, como clase, de las jornadas que vivimos. Y definir esto no es describir cuantitativamente, como un agregado, la ausencia de un "factor social".
Somos capaces, como marxistas, de tener una certidumbre alrededor de la fuerza histórica de la clase trabajadora como agente privilegiado de la transformación revolucionaria de la sociedad. Más allá de las apariencias y las formas de las coyunturas. No buscamos los atajos teóricos que definen "nuevos sujetos sociales", o en su extremo las habladurías del "fin del trabajo". Quisieron enterrar a los trabajadores, y sepultar con ellos la categoría de clase como tal. Infructuosos intentos que se comieron miles de páginas impresas y bastantes dólares en el camino.
En la argentina todavía está planteada la entrada en la escena histórica de esta enorme fuerza social junto al conjunto del pueblo pobre, con sus propios métodos y tradiciones de lucha por recrearse a principios del siglo. Queremos aportar a construir una historia que se apoye en estas fuerzas sociales, que rompa discursos y desmitifique, que asome su cuerpo por fuera de las paredes de escuelas o institutos, para abrirse paso con ímpetus renovados.
Como parte de este intento por forjar una nueva historia militante, queremos abordar procesos actuales, en este caso la experiencia de un grupo de trabajadores que ya señalan caminos de una nueva historia posible.
IV
Hay un fenómeno nuevo, puntual, incipiente. Trabajadores que ocupan sus lugares de trabajo, y ante la terrible alternativa de la desocupación por el cierre o la quiebra, se aferran a las máquinas y no abandonan las instalaciones.
Desnaturalización. La patronal deja una empresa por la crisis. No nos vamos. A pesar de todas las "evidencias" no se resignan a perder su fuente de trabajo.
Hay cientos de lugares de trabajo ocupados hoy en la Argentina. Ya podemos encontrar aquí las fuentes y problemas de un nuevo programa de investigación- militante.
Cuando la agudeza de la crisis capitalista quiebra el funcionamiento "normal" del capital, pueden desarrollarse desde "los márgenes" formas que no responden directamente a las necesidades de las propias relaciones capitalistas. Cooperativas, clubes de trueque. No pueden sostenerse indefinidamente bajo la dura ley del valor y la competencia. Pero pueden extenderse como hongos en las crisis.
En este marco, hoy son también algunos patrones junto a burocracias sindicales o la iglesia, los que en ciertos lugares impulsan la formación de cooperativas de trabajo "mixtas" donde se sigue descargando el peso de la crisis en los propios obreros, y donde intentan que los trabajadores no den un paso más allá de la legalidad capitalista.
Sin embargo, junto con este fenómeno cooperativista se desarrollan otros procesos que pueden cuestionar las relaciones capitalistas. Los ejemplos del Ingenio la Esperanza en Jujuy, la Baskonia en Matanza, Impa, Panificación 5, Clínica Junín en Córdoba, Zanon y Brukman creemos que abren un trabajo de investigación necesario y pensar nuevos problemas.
Cuando un grupo de obreros se afirma en la posibilidad de producir "sin patrones", ¿no encontramos allí el inicio de una nueva experiencia y conciencia obrera? ¿Los secretos del funcionamiento capitalista no empiezan a develarse cuando la producción no se moldea según el afán de ganancia del capital sino movilizada por las necesidades de los productores? En los últimos meses dos fábricas, la ceramista Zanon de Neuquén y la textil Brukman de Bs. As, empiezan a ser un polo de referencia, puestas a producir bajo control obrero y en lucha por la estatización de las fábricas, o sea su expropiación. Llaman a repensar profundamente sobre la potencia del movimiento obrero como clase cuando empieza a tomar en sus manos la resolución de su propio destino.
V
La experiencia de lucha de los trabajadores de la ceramista Zanon es ya hoy un ejemplo. Desde hace más de 4 meses esos cerámicos llevan impreso en su envoltorio tres palabras: "bajo control obrero". Materia de la tierra, calor, gas, procesos industriales y trabajo humano en una de las líneas de porcellanato más moderna de Sudamérica.
El nuevo cerámico "el obrero" se presenta a la comunidad en un pequeño acto. También hay una serie especial, limitada, dedicada a los desocupados del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén que acompañan desde hace meses la lucha de Zanon. Y otro modelo de cerámico decorado con guardas mapuches en honor a las comunidades de la zona que han provisto tierra a los obreros. Un cerámico es un cerámico. Pero no solamente.
En un comunicado funcionarios de la embajada italiana en la argentina le reclamaron al gobierno de Duhalde que intervenga en contra de los 300 obreros que ocupan la fábrica Zanon. Estado y capital. Defienden sus intereses más allá de las fronteras.
La empresa provincial de energía les reclama a los obreros una deuda por 100.000 pesos, mientras que la patronal de Zanon nunca fue presionada por la deuda de $500.000 que tenía. La empresa de gas hace su parte. El síndico estatal vuelve a pedir el desalojo con intervención de las fuerzas represivas. Una banda "mafiosa" en seguro arreglo con la policía provincial organizó un secuestro, robo y amenazas sobre los trabajadores.
¿Cómo se combinan tantas fuerzas para descargarse sobre un grupo de obreros que quieren trabajar?
El desafío de los obreros de Zanon es grande, porque su ejemplo podría ser tomado por otros ante la magnitud de la crisis capitalista que vivimos. A más de 1200 km. de distancia del parque industrial neuquino, una fábrica textil -confecciones Brukman- se mantiene en movimiento bajo las manos laboriosas de sus obreras y obreros. "Brukman es de los trabajadores" cantaron un 17 de marzo vecinos de las asambleas populares, estudiantes y obreros en el barrio once de la Capital Federal.
El 1 de Mayo de 2002 se realizó un acto frente a las puertas de Zanon en Neuquén. Con la presencia de delegaciones de Brukman de Buenos Aires, trabajadores ceramistas, estatales, docentes, de los hospitales de Neuquén, junto a estudiantes, el MTD y organizaciones de la izquierda , fueron más de 1000.
VI
¿Que es el control obrero?
El funcionamiento de las leyes capitalistas se asienta en la separación de los productores asalariados respecto de los productos de su trabajo y del control de las condiciones del mismo.
"La enajenación del trabajador en su producto significa no solamente que su trabajo se convierte en un objeto, en una existencia exterior, sino que existe fuera de él, independiente, extraño, que se convierte en un poder independiente frente a él; que la vida que ha prestado al objeto se le enfrenta como cosa extraña y hostil" Enajenación respecto de su producto, pero también respecto del propio proceso productivo: "El producto no es más que el resumen de la actividad, de la producción. Por tanto, si el producto del trabajo es la enajenación, la producción misma ha de ser la enajenación activa, la enajenación de la actividad; la actividad de la enajenación. En el extrañamiento del producto del trabajo no hace más que resumirse el extrañamiento, la enajenación en la actividad del trabajo mismo." El control obrero dentro de una fábrica empieza a cuestionar esta separación. La ocupación de la empresa también lo hace, ya que pone en cuestión quién tiene el poder dentro de la fábrica.
El control obrero puede empezar de manera puntual, como el control ejercido por los obreros sobre sus condiciones de trabajo o aspectos de la organización de la producción misma, por ejemplo para controlar la implementación de mejores condiciones de seguridad en el trabajo. El reclamo de apertura de los libros de contabilidad cuando un capitalista declara la "crisis", apunta a develar los secretos de los negocios capitalistas.
Como lo que se ejerce es un control, se entiende que se refiere a una tarea de observación, o lucha por el cambio sobre las acciones de otro, en este caso, de los patrones que ejercen su poder en la fábrica. El control obrero entonces empieza a instalar un doble poder a nivel de la empresa. La propiedad continúa en manos de los capitalistas, pero ya empieza a ser enfrentada por los productores en su acción.
Ejemplos de producción bajo control obrero se han desarrollado en ricas experiencias históricas. En nuestro país en los años 70 la experiencia de PASA en la zona norte del gran Rosario merece ser estudiada. Allí se desarrolló por un mes la experiencia de TOMA DE FABRICA CON GESTION Y CONTROL OBRERO DE LA PRODUCCION en julio-agosto de 1974, con la formación de comisiones de producción, de seguridad, etc., en base a la práctica de la democracia obrera.
En el caso de Zanon y Brukman, en este momento, la patronal no se halla presente en la fábrica. Por lo que el nivel de control obrero alcanza también la gestión directa de toda la producción, e incluso formas de comercialización.
En Zanon los obreros organizan la gestión mediante resoluciones en asambleas generales y asambleas por sección donde se decide cada paso a seguir: tiempos de trabajo, cómo preparar nuevos modelos de cerámicos, conseguir materia prima, seguridad, etc. Los obreros establecen así nuevas formas de solidaridad entre ellos que les permiten comenzar a dar pasos hacia la autodeterminación como clase. En estos meses se ha demostrado la verdadera función de la mayoría de los supervisores o jefes puestos por la patronal en la fábrica durante períodos "normales": más que dirigir la producción su función es mantener un despotismo permanente sobre los trabajadores y sus tareas.
El control obrero devela los secretos de la explotación capitalista. Por ejemplo, en dos días de trabajo los obreros de Zanon produjeron cerámicos por un valor superior a los costos salariales de todo un mes. Al mismo tiempo demuestra a escala de un establecimiento, que los trabajadores pueden controlar su propio destino y gobernarse a sí mismos.
VII
Sin embargo, una cooperativa o una fábrica ocupada produciendo bajo control obrero, aislada como una barca en el mar de las relaciones capitalistas de producción no puede mantenerse indefinidamente. Ejemplos de cooperativas que para no "perecer" ante la competencia capitalista terminan superexplotando a sus trabajadores más que en otras fábricas, sobran por doquier. O que colapsan ante el peso de las deudas o la imposibilidad de comercializar sus productos. La cooperativa aislada en el marco de las relaciones capitalistas no tiene futuro y se limita a intentar viejas ilusiones reformistas sobre el capital.
La diferencia entre las cooperativas que impulsan sectores de la iglesia o la burocracia y el caso del control obrero de Zanon y Brukman es clara. Una primer diferencia notoria es que en Zanon se prioriza el salario obrero a un nivel digno. Hoy los trabajadores de Zanon mantienen salarios de alrededor de 700 pesos. Mientras que en la mayoría de las cooperativas el salario es miserable, ya sea porque se prioriza los "tiempos legales" y no se produce lo necesario, o ya sea porque la dirección de la cooperativa decide rebajar el salario a sus propios trabajadores para mantenerse funcionando frente al peso de las deudas.
El salario, mínimo derecho de los esclavos productores en la sociedad capitalista tiende a no ser respetado por los propios patrones frente a las crisis, como forma de contrarrestar la caída en sus ganancias. En las cooperativas la lógica capitalista de la plusvalía absoluta reduciendo el salario más allá de los límites de subsistencia y extendiendo la jornada laboral tiende a imponerse cruelmente sobre los propios trabajadores asociados.
En los casos de Zanon y Brukman los obreros rechazan hacerse cargo de las deudas de los patrones, reclaman la expropiación sin pago de las fábricas y su estatización, manteniendo el control obrero sobre la producción.
La lucha por la estatización de las fábricas bajo control obrero señala la única posibilidad de incorporar rápidamente más trabajadores, y no "reabrir" con menos, mientras a su alrededor aumenta la desocupación en forma descomunal. Tanto los trabajadores de Zanon como los de Brukman, han elaborado propuestas concretas que posibilitan que en sus fábricas se incorporen más obreros con el capital fijo actual. Producto de la crisis económica en la argentina existe una gran capacidad industrial instalada no utilizada. Bajo una planificación de la producción no subordinada al interés individual del capitalista, podrían incorporarse más trabajadores, si fueran estatizadas y se las pusiera a producir en función de las necesidades de la población mediante un plan de obras públicas para viviendas, escuelas, hospitales, etc.
Las cooperativas, en cambio, son una salida sólo para los antiguos trabajadores y sólo si les va bien desde un punto de vista capitalista (no importa si los que compran la producción son pobres o ricos, ni si hay necesidades insatisfechas). Pueden tomar nuevos trabajadores, pero en estos casos siempre lo hacen con peores condiciones y no como "socios" de la cooperativa sino en una relación de empleados con los socios originales.
Diferente es el camino que intentan los trabajadores de Zanon, en su alianza con los desocupados del MTD de Neuquén, para conseguir trabajo para todos. En estos días los trabajadores de Zanon están discutiendo incorporar 100 desocupados de los distintos movimientos de desocupados de la región (en forma proporcional a su número) a la producción, en una "escuela de oficios", para hacer real la unidad entre ocupados y desocupados.
VIII
La pregunta que merece ser profundizada e investigada es la siguiente: ¿pueden mantenerse por tiempo indefinido experiencias de este tipo? ¿Cabe la posibilidad de la multiplicación evolutiva y pacífica de experiencias de "autogestion obrera" como contrapoderes locales al poder del capital? La feroz conspiración de la patronal, el estado provincial y nacional, las fuerzas de represión y la burocracia sindical contra los trabajadores ceramistas muestra una respuesta en sentido contrario.
Si el fenómeno de control obrero no se extiende por lo menos a varias cientos de fábricas en las principales empresas industriales, ¿cómo podrán resistir los trabajadores la fuerza del ataque de las clases enemigas? ¿Cuál es su futuro si esta experiencia no es defendida por otros trabajadores de la zona, y por movimientos de desocupados o de vecinos y estudiantes que tomen esta causa como propia?
Pero para lograr esto es necesario superar las barreras entre desocupados y ocupados, las barreras impuestas por los viejos aparatos sindicales, entre los obreros y con el resto del pueblo. En fin, es necesario el desarrollo de una verdadera unidad de los trabajadores y el pueblo pobre, enfrentando la división existente y "naturalizada" entre ellos, funcional para la reproducción de las relaciones de explotación capitalistas.
Los trabajadores de Zanon, desde el SOECN, vienen intentando superar estas barreras. Su alianza con el MTD es expresión de esto. Su propuesta de conformar una coordinadora de trabajadores y desocupados regional, basada en asambleas y mandatos de las bases también apunta hacia allí, cuestión que viene avanzando con la conformación de la Coordinadora del Alto Valle (Rio Negro y Neuquén). Su reclamo de estatización de la fábrica bajo control obrero y un plan de obras públicas para abrir fuentes de trabajo y cubrir las necesidades más básicas de la población también solidifica las posibilidades de esta alianza con otros sectores populares.
Pero es un hecho que de lograrse esa unidad obrera y popular orgánicamente a escala de una provincia o a nivel del país, presenciaríamos un momento superior en la lucha de clases, donde estaría cuestionado el poder burgués a escala más amplia y profunda. Conlleva el enfrentamiento creciente no sólo con la patronal, sino con la burocracia sindical y el estado.
Por lo tanto entendemos que el control obrero puede ser un momento episódico en un proceso revolucionario superior, o desarrollarse como una gran experiencia que prepara a los obreros más intensamente para las luchas por venir. Justamente por esta dinámica contradictoria, el control obrero se muestra como una enorme escuela concentrada de economía planificada y lucha anticapitalista. Muestra a escala reducida que los trabajadores pueden dirigir el conjunto de la economía, para lo cual es necesario expropiar a los propietarios capitalistas y enfrentar a sus estados y fuerzas represivas. Muestra la necesidad también, de la unidad de los trabajadores como clase con el resto de los sectores oprimidos, en nuevas organizaciones democráticas como coordinadoras que superen los estrechos marcos de los viejos sindicatos.
IX
¿Autogestión de la crisis o socialización de la riqueza?
Actualmente se desarrollan en argentina experiencias de distinto tipo donde vemos que sectores de trabajadores, desocupados o vecinos de las asambleas populares tienden a tomar en sus propias manos caminos para sobrellevar la aguda crisis económica y social.
Muchas asambleas populares de la Capital Federal y Rosario han propuesto la creación de huertas comunitarias en los barrios, comedores populares o dispensarios médicos para solucionar el problema del hambre y la crisis sanitaria.
Algunas organizaciones de desocupados como el MTD de Solano y la Coordinadora Anibal Verón trabajan con micro-emprendimientos como panaderías, fabricación de ladrillos o de zapatos, en base a los planes trabajar u otros subsidios a desocupados. El ejemplo de las cooperativas que ya mencionamos, impulsadas en muchos lugares por sectores de la iglesia y la CTA o en otros por los propios trabajadores. En algunos hospitales vecinos junto a médicos y enfermeras discuten la necesidad de co-gestionar en común con las autoridades.
Tomando en cuenta estas tendencias, desde organizaciones como el FRENAPO se impulsa el proyecto de "presupuesto participativo" que ya votó el municipio de Rosario siguiendo el ejemplo de Porto Allegre. Este es propuesto a las asambleas populares para subordinar a las mismas en los organismos estatales y permitirles "decidir" sobre el reparto del presupuesto en algunas áreas menores.
La tendencia de los trabajadores, desocupados y vecinos a tomar en sus propias manos la resolución de sus problemas es un gran paso adelante después de tantos años de pasividad o esperar que las soluciones vinieran de otro lado. Sin embargo, la discusión planteada es si hay que resignarse con autogestionar la crisis o apuntar al disfrute del conjunto de las riquezas sociales por las mayorías.
En el caso de muchas cooperativas, como explicamos antes, los trabajadores terminan esclavizándose más de 12 hs diarias, o reduciendo sus propios salarios para poder subsistir. En el ejemplo de los emprendimientos de los desocupados en base a planes trabajar, no reciben más que la miseria de 150 Lecop. Y mientras tanto son millones los trabajadores y desocupados que siguen padeciendo la agonía de la crisis capitalista.
Solamente apuntando a tomar el control del conjunto de la economía, para autogestionar la totalidad de la producción y distribución es posible pensar un futuro digno para esos millones de hombres y mujeres.
Las salidas autogestionarias que no cuestionan el conjunto de las relaciones sociales capitalistas, y pretenden instalar enclaves "alternativos" en medio de la miseria y la explotación capitalista no pueden ser más que ilusiones momentáneas destinadas a sucumbir.
Una gran contradicción del sistema capitalista se encuentra en la que surge entre la planificación capitalista dentro de la fábrica y la anarquía de la producción tomada de conjunto.
La planificación capitalista al interior de la fábrica es puro despotismo y explotación sobre los trabajadores. El control obrero enfrenta este poder patronal al interior del establecimiento. Pero la anarquía capitalista que nace de que los capitalistas individuales producen en función de su ansia de ganancia y no de las necesidades sociales, produce en un polo la miseria y en el otro la sobreproducción. En un polo las hambrunas de millones y en el otro la apropiación privada de enormes riquezas producidas socialmente. Solamente cuestionando el conjunto de las relaciones capitalistas como totalidad económica y política, se abre la esperanza de un futuro digno para millones, con el horizonte de una sociedad de productores libres asociados, el comunismo.
Junio 2002 -Rosario