Las 6 ideas de Carlos Lanz que lo convierten en “objetivo militar del Pentágono”
El 8 de diciembre se cumplieron cuatro meses de la extraña desaparición del exguerrillero Carlos Lanz. Familiares y diversas figuras del chavismo aluden que se trata de un “secuestro forzoso”, motivado a las diversas investigaciones teóricas y denuncias mediáticas sobre la naturaleza de la guerra no convencional aplicada contra Venezuela.
El portal de investigación La Tabla, alude que fueron precisamente sus investigaciones quienes lo convirtieron en objetivo de EEUU y sus aliados políticos y militares en Suramérica. Dicha hipótesis suscrita por algunas personalidades de la izquierda venezolana, como el exviceministro de cultura Iván Padilla Bravo, consideran que no es de “extrañar que la desaparición o secuestro de Carlos Lanz Rodríguez tenga que ver directamente con la prolongación de la llamada Operación Gedeón, bajo el mando directo del Pentágono, la CIA, de Donald Trump y de sus secuaces, como el mandatario colombiano Iván Duque”.
Resulta extremadamente llamativo que la desaparición de Carlos Lanz el sábado 8 de agosto, haya coincidido con la sentencia a 20 años de prisión que la justicia venezolana dictó contra dos exboinas verdes, Luke Denman y Airan Berr, que participaron en un intento de incursión militar en las costas venezolanas durante este año.
A la fecha, según lo reporta Alex Lanz, hijo del exguerrillero y sociólogo venezolano, en su cuenta de Twitter, a pesar de mantener contacto con altos miembros del Gobierno nacional, y hasta el propio fiscal de la República Tarek William Saab, la investigación presenta “pocos avances y hallazgos”.
Ideas peligrosas (para el Pentágono)
Antes de su desaparición, Carlos Lanz se encontraba avocado en una frenética actividad formando a diversos colectivos y miembros de movimientos populares en el análisis de la guerra no convencional y en la naturaleza de la respuesta que el pueblo venezolano debía dar.
“El imperialismo no lo vamos a combatir solo con medios militares, lo debemos combatir también en el terreno de los valores y de la subjetividad”, argumentaba para apalancar sus puntos de vista.
1. Proxywar y Doctrina conjunta de dominio del Amplio Espectro
En una entrevista concedida a Sputnik, Carlos Lanz alertaba, a propósito de la agresión de EEUU contra Venezuela, que Washington le “huía al síndrome de Vietnam” y por tanto iba a evitar a toda costa una confrontación directa. Por tal razón, el esquema planteado era “tercerizar” la agresión o plantearse una guerra peleada por “terceros” (mercenarios, países aliados a EEUU, etc). La razón era de índole pragmática y mediática. Evitar que se generara empatía hacia Venezuela, cuando fuese atacada por un país muchas veces más fuerte en términos militares.
“Hay una validación de la hipótesis de Proxy War cuando atendemos a cómo han venido ocurriendo los eventos de agresión este año. Poca atención se le presta al eje Cúcuta-Catatumbo, excepto en la caracterización tradicional de actividades delictivas que allí tiene lugar. No obstante, el empleo de ese corredor estratégico será vital para el desarrollo de la guerra subsidiaria contra Venezuela. Tampoco es que la tercerización de la guerra sea un invento reciente. Lo particular es que EEUU lo enlaza con algo que aparece en su doctrina conjunta y que se llama “el dominio concreto del espectro o de amplio espectro”, que consiste en la simultaneidad del ataque enemigo, la combinación y permanencia de sus múltiples aspectos.
Por otro lado, este aspecto de la “simultaneidad” resulta una estrategia clave de la agresión norteamericana. Pues, a juicio de Lanz, busca no solo la degradación integral del país caribeño, sino también el agotamiento psíquico y moral tanto de la población general, como de los liderazgos dentro de la Revolución Bolivariana. Vencer por agotamiento y forzar una negociación que favorezca los intereses de Washington.
2. Las operaciones psicológicas como armas de la guerra de cuarta generación
Durante el segundo mandato del entonces presidente Hugo Chávez, Carlos Lanz logró identificar y caracterizar las operaciones psicológicas que iban dirigidas a socavar la base de apoyo popular del mandatario venezolano.
Denunció a la contratista Rendon Group como la responsable de diseñar y coordinar la estrategia comunicacional del “Plan Colombia, Plan Patriota y en estos momentos el Plan Seguridad y Democracia que promueve el Clan Santos” y a dirigir las operaciones de asedio psicológico contra Venezuela buscando los siguientes objetivos:
“a.- En lo inmediato trata de alcanzar una disociación psicótica en el individuo, polarizando las emociones, generando miedo o rabia.
b.- Pero más a largo plazo, se trata de modificar las conductas, cambiar actitudes, sembrar valores.
c.- El bombardeo sistemático con señales, símbolos o signos, tiene un efecto acumulativo que puede conducir a la persona disociada a convertir una mentira en verdad”.
“Rendón se autodefine como un ‘guerrero de la información’, un ‘gestor de percepciones’, ‘administrador de percepciones’. O manejador, e incluso manipulador de percepciones. Todas estas frases podrían ser traducidas como ‘perception manager’. Es decir, la gestión, administración, manejo o manipuleo de las noticias para influir en la cobertura informativa de los medios en favor de una fuente, actor o corporación”, destacaba el sociólogo.
Lanz denunció que el entramado de la conspiración mediática se apalancaba en “temas generadores” que vistos a la luz del comportamiento de la “información” que se mueve en las nuevas redes sociales digitales, parecen mantenerse vigentes. Dichos temas eran: “la ruptura emocional con el comandante Chávez, el desabastecimiento, la inseguridad personal, el nexo guerrilla-narcotráfico, la inflación-desempleo, educación-salud”.
3. La conflictividad social como vector de descomposición o la derrota estratégica del proyecto
Carlos Lanz era un aventajado analista. Consideraba que la sumatoria de problemas que Venezuela enfrentaba como país, agravadas o propiciadas por las sanciones como “desabastecimiento de alimentos, medicinas, transporte, gas, teléfono”, afectaban no sólo la percepción que el pueblo venezolano tenía del Gobierno nacional, sino también al proyecto bolivariano. “Atender urgentemente las subjetividades”, era su prédica constante:
“Aquí [en Venezuela] se está aplicando una gran operación psicológica para vulnerar nuestra identidad, nuestras convicciones. Necesitamos dar una guerra de valores, donde le pongamos un freno a la dominación cultural, a la degradación, al envilecimiento de la persona. Porque la gente está sometida a una serie de presiones de degradación de sus condiciones de vida, pero también a la degradación de su propio imaginario colectivo, de su identidad como pueblo. La sociedad venezolana está sufriendo de una hiperanomia, con el resultado del desconocimiento de las normas, de la ruptura del contrato social. Es un proceso imperceptible pero está en desarrollo”, destacaba Lanz.
4. Hipótesis de Rollback o la “vuelta a la Cuarta República”
Conectado con el punto anterior, Carlos Lanz mantenía la sospecha de que no era solo el cambio de régimen el objetivo de EEUU en Venezuela. Era revertir los procesos de transformación y de reivindicaciones sociales alcanzadas por Chávez, así como destruir la esperanza de que existieran proyectos alternos distintos al capitalismo que tuviesen éxito en la región latinoamericana.
Justo al asumir el mandato el presidente Nicolás Maduro, entre 2014 y 2015, Lanz escribió una serie de artículos para explicar que la doctrina de asedio de Obama estaba dirigida a impulsar un “Rollback” o una “derrota estratégica” del modelo chavista.
A través de “estimular la conflictividad social, fomentar rivalidades, explotar déficits y carencias, generar desconfianza e incertidumbre, deslegitimar el liderazgo, propiciar la ingobernabilidad, paralizar e inhibir las fuerzas de seguridad”, el Pentágono deseaba devolver a Venezuela “a su status inicial, a través de ‘cambio de régimen’, ‘Transición pactada’, ejemplo volver a la IV república con el acuerdo nacional para transición de la MUD”.
“Comprender esta estrategia ‘Rollback’ es esencial en la confrontación con el imperio, ya que el enemigo no está definido solamente como agresor externo, sino que se asocia con operadores nacionales en el ámbito cultural, económico-social, político-militar”, destacaba Lanz.
Citando al investigador James Petras, Lanz suscribía que este “Rollback” impulsado por Obama (y de algún modo continuado por Trump), se manifestaba por múltiples vías que no sólo implicaba las operaciones encubiertas o la intervención militar directa, sino también con “la retórica diplomática aparentemente benigna, que depende en gran medida de la propaganda de los medios de masas”.
5. Guerra popular prolongada como única defensa (Método Táctico de Resistencia Revolucionaria)
Como parte del “Seminario de formación permanente sobre guerra no convencional”, que Carlos Lanz diseñó para impulsar el debate al interior de las fuerzas vivas del chavismo, la Doctrina Militar Bolivariana era la respuesta que el sociólogo encontró para enseñar sobre los métodos de lucha con que el pueblo venezolano debía hacer frente a una agresión externa.
Dicha doctrina militar bolivariana no solo incluye el concepto de Defensa Integral, sino también la idea de que el país debe estar preparado para una guerra de resistencia popular prolongada.
Sin embargo, para Carlos Lanz esta defensa no podía darse de manera voluntariosa o improvisada, sino precisamente asumiendo como esquema de lucha el Método Táctico de Resistencia Revolucionaria (MTRR) que en estos momentos se enseña en la Universidad Militar Bolivariana y también a las distintas unidades de milicias repartidas por el país.
“Nosotros parecemos en algunos aspectos estar preparándonos para una guerra convencional con barcos y aviones. Creo que eso no está en la agenda, aun cuando tenga sus preparativos. El costo político de una decisión como esa no la van a asumir en Washington. Por tanto, ellos seguirán buscando desarticular la unidad de nuestra fuerza armada, romper la institucionalidad. Por tanto, los aspectos logísticos y operacionales deben virar cuanto antes hacia la guerra popular prolongada, pero no para el año 2020, sino para este momento. Eso es un disuasivo”, puntualizaba Lanz.
6. Manos a la siembra y Cogestión obrera, el avance a la utopía revolucionaria.
“Impulsar los conucos escolares como componente curricular donde se integran los contenidos programáticos, en función de la ‘cultura de la siembra'”, era uno de los objetivos de Carlos Lanz desde al menos 2009, cuando se lanza formalmente el programa “Todas las manos a la siembra”.
El sociólogo se mantuvo como principal defensor de la necesidad de cambiar la cultura de consumo y producción en Venezuela y también para prepararse ante escenarios donde el desabastecimiento y la crisis alimentaria fuesen usadas como armas contra la población.
“Nuestras escuelas desde la práctica de la siembra agroecológica no solo enseñan a producir sino que implica en cambios en nuestra cultura, nuestra manera de relacionarnos entre los seres humanos, nuestros patrones de alimentación, en el cuidado de nuestra salud y del ambiente”, explicaba Lanz en sus documentos programáticos.
Por otro lado, mientras fue presidente de la Empresa de Aluminio CVG-ALCASA, Carlos Lanz decidió profundizar el modelo de control obrero de dicha industria a través de un modelo de cogestión que se apartaba de las “propuestas de la socialdemocracia”:
“La cogestión es una modalidad de participación de los trabajadores en la empresa, básicamente en la posesión de acciones y en el nombramiento de representantes en la directiva de la fábrica. Las tendencias socialdemócratas en el mundo han promovido esta forma de colaboración de clase, sin poner en discusión las relaciones de producción y el control de las empresas. En países europeos como en Alemania, desde hace unas cuantas décadas se vienen ensayando modalidades de cogestión, apareciendo como una manera de comprometer al movimiento obrero en las políticas anti-crisis, paquetes de ajustes, reconversión”, escribía Lanz en 2005.
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