Las claves del Gobierno de Arce para reactivar la economía de Bolivia en 2021
Eso luego de que el gobierno de facto de 2020 dejase un país desmenuzado y con sus arcas vacías. ¿Cuáles son sus perspectivas para afianzar en 2022 la senda del crecimiento económico?
Antes de ser presidente, Luis Arce fue ministro de Economía durante los gobiernos de Evo Morales (2006-2019). En gran medida se atribuye a su trabajo el crecimiento que presentó el país durante esos años. Ahora, a cargo del Órgano Ejecutivo, Arce se ocupó de reactivar la economía de Bolivia, seriamente afectada por la pandemia y por el gobierno de facto que estuvo en 2020. En solo un año, el Estado Plurinacional generó casi un millón de empleos y logró posicionarse como una de las naciones con mayor crecimiento en América Latina.
"El presidente es economista, uno muy reconocido en nuestro medio. Entonces para muchos no es ninguna sorpresa ver cómo el mejor economista que tenemos en Bolivia logró capear la crisis en la que estábamos", dijo a Sputnik el analista Mike Gemio, economista de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA).
En marzo de 2019, cuando la pandemia de COVID-19 llegó a Sudamérica, el Gobierno de facto de Jeanine Áñez (2019-2020) optó por desactivar el aparato productivo y obligar a la mayoría de la población a permanecer encerrada en sus hogares, como una manera de evitar contagios.Gracias a esta y otras medidas desacertadas, el Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia cayó en un 11%.
"Fue una crisis de doble sentido, de oferta y de demanda. En el caso de la oferta, había muy baja capacidad de producción. Y por el lado de la demanda, la gente redujo su consumo al mínimo posible", explicó Gemio.Ante esta crisis de ida y vuelta, tras asumir, el nuevo Gobierno tomó dos medidas: una para la oferta y otra para la demanda.
"La demanda es mucho más sencilla, porque había que mejorar la capacidad de adquisición de todos los agentes económicos", dijo Gemio. El presidente Arce destinó 600 millones de dólares a la entrega del Bono Contra el Hambre, que llegó a cuatro millones de personas, quienes recibieron —cada una de ellas— un total de 1.000 pesos bolivianos (150 dólares).
"La finalidad era que esa plata vaya directamente al intercambio de bienes, servicios, productos, lo más rápido posible", contó. Con esta inyección de millones de billetes se dio un primer impulso, el más importante, para la reactivación económica.
En ese momento se reactivó también la confianza entre consumidores y productores: "Pero no me refiero a una confianza personal. Más bien a una confianza de mercado. Yo, como productor, voy a producir porque sé que me van a comprar", comparó Gemio.La segunda medida importante, dirigida a la oferta, consistió en la otorgación de los créditos Sí Bolivia.
"A todas las empresas que necesitaban efectivo, el Gobierno les iba a prestar al 0,5%, una tasa sumamente pequeña". La condición era que los beneficiarios de los créditos adquirieran insumos producidos en territorio boliviano."Ahí se generó otro círculo virtuoso entre productores y grandes, pequeñas y microempresas", dijo el analista.
Gemio recordó que siguieron otras medidas de menor intensidad, como la aprobación de la ley del Impuesto a las Grandes Fortunas, el reintegro del IVA (Impuesto al Valor Agregado) y la devolución de una parte de las AFP (Aseguradoras de Fondos de Previsión) a las y los trabajadores.A partir de estas medidas, la economía boliviana creció un 9,4% en el primer semestre de este año. "La verdad es algo que sorprende mucho. Perú y Argentina son los únicos que han podido superar este ejercicio boliviano", dijo el analista en Gestión y Políticas Públicas por la Universidad Católica Boliviana. "En lo económico es sobresaliente lo que ha hecho Arce", evaluó.
El repunte
Oscar Gálvez, nacido en Cochabamba (centro), estudió Economía en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), en Buenos Aires, Argentina. "La gestión de Arce, en su perspectiva técnica, nos ha permitido tener un repunte bien interesante", dijo a Sputnik."No es sencillo reconstruir una economía en un año. Pero vemos que sí es posible, con el esfuerzo que está haciendo el presidente estamos logrando resultados", agregó.
Gálvez mencionó que al finalizar el gobierno de Áñez, el desempleo en Bolivia era del 12%. Destacó que en un año "hemos reducido la tasa de desempleo. Ahora estamos en 5,3%, según el INE", el Instituto Nacional de Estadística.Esto significa "que hemos incorporado al sistema productivo a más de 900.000 trabajadores a quienes hemos podido sacar del desempleo".
Para Gálvez, esta cifra fue posible por el modelo de desarrollo de Arce. Puso como ejemplo la reactivación de la planta para la producción de úrea y amoníaco en Bulo Bulo, en el trópico de Cochabamba, "que va a generar en 12 meses más de 350 millones de dólares".
También mencionó el aumento en la producción de las plantas cementeras del departamento de Santa Cruz (este), por el aumento de la demanda. Y está en marcha la reactivación de la planta industrial de cloruro de potasio y carbonato de litio en el salar de Uyuni, Potosí (oeste), que comenzó a producir baterías de este metal, de pronto esencial.
"Pareciera que estamos retomando la senda de construir nuestro modelo productivo para salir de esta economía primaria exportadora y apuntar a una economía que base su fuerza productiva en la industria, en el conocimiento, en el talento humano", se esperanzó Gálvez. Y aseguró: "En esa perspectiva veo que hay excelentes avances".
Tanto Gemio como Gálvez coincidieron en que ver la Bolivia soñada —económicamente hablando— va a tomar algunas décadas más: "Economías emergentes, altamente desarrolladas, como las de Singapur o Corea del Sur, han demorado 40 años en mejorar y salir de donde estaban. Nosotros estamos por 15 años, avanzando pues poco a poco", dijo Gálvez. Y expresó: "Como boliviano, tengo la esperanza de que esta senda que se está retomando nos va a llevar por el camino del bienestar para nuestra sociedad".
¿Qué pasará con la economía boliviana en 2022?
Gemio comentó que para el próximo año se espera que Bolivia crezca un 5,1%. "El presupuesto que se ha planteado para 2022 es mucho más ambicioso en términos de crecimiento económico. La inversión pública en 2021 fue de 4.000 millones de dólares. Para 2022 la inversión pública estaría bordeando los 5.000 millones de dólares, lo cual representa un crecimiento del 25%", afirmó.
El analista explicó que durante su gobierno, Áñez eliminó la inversión pública, creyendo que automáticamente la inversión privada ocuparía ese espacio. "Pero eso no pasó ni en sus sueños. Al contrario, generó un vacío total de flujo de efectivo".
Por ello, consideró que "la idea que ha funcionado hasta ahora, implica que la inversión pública retome un sitial en el dinamismo económico. Donde se construye una carretera, por ejemplo, se generan una serie de negocios alrededor. Esto mueve las economías en las regiones".
Para Gemio, también es necesario realizar un trabajo en el plano social, para que la población boliviana se mentalice en que sí puede hacer a uno de los países más desarrollados de América Latina."No se trata solo de poner 20.000 fábricas y decir: 'Somos un país industrializado'. Se trata también de manejar la forma en que el boliviano se ve a sí mismo", consideró.
Y agregó: "Creo que ese es el gran golpe que nos ha dado el intervencionismo. No solo en Bolivia, en muchos países han dicho: 'Los únicos buenos somos nosotros. Ustedes son escoria, gente poco preparada, tontos de por sí'. Esa lógica nos ha hecho mucho daño".
Sputnik / La Haine