"Las ideas militares de la OTAN son defectuosas y desfasadas"
La OTAN creyó que sería sencillo vencer a Rusia en el conflicto ucraniano, pero los hechos indican lo contrario e incluso cuestionan la eficacia del bloque como un grupo con capacidad de ofensiva y disuasión, apunta Stephen Bryen, ex alto funcionario del Pentágono y analista en temas de defensa.
Desde la caída de la Unión Soviética en diciembre de 1991, quedó de manifiesto que la alianza atlántica había dejado de ser un bloque militar disuasivo para pasar a ser uno con intenciones de expansión hacia el Este de Europa, región que, en ese momento, vivía una severa inestabilidad social, política y económica. Así lo asegura Bryen, quien desde su perspectiva de estratega militar desmenuza algunos errores de la OTAN en la crisis ucraniana.
Uno de ellos, dice, es la decisión de una eventual adhesión de Kiev al brazo armado de Occidente. "La idea de ampliar la OTAN a Ucrania puede haber costado a sus socios un futuro mucho más arriesgado. Seguramente ha socavado la capacidad de disuasión de la OTAN, algo que los rusos y los chinos comprenden claramente", señala el especialista en temas de seguridad global.
"Desangrar a [las fuerzas de] Ucrania ha demostrado, al menos hasta ahora, que las ideas militares de la OTAN son defectuosas y están desfasadas", observa Bryen, también exdirector de personal del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
¿Es suficiente el apoyo de Occidente a Ucrania?
Y es que, aunque al inicio del conflicto había optimismo entre los aliados otanistas sobre una victoria de Kiev, conforme pasaron los meses las bajas en el lado ucraniano se incrementaron vertiginosamente y la contraofensiva de Zelenski fracasó. De hecho, asegura que las tropas ucranianas han perdido a más de 90.000 soldados entre heridos y muertos —solo durante la fallida contraofensiva iniciada en junio pasado—, además de numerosas pérdidas de equipo militar occidental, que ascienden hasta más de 13.500 tanques y blindados destruidos.
"Si se analizan objetivamente, las enormes pérdidas de equipo y personal por parte de los ucranianos no son sostenibles en el contexto de la OTAN. La OTAN carece de fuerzas armadas entrenadas o de equipos satisfactorios para resistir a un ejército ruso modernizado a la ofensiva", afirma Bryen en un artículo publicado en su sitio especializado Weapons & Strategy.
Sostiene que en la OTAN no pudieron prever correctamente el nivel de munición necesario para el conflicto en Ucrania. En ese sentido, asegura que "los suministros están muy por debajo de lo que se necesita", en referencia a la entrega de proyectiles de 155 mm al Ejército de Kiev.
"Una alianza expansionista, no defensiva"
El objetivo de producción de la OTAN se basa en las cifras del conflicto en Ucrania, pero si comenzara una crisis bélica más amplia, o combates en otros lugares, como la península de Corea, China, Taiwán o Europa, esas cifras "se irían por la ventana", señala Bryen. También critica que el bloque otanista tarde tanto en fabricar y suministrar armas de alta precisión a Kiev: "Si se demora tres días en fabricar un proyectil básico de 155 mm, se tardan dos años o más en producir armas inteligentes".
Concluye que, ante los hechos de la crisis ucraniana, la capacidad de disuasión de la OTAN "está cada vez más en entredicho", por lo cual una de las prioridades del bloque debería ser restaurar la confianza en sus defensas, algo que podría conseguirse solo si Occidente llega a un acuerdo con Rusia que "cambie el mapa estratégico de Europa".
"Rusia recurrió a una nueva generación de drones de ataque, artillería concentrada y minas lanzadas desde el aire para detener al Ejército ucraniano, y adoptó la estrategia de desangrar a Ucrania, algo que los asesores estadounidenses y europeos no calcularon correctamente cuando entrenaron a nueve brigadas ucranianas para atacar las defensas rusas en la zona de Zaporozhie", observa.
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The Economist: Rusia hace valer en Ucrania su superioridad en la guerra electrónica
Militares rusos preparan una estación automatizada de interferencias del sistema de guerra electrónica Borisoglebsk-2, en una zona bajo conflicto en Ucrania, el 11 de noviembre de 2022.
La superioridad rusa en la guerra electrónica empieza a resaltar en primer plano en los campos de batalla del conflicto ucraniano, y es probable que Occidente no pueda hacer mucho para ayudar a Kiev en ese sentido, reporta The Economist.
El caso es que la mayor parte de la atención occidental se ha dedicado a equipos bélicos como tanques, artillería, sistemas antiaéreos, misiles, cazas y municiones, tras lo cual subyace "una debilidad menos difundida" en cuanto a la lucha electrónica, tema hacia el que los aliados de Ucrania han "mostrado poco interés", señala el medio.
Así, mientas la industria de defensa de Rusia lleva años dedicando una enorme atención al desarrollo y producción de una amplia gama de equipos para "hacer frente a los altamente interconectados sistemas de la OTAN", las Fuerzas Armadas de Ucrania empezaron el conflicto básicamente con tecnologías de la era soviética en ese ámbito, según reconoce su comandante en jefe, Valeri Zaluzhny.
La diferencia entre los bandos a ese respecto, que inicialmente tenía un efecto limitado, llegó a adquirir dimensiones enormes con la estabilización relativa de la línea del frente, lo que permitió a Rusia desplegar sus "formidables" equipos de lucha electrónica.
Entre tanto, Ucrania descubrió ya en marzo que los Excalibur, proyectiles de fabricación estadounidense y guiados por GPS, empezaban a desviarse de sus objetivos por efecto de las contramedidas electrónicas rusas. Algo semejante llegó a pasar con las bombas guiadas JDAM y los proyectiles guiados GMLRS de lanzamisiles HIMARS.
"Aún más preocupante ha sido la creciente capacidad de la lucha electrónica rusa para contrarrestar la multitud de vehículos aéreos no tripulados baratos que Ucrania ha estado utilizando para todo, desde el reconocimiento del campo de batalla y las comunicaciones hasta la explosión por impacto contra objetivos como tanques o nodos de mando", resalta el medio.
Las pérdidas en ese campo, debido a la perturbación de los sistemas de guiado o la obstrucción de los enlaces de radiocontrol con los operadores, han sobrepasado en ocasiones los 2.000 drones por semana.
Entre tanto, "no son todavía opciones viables" ni las medidas de protección contra interferencias ni la incorporación de inteligencia artificial para posibilitar vuelos sin conexión en directo con el operador.
Frente a esto, Rusia sigue llenando el cielo con drones de desarrollo propio. Así, en la zona de Artiómovsk (Bajmut), Rusia ha desplegado el doble de la cantidad de drones de ataque que Ucrania, según estimaciones de militares ucranianos.
"Burbuja de ondas de radio"
Rusia ha ido innovando en materia de contramedidas electrónicas a medida que avanza la guerra. En ese orden, fabrica armas electrónicas más pequeñas y móviles, como rifles antidrones y minúsculos inhibidores que forman una "burbuja de ondas de radio alrededor de las trincheras", escribe por su parte The New York Times.
"Los rusos han sido más ágiles en sus respuestas de lo que habríamos esperado por su comportamiento en tierra", cita el medio a James Lewis, exfuncionario estadounidense y colaborador en tecnología y seguridad para el Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Washington. "Eso debería ser preocupante para la OTAN", dice.
Los aportes de Occidente para lidiar con este tipo de sistemas no podrían ayudar a las fuerzas ucranianas. Al menos en el caso de EEUU es poco probable que la actual situación cambie, ya que las tecnologías de lucha electrónica están bastante atrasadas con respectos a las rusas y chinas.