Las implicancias de la llegada de los barcos petroleros iraníes a Venezuela
El barco petrolero iraní Fortune atracó el 24 de mayo en la madrugada en la refinería El Palito, en Venezuela. Su recorrido había sido seguido durante tres semanas, desde que se supo que, junto a otros cuatro tanqueros, de nombre Forest, Petunia, Clavel, Faxon, venía en dirección a las costas del Caribe desde Irán.
La llegada del Fortune a aguas venezolanas fue seguida en vivo y en directo por gran parte del país. La Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) había anunciado que lo esperaría en su zona económica exclusiva para escoltarlo hasta el punto de llegada. Finalmente, la Armada Bolivariana, con el barco Yekuana, ingresó 60 millas náuticas en aguas internacionales para recibir el petrolero.
El recibimiento del Fortune tuvo lugar en el muelle de la refinería El Palito, en el estado Carabobo. Mientras tanto, ya circulaba la segunda noticia esperada: el ingreso del barco Forest a aguas venezolanas, acompañado por la Marina y por cuatro aviones de la Aviación Militar Bolivariana, dos Sukhoi Su-30MK2 y dos F-16 A/B Block 15.
Se espera que los otros tres buques petroleros ingresen a Venezuela en los próximos días, en un hecho de impacto geopolítico por la significancia de la ejecución de un acuerdo energético entre dos países bloqueados por Estados Unidos.
Fortalecimiento bilateral
"Tenemos derechos a la libertad de comercio, a la cooperación bilateral con cualquier gobierno del mundo", afirmó Tareck El Aissami, recientemente nombrado ministro de Petróleo, durante el acto de recibimiento del Fortune en El Palito.
El ministro anunció que en los barcos venían tanto gasolina, como aditivos, repuestos, “entre otros equipamientos para levantar nuestra capacidad de refinación y producción petrolera”.
El total estimado de combustible es de casi 1 millón 500 mil barriles, y la "relación de cooperación energética", afirmó El Aissami, llegó "en horas en que se ha pretendido seguir asfixiando al pueblo venezolano, seguir bloqueándonos, sancionándonos".
Dentro de la relación entre ambos países fue recordado cuando, en el 2008, Venezuela envió combustible a Irán que también estaba —y sigue estando— bajo sanciones estadounidenses, en particular a su industria petrolera. El objetivo, explicó el ministro, es unir "esfuerzos comunes para objetivos de desarrollo compartido que impacten en ambos países".
En el acto también participaron el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, el Almirante en Jefe, Remigio Ceballos, y el embajador de Irán ante Venezuela, Hojjatollah Soltani.
"Hoy no solo ganaron Irán y Venezuela para obligar a ese gigante, a Estados Unidos (EEUU), a respetar derechos y convenios internacionales, entre ellos la libre navegación, el libre comercio entre los países, el mundo entero ganó, la comunidad internacional puede ser beneficiada por el respeto a las normas y convenios internacionales", destacó Soltani.
Rediseño geopolítico
El envío de los barcos significó romper el cerco sobre Venezuela desplegado por EEUU. El gobierno norteamericano, quien al saberse públicamente la noticia del envío de los petroleros había anunciado posibles acciones, finalmente anunció a través del Pentágono que no tenía planes para detenerlos.
Comenzaron a ingresar así los petroleros dentro del área vital geopolítica estadounidense. La procedencia significó un hecho central: Irán ha sido construido desde 1979, con la Revolución Islámica, como un enemigo constante de la política exterior de EEUU.
Irán es además uno de los países bloqueados económicamente por el gobierno de Donald Trump, como parte de una nueva escalada desde que rompió el El Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) en el 2018, y aplicó la política de "máxima presión". El objetivo ha sido asfixiar al país a través de una ingeniería de cerco económico, una estrategia similar a la que emplea contra Venezuela.
La alianza entre Venezuela e Irán forma parte de un rediseño geopolítico, en lo que ha sido marcado en diferentes análisis como un retroceso estadounidense al tiempo que el avance de un mapa multipolar. Esa multipolaridad tiene entre sus actores centrales a China y Rusia, países con los cuales Venezuela ha desarrollado una política estrecha de relaciones.
La inserción venezolana como un actor importante dentro de ese mapa proviene desde los gobiernos de Hugo Chávez. La situación era entonces otra: Rusia y China no habían tomado la magnitud internacional que actualmente tienen, y América Latina era un continente con un proceso de integración cada vez mayor, con el avance de la Unión de Naciones Suramericanas, y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.
La situación actual en el continente está marcada por el retroceso de esa integración, producto de los gobiernos de derecha que tuvieron como objetivo deshacer lo avanzado y regresar a un ordenamiento subordinado a la política exterior estadounidense.
Venezuela, bajo asedio, con América Latina sin capacidad de construir una respuesta para detener o romper el bloqueo, reforzó sus vínculos con Rusia, China, Irán, países a su vez atacados económicamente por EEUU.
Producción interna
Existen dos objetivos centrales: aumentar la producción petrolera, que vino en descenso en los últimos años, y aumentar la capacidad de refinación de gasolina, que está actualmente por debajo de lo que podrían realizar las diferentes refinerías que dispone PDVSA.
El bloqueo estadounidense, que aumentó sobre la industria petrolera desde el 2017 hasta la actualidad, busca impedir todo proceso de recuperación.
PDVSA es la columna vertebral de la economía venezolana, por lo que bloquearla en sus diferentes áreas significa afectar al conjunto de la economía nacional.
"Los venezolanos estamos resteados —expresión venezolana que significa, en este caso, estar dispuestos a dar la pelea—, y con las trancas que tenemos seguimos trabajando", dijo Jesús Rodríguez, trabajador de PDVSA con 21 años de experiencia en la industria, durante el acto de llegada del Fortune a El Palito.
Él, como otros trabajadores de la industria, señalan el daño que le hizo la corrupción a la industria, en particular la que existió bajo el mandato del antiguo presidente de PDVSA, Rafael Ramírez, quien estuvo al frente entre el 2004 y el 2013.
"Los vagabundos que se fueron de aquí, como Ramírez, que se llevó mucha plata de Venezuela, que es del pueblo también, nos hizo bastante daño, y todavía siguen vagabundos echando a perder cosas", afirmó el trabajador petrolero.
Los tres últimos presidentes de PDVSA, abarcando desde el 2009 hasta el 2017, fueron acusados de corrupción por la Fiscalía, señalados de haber generado un desfalco de la industria con múltiples consecuencias en producción, inversiones, refinerías. Es una de las razones de los números de PDVSA.
Las sanciones buscan cortar las vías de financiación de PDVSA, impedirle exportar, asociarse con otras empresas bajo amenaza de ser incluidas en la lista del Departamento del Tesoro, importar insumos y maquinarias claves para sus refinerías y plantas de producción.
El objetivo es bloquear la empresa y, además, quedarse con partes, como ha venido ocurriendo con CITGO, filial de PDVSA en EEUU, que luego de ser embargada en el 2019, ahora podría ser liquidada a favor de una empresa canadiense, Crystallex.
Los barcos petroleros iraníes representan en ese marco un hecho muy importante. La llegada de los otros tres también será vivida como una victoria por parte del chavismo. La relación con Irán forma parte de lo que inició Chávez, y esa alianza ofrece hoy, en medio de un bloqueo y de escasez de combustible, buques con gasolina y elementos para aumentar la producción interna.