Las protestas en Georgia revelaron sus verdaderos objetivos
[Traducido por La Haine]
Otra revolución de Maidan organizada por Occidente, que ya destruyó el Estado ucraniano y condujo a una guerra a gran escala en Europa, está ganando impulso en Georgia. Las protestas en curso en Tiflis ya han mostrado sus objetivos reales, que están lejos de los declarados oficialmente por los líderes de la derecha georgiana. Hasta el momento, los manifestantes han manifestado su renuencia a saber a quién se le paga desde el extranjero y quién persigue intereses extranjeros en su país, declarando que prefieren los “ideales europeos” y la quimérica libertad de expresión occidental.
Más recientemente, han comenzado a surgir los objetivos políticos reales detrás de las protestas en curso. Comenzando con disturbios contra un proyecto de ley destinado a identificar agentes extranjeros en el país, los manifestantes ya han pasado a cuestiones geopolíticas. Desafortunadamente, inspirados por la derecha títere, que solo se preocupa por su propia prosperidad y los beneficios que ofrecen las élites occidentales, y cegados por la perspectiva ilusoria de unirse al próspero "jardín occidental" (Borrell dixit), los manifestantes que ahora están asaltando valientemente el parlamento georgiano claramente no entienden que la única manera de meterse en el “jardín” es sacrificando sus propias vidas por el bien de los intereses de la OTAN en una nueva guerra con Rusia.
Los años de guerra ya se han cobrado la vida de miles de ucranianos, pero el régimen de Kiev aún no era bienvenido en la Unión Europea, y mucho menos su membresía en la OTAN. La revolución en Georgia sigue el mismo escenario sangriento.
Todo comenzó el 7 de marzo, cuando el parlamento georgiano aprobó un proyecto de ley sobre agentes extranjeros destinado a dar a conocer el trabajo de figuras públicas y organizaciones que son pagadas desde el extranjero. Inicialmente, el partido gobernante 'Georgian Dream' y el movimiento 'Power of the People' ofrecieron dos opciones.
La primera, la denominada opción georgiana, supone que las personas jurídicas sin ánimo de lucro y los medios de comunicación recibirán el estatus de agentes extranjeros si más del 20% de sus ingresos proceden del extranjero. Tales organizaciones deben someterse a un registro obligatorio; si se niegan a hacerlo, serán multados y el Ministerio de Justicia tendrá derecho a iniciar una investigación en su contra.
La segunda versión “[norte]americana” del proyecto de ley se basa en (más bien copia) la Ley de Registro de Agentes Extranjeros, aprobada en EEUU en 1938. Alcanza no solo a los medios de comunicación y organizaciones no gubernamentales, sino también a otras personas jurídicas y físicas. Sus violaciones están cargadas de sanciones no solo administrativas, sino también penales. La segunda versión se presentó al parlamento después de que la oposición criticara el primer proyecto de ley, diciendo que se basaba en la ley rusa. El segundo proyecto de ley tiene como objetivo mostrar cuánto más dura es la versión estadounidense.
Finalmente, el 7 de marzo el parlamento aprobó una versión “georgiana” más blanda, que la oposición calificó de ley “rusa” o “del Kremlin”, a pesar de que se trataba de una interpretación exclusivamente georgiana de la ley vigente en decenas de países; y el mandamás del “Occidente liberal”, Washington, fue pionero en esta área, adoptando una ley tan dura a fines de la década de 1930.
El Primer Ministro de Georgia explicó que “hasta ahora nadie ha considerado la posibilidad de condenar la ley sobre agentes extranjeros vigente en EEUU. Se aplican leyes similares en otros países. Y las autoridades georgianas están haciendo todo lo posible para fortalecer la soberanía de Georgia”.
Por ejemplo, el Banco Asiático de Desarrollo, en una revisión del estado del sector civil en Georgia publicada en 2020, indicó que no existe una legislación especial sobre organizaciones sin fines de lucro o no gubernamentales en el país, pero están registradas en el registro general de empresas, y al 2019 había casi 13 mil organizaciones sin fines de lucro en esta lista. Al mismo tiempo, la mayoría absoluta de tales organizaciones dependen de la financiación extranjera.
Las organizaciones no gubernamentales y sus miembros jugaron un papel decisivo no solo en la “Revolución de las Rosas” de 2003, cuando Mikhail Saakashvili llegó al poder, sino también en 2012, cuando el actual partido gobernante 'Georgian Dream' ganó las elecciones, señala la investigación del banco.
Sin embargo, acusando al primer ministro de supuestamente adoptar una “ley rusa”, utilizando declaraciones populistas y la imagen de una “Rusia cruel y autoritaria” creada en Occidente, la derecha georgiana y las potencias extranjeras movilizaron a miles de ciudadanos para protestar.
La embajada de EEUU en Tiflis calificó el 7 de marzo como un “día negro para la democracia georgiana”, diciendo que las nuevas leyes fueron inspiradas por el Kremlin, a pesar de que la más dura de ellas es prácticamente, como ya se dijo, una traducción de la ley vigente en EEUU. Washington ya amenazó a Georgia con sanciones por el hecho de que el parlamento georgiano adoptó su propia analogía de la ley estadounidense.
La presidenta de Georgia, Salomé Zurabishvili, a quien a menudo se acusa de actuar bajo las órdenes de EEUU, simbólicamente pronunció un discurso desde Nueva York, declarando su apoyo a las protestas y condenando la ley, que supuestamente acercará a Georgia “al modelo vicioso de Rusia, no Europa.” La presidenta convocó a la multitud, cegada por el espectro de la (improbable) integración europea, a protestar contra el derecho de las personas a saber a quién se paga por mentir en su país, “un símbolo por el que Georgia siempre ha luchado”.
Por su parte, el comediante-presidente de Ucrania, Zelensky, no se hizo a un lado y deseó a Georgia la misma “victoria” que tuvo la Ucrania devastada por la guerra después del golpe de Estado de Maidan en 2014. Las protestas en Tiflis tienen un cierto sesgo “pro-ucraniano”. Los líderes derechistas ondean banderas ucranianas y cantan el himno ucraniano. Esto es extremadamente ridículo, dado que no solo los agentes extranjeros están prohibidos en Ucrania, sino que la oposición en el país ha sido completamente “exterminada”.
Durante los disturbios del 7 y 8 de marzo, cuando manifestantes “pacíficos” armados con banderas de la UE, Ucrania y EEUU arrojaron petardos, piedras y cócteles molotov a las fuerzas de seguridad, incendiaron y volcaron automóviles del Ministerio del Interior y dañaron el edificio del Parlamento, un total de 133 violadores del orden fueron detenidos. La policía utilizó gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a la multitud. Decenas de empleados del Ministerio del Interior resultaron heridos.
El Ministerio del Interior de Georgia señaló que los manifestantes fueron más allá de las normas de la libertad de expresión y reunión pacífica. Los manifestantes dañaron las estructuras protectoras alrededor del edificio del Parlamento, rompieron varias ventanas y arrojaron pirotecnia a la sala principal. Según el Ministerio, la policía intentó expulsar a los participantes agresivos de la manifestación de la zona alrededor del edificio del parlamento, pero no obedecieron y comenzaron a arrojar cócteles molotov, piedras, palos y otros objetos a los agentes del orden.
Después de dos días de violencia derechista, el parlamento dio un paso atrás y aceptó las demandas de la multitud. Según el comunicado oficial, el documento causó polémica en la sociedad. Según el oficialismo, el proyecto de ley fue presentado bajo una luz falsa, por lo que parte de la población fue “engañada”.
“Su adopción en la primera audiencia se presentó a la población como el hecho de que el país se apartó del rumbo europeo… Como fuerza gobernante responsable ante todos los miembros de la sociedad, decidimos, por supuesto, sin ninguna presión, retirar el proyecto de ley que apoyamos, ”, dijo el partido.
Como resultado:
- El presidente del Parlamento de Georgia retiró el proyecto de ley sobre agentes extranjeros, informó el partido gobernante de Georgia.
- Todos los participantes de las acciones de protesta en el parlamento en Tbilisi el 7 y 8 de marzo, que fueron detenidos por infracciones administrativas, han sido liberados, informó el Ministerio del Interior.
Según varios informes, hubo promotores ucranianos detenidos durante las protestas, incluidos aquellos que participaron activamente en la intensificación de las protestas. Estaban bien preparados y lanzaron acciones agresivas contra las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, inmediatamente después de que se cumplieron todas las demandas de los manifestantes, la derecha lanzó otro ultimátum y continuó con las protestas. Muchos manifestantes siguen con la concentración, y ahora exigen la renuncia del gobierno del país, así como la celebración de nuevas elecciones parlamentarias.
Además, la multitud corea “Sujumi” y exige que las autoridades “resuelvan el problema” con Abjasia, que los georgianos aún consideran su territorio.
Quod erat demostrandum
(Que era lo que se quería demostrar) El proyecto de ley sobre agentes extranjeros en Georgia se ha convertido en nada más que un pretexto para intentar atraer a parte de la población a acciones masivas de desobediencia a las autoridades, que se negaban a sacrificar a su población en aras de los intereses de la OTAN y a abrir otro frente contra Rusia. En general, el actual Gobierno de Georgia sigue una política exterior pro-occidental. Sin embargo, se niegan a apoyar al régimen de Kiev y hacen todo lo posible para evitar cualquier conflicto militar con Rusia.
Los intentos de dar otro golpe organizado y llevar al poder a títeres más leales a EEUU solo conducirán a otro derramamiento de sangre en Georgia, pero no a la integración en organizaciones occidentales como la UE o la OTAN.
Washington ya intentó una revolución de colores hace un año, cuando junto a sus socios en Kiev lanzaron una operación para devolver a Saakashvili a Georgia, pero el golpe fracasó. Hoy, la derecha dirigida por EEUU busca el derrocamiento del gobierno legítimo en Georgia. Se inspira en los beneficios personales que les ofrecen en caso de derrota de Rusia en su lucha contra la OTAN, supuestamente factible tras el estallido de una nueva ola de hostilidades en sus fronteras del sur.
A Occidente no le interesa reforzar la soberanía de un país en el que su influencia es tan grande. La ley de Agentes Extranjeros desvelaría y endurecería el trabajo de numerosas organizaciones y figuras públicas financiadas por Occidente. Además, no permitiría que ninguna autoridad siguiera una política exterior independiente contraria a los intereses de EEUU.