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Argentina :: 26/05/2010

Las significaciones equívocas de un mismo término

Prensa de Frente
Hoy, en el Bicentenario, si la represión es más focalizada ?pero no inexistente-, las diferentes imágenes de la Patria de las clases dirigentes y populares siguen vigentes

Está claro que hay pocos términos de significación más equívoca que el de Bicentenario, tan equívoca como la que surgió, en 1910, de la comprensión de los habitantes de la Argentina de la época del término Centenario.

Una equivocidad que no se relaciona, precisamente, con el dilema sobre cuál Te Deum elegir, si el que encabezará Cristina, en la basílica de Luján, o aquel con el que endulzará oídos de la oposición superestructural el cardenal Bergoglio desde el más tradicional altar den la Catedral Metropolitana. La heterogeneidad, la contradicción, las visiones y actitudes opuestas son la consecuencia de la historia misma del país y de América latina, y de los relatos oficiales, compulsivamente igualadores, de esa historia.

En 1910 la euforia festejante de la clase dirigente del país agroexportador, conservador y oligarca, fue impuesta a sangre y fuego con la represión a la huelga general convocada por las centrales obreras FORA y CORA y con la sanción de la ley de “Defensa social” que prohibía protestas, reivindicaciones y hasta reuniones de trabajadores. Era un hecho que la imagen de la Patria que cumplía 100 años era una determinada para los lustrosos apellidos de la generación del 80, deslumbrados por los flamantes y afrancesados jardines de Palermo del arquitecto Thaïs y por la jovialidad de la infanta Isabel de España.

No era la misma imagen la que tenían los obreros industriales y artesanos, socialistas y anarquistas, muchos de ellos inmigrantes, que venían organizándose y luchando para revertir la miseria desde hacía ya 40 años. Los mismos que un año antes, en la Semana Roja de mayo de 1909, habían perdido 8 compañeros baleados por la policía en la Plaza Congreso. Casi todos ellos, 3 años antes, habían acompañado a sus familias y a las de los criollos carreros y peones, hermanos de los explotados por los terratenientes, todos cohabitantes de los conventillos, en la “revolución de las escobas” de 1907.

Hoy, en el Bicentenario, si la represión es más focalizada –pero no inexistente-, esas diferentes imágenes de la Patria de las clases dirigentes y los sectores y populares urbanos siguen vigentes, alimentadas cada una de ellas por otros 100 años de confrontación y experiencias contradictorias, plagados de luchas, conquistas, retrocesos y reinvenciones de la clase obrera, con el 17 de octubre de 1945 como un hito, y de golpes, genocidios y nuevas técnicas de acumulación y explotación desde quienes suelen escribir la historia oficial, con el 24 de marzo de 1976 como fecha emblemática.

Ni hablar de las diferencias que separan la visión canónica de la patria del Bicentenario con aquellos para quienes esa patria es ajena, o por lo menos no es bicentenaria: las mujeres y hombres de los pueblos originarios.

Son las imágenes, los relatos de varios bicentenarios, y tal vez de hasta más de una patria, los que nos interpelan en estos días, por debajo y por los costados de los palcos levantados en la 9 de Julio.

 

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