Las Tesis de abril
Nada tienen que ver con las famosas Tesis de abril redactadas por Lenin, brújula de la Revolución de Octubre de 1917. En realidad, las Tesis de abril de las que aquí se habla fueron desarrolladas por periodistas bolivianos reunidos en su IV Congreso, entre el 17 y 19 de abril de 1970. Debido a su radicalidad, algunos medios de prensa de entonces las tildaron de “castro-comunistas”.
Tras la trágica muerte del presidente liberal René Barrientos (27 de abril de 1969), su vicepresidente, Adolfo Siles, lo sucedió en el cargo. Huérfano de apoyo castrense, su mandato solo duró cinco meses.
Así, el 29 de septiembre, el general Alfredo Ovando, con el poder de las armas, se proclamó Presidente. Para ganar apoyo obrero y popular, el 17 de octubre nacionalizó la Bolivian Gulf Oil Company. Pero, los trabajadores no se dejaron convencer. Luego de vivir en la clandestinidad, se reorganizaron y proclamaron la “independencia sindical”.
CONGRESO
En ese nuevo contexto, tras ser controlados por el régimen barrientista, los gremios de trabajadores de la prensa radicalizaron sus posiciones. Con el fin de proyectar cambios estructurales, en febrero de 1970, convocaron al IV Congreso Ordinario, que se realizó en abril, en Cochabamba. En el encuentro participaron delegaciones de todo el país.
Según el matutino El Diario del 18 de abril, el presidente Ovando inauguró el evento sindical y convocó a los periodistas a participar en el “proceso de liberación nacional”. La respuesta de los congresales fue más radical.
Ese cónclave fue antecedido por dos encuentros laborales: la IV Conferencia de los Trabajadores de Radio y Televisión de Bolivia que, en febrero, planteó como “objetivo estratégico” organizar una revolución social “antiimperialista”, y el XIV Congreso de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia que, el 15 de abril, reivindicó la lucha de clases y convocó a instaurar el socialismo. La tesis minera, en mayo, iba a ser aprobada en su integridad en el IV Congreso de la Central Obrera Boliviana.
TESIS
El Diario, el 21 de abril, en “Evento de periodistas aprobó Tesis política”, en primera plana informó que los trabajadores de la prensa Andrés Solíz (Presidente) y Mario Rueda (Secretario Relator) dirigieron la Comisión Política del Congreso.
El documento —“Mantener la independencia del gobierno con participación en el proceso revolucionario”, redactado por la Comisión y aprobado por unanimidad en el cónclave— concentró varias tesis que guiaron el accionar de los trabajadores de la información hasta marzo de 1971, cuando se realizó el Congreso Extraordinario de La Paz.
La primera tesis criticó “al capitalismo, pero también al socialismo burocratizado”.
ANTICOLONIAL
El “mundo colonial” se cae a pedazos ante el embate de los pueblos del Tercer Mundo (…) Los pueblos de las “colonias” y las “semicolonias” han comenzado a romper el cinturón de hierro que ahogaba sus mejores energías. Ni siquiera la utilización de las armas más modernas de destrucción y genocidio fue capaz de frenar las ansias de una “nación” (Argelia) decidida a expulsar a los “gendarmes del colonialismo”, destacó el escrito.
Agregó que el “mundo socialista” burocratizado presenta igualmente fisuras estructurales que han hecho “cuestionables” algunos de sus principios.
El documento, además, caracterizó a Latinoamérica como una de las zonas más “explosivas” del Tercer Mundo: El “imperialismo norteamericano” sabe que la pérdida de este continente supone su derrumbe definitivo. Por eso, utiliza todos los medios, desde los más sutiles hasta los más descarados y abusivos, para mantener su domino en “nuestros pueblos”.
ARMADA
La segunda tesis planteó al pueblo, al movimiento obrero y los periodistas la necesidad de mantener una actitud “independiente” del gobierno, pero “participando” activamente en la defensa de las medidas “antiimperialistas” y “rechazando”, aún por la “vía armada” si fuera preciso, cualquier intento de retorno al “barrientismo” o la “contrarrevolución”.
La tercera tesis proyectó la “total” liberación económica del “imperialismo yanqui”: “Su expulsión no solo debe ser de Bolivia, sino también de todos los países de América Latina para forjar la gran patria latinoamericana soñada por el libertador Simón Bolívar”.
De acuerdo al documento, todo ese proceso debía concluir en la construcción del “socialismo latinoamericano”.
LIBERADORA
Otra tesis planteó la mayor participación de los periodistas y los obreros en la “liberación nacional”. Este proceso se logrará con el fortalecimiento de la “clase trabajadora” y el marginamiento de sus filas de “aquellos dirigentes que actuaron en el manejo de la cosa pública entre 1952 y 1964 (el nacionalismo) y cometieron errores que desprestigiaron al movimiento sindical, como en el caso de la aprobación del Código Davenport”.
La quinta tesis identificó a los enemigos del pueblo: La “derecha colonialista” y el “barrientismo”, que entre 1964 y 1969 restableció en el poder a la “oligarquía antinacional” y se puso al servicio de la embajada “yanqui” y el “imperialismo” entregando, primero, las riquezas naturales al “capital foráneo” y, finalmente, el poder político.
Ese documento cayó como una bomba sobre la cabeza de los sectores conservadores, quienes la estigmatizaron. El 23 de abril, El Diario calificó a las Tesis de “castro-comunistas”.
OCTUBRISTA
Para el semanario sindical Prensa del 27 de abril, lo más importante del documento “es que los periodistas han adoptado una posición de izquierda nacional (…) que permitirá, posteriormente, encarar la construcción de un socialismo latinoamericano”.
25 años después, Mario Rueda y Luis Gonzales —en Cuando los periodistas andaban con sobaquera y revólver, publicado en La Razón el 9 de julio— recordaron que, en el fondo, fueron las ideas del “Grupo Octubre” las “mayoritariamente acogidas” por los obreros de la información: “Con las Tesis de la prensa, los colegas se hicieron de una suerte de biblia ideológica y política, que de ahí para adelante inspiró todas sus acciones”.
Andrés Solíz Rada, en 2005, aclaró que las Tesis se basaron en los análisis históricos desarrollados por los también periodistas Augusto Céspedes y Sergio Almaraz.
CALPU