Lecciones de la intentona golpista en Kazajistán
Kazajistán: un golpe de Estado fallido
La situación en Kazajistán, tras los violentos disturbios que sacudieron el país desde el pasado 2 de enero, retorna a la normalidad, aseguró este lunes el Comité de Seguridad Nacional, cuando la nación cumple el día de luto por las víctimas de la intentona golpista. Este mismo lunes, a petición de Kazajistán, se celebró una cumbre extraordinaria de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), cuyas fuerzas de paz ayudan a las autoridades de la mayor república ex-soviética de Asia Central a garantizar la seguridad de sus objetos estratégicos.
El primer contingente de paz de la OTSC –fundada en 1992 y que integran Armenia, Bielorrusia, Kazajistán, Kirguistán, Rusia y Tayikistán– llegó al país centroasiático el 6 de enero después de que ese país invocara el artículo 4 de seguridad colectiva para hacer frente a los que llamó "ataques terroristas".
Las protestas que estallaron el 2 de enero por el aumento de los precios de los combustibles, derivaron en violentos disturbios con saqueos y toma de edificios públicos, aeropuertos, canales de televisión y otros establecimientos por parte de elementos radicalizados. El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáev, al intevenir en la cumbre telemática de la OTSC, afirmó que el país acaba de vivir un intento de golpe de Estado y la crisis más grave de su historia desde que se independizó.Tokáev aseguró que durante los disturbios se realizaron intentos de apoderarse de armamento y equipos militares, 16 agentes de la ley fueron asesinados y hubo un número de víctimas civiles aún por determinar.
Añadió que en las acciones violentas participaron directamente terroristas, entre ellos los militantes extranjeros, que actuaron con crueldad extrema e incluso llegaron a decapitar a dos soldados.
Asimismo, enfatizó que el número de radicales violentos fue en algunos momentos cinco veces superior al de los agentes del orden.
Tokáev también dio las gracias al presidente ruso, Vladímir Putin, por su ayuda para resolver la situación actual y comunicó que el orden constitucional en el país ha sido reestablecido. Por su parte, Putin aseguró que los últimos acontecimientos en Kazajistán incumben a todos los países de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva.
El mandatario ruso destacó que la OTSC logró tomar las decisiones necesarias de forma rápida en "horas contadas para impedir la ruptura de los cimientos del Estado y poner freno a terroristas, delincuentes, saqueadores y otros elementos criminales".
Putin también alertó que en los disturbios en Kazajistán se usó la misma táctica que en las protestas en Ucrania que terminaron con el derrocamiento del presidente de ese país Víctor Yanukóvich, en 2014:"Al parecer se usaron a grupos armados preparados en los campos de entrenamiento de terroristas en el extranjero, como lo dijo el presidente Tokáev. Es obvio que ciertas fuerzas destructivas, tanto internas como externas, se aprovecharon de las manifestaciones por el alza de los precios de los combustibles. Ciertas fuerzas no rehuyeron el ciberespacio y las redes sociales para reclutar extremistas y terroristas. La gente que protestaba por el combustible tenía un objetivo, mientras que los que tomaron las armas y atacaron al Estado son otra gente que tenía otros fines, señaló el mandatario ruso, para quien los países de la OTSC no permitirán a nadie llevar a cabo las llamadas revolucionas de colores en sus territorios", incidió Putin, al indiar que "los sucesos en Kazajistán no fueron los primeros ni tampoco serán los últimos intentos de injerencia en los asuntos internos de nuestros países", apostilló.
En tanto, el presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, declaró que es inadmisible permitir que unos medios de comunicación presenten como ocupante el contingente de paz que llegó a Kazajistán. También subrayó la necesidad de fortalecer la OTSC.
EEUU, un 'huésped' mortal
Toda una mentira. Es lo que constituyeron las palabras del secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, respecto al pedido de ayuda que hizo el presidente kazajo, Kasim-Yomart Tokaev, a sus socios de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva [OTSC] –una alianza militar liderada por Rusia e integrada por seis repúblicas de la antigua Unión Soviética– para hacer frente a los violentos disturbios que azotaron al país.Unos disturbios presentados por la prensa dominante como un estallido social, pero que en realidad constituyeron "un acto de agresión" protagonizado por "grupos armados preparados en los campos de entrenamiento de terroristas en el extranjero", según acaba de denunciar el mandatario ruso, Vladímir Putin, dando la razón a su par kazajo.
Frente a ello, Moscú no vaciló ni un segundo en tenderle la mano al país vecino ante los sucesos que también atentan gravemente contra la seguridad del gigante euroasiático. Y es que, junto con otros miembros de la OTSC, envió sus fuerzas de paz a Kazajistán.Una decisión que hizo explotar a Antony Blinken. Además de poner en duda la legitimidad de la solicitud de Kazajistán, lanzó la siguiente advertencia: "Una vez que los rusos están en tu casa, a veces es muy difícil conseguir que se vayan".Aquí cada palabra es mentira. Respecto a la legitimidad de la misión de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva en Kazajistán, su presidente acaba de manifestar que sólo la pueden cuestionar quienes carecen de "información fidedigna" y quienes no entienden "la situación en su conjunto", insistiendo en que se buscó socavar la integridad del Estado kazajo. En este contexto, resaltó el hecho de que todos los países participantes del organismo respondieran "sin vacilar" al pedido de ayuda, y agradeció "especialmente" al jefe del Kremlin "por resolver rápidamente el asunto sobre el envío del contingente de paz".
Otra mentira es que los rusos vinieron a Afganistán para quedarse, según Blinken. Y es que Vladímir Putin dijo claramente que, una vez cumplidos sus objetivos, todas las fuerzas de la OTSC "serán retiradas del territorio" de esta nación. De hecho, las autoridades de Kazajistán reportaron que, "al 10 de enero de 2022, la situación se normalizó y está bajo control", al tiempo que "los focos de la amenaza terrorista fueron neutralizados".La Cancillería rusa, por su parte, no pudo contener la indignación ante las citadas declaraciones del secretario de Estado estadounidense, al calificarlas como "descaradas". En respuesta a las palabras de Blinken, el ministerio escribió en un comunicado que "cuando los estadounidenses están en tu casa, puede ser difícil mantenerse con vida, que no te roben o que no te violen". "Los indios norteamericanos, los coreanos, los vietnamitas, los iraquíes, los panameños, los yugoslavos, los libios, los sirios y muchos otros desgraciados que tuvieron la mala suerte de ver a estos huéspedes no invitados en sus 'casas', tendrían mucho que decir sobre el tema", enfatizó el ente.
Valdría la pena detenerse en estos ejemplos citados por la Cancillería rusa, empezando por la triste suerte de la población autóctona de EEUU. Según David E. Stannard, historiador de la Universidad de Hawái, los nativos americanos habían sufrido "el peor holocausto humano que el mundo haya presenciado", una campaña que "consumió las vidas de decenas de millones de personas". En este sentido, Ward Churchill, profesor de estudios étnicos de la Universidad de Colorado, contabiliza que la reducción de la población nativa americana fue desde alrededor de 12 millones en el año 1500 a unos 237.000 en 1900, algo que, según sus palabras, representa un "vasto genocidio, el más sostenido de la historia".
Actualmente existen 2,5 millones de nativos, de los cuales alrededor de un millón viven en reservas, que en total abarcan una extensión de 22.5 millones de hectáreas, o 2,3% del territorio total de EEUU. Es decir, los nativos americanos fueron privados de más del 97% de sus tierras. Además, a ninguna tribu se le concedió el derecho de conservar sus tierras ancestrales y todos los habitantes fueron desarmados.Los libros de Historia de EEUU evitan este tema tan incómodo. Y es que "no se pensaron para formar, sino para adoctrinar y eliminar de ellos episodios como las masacres a las que se vieron condenados los nativos norteamericanos", escribe el diario La Razón.
La Cancillería rusa recuerda asimismo la vergonzosa guerra de Vietnam, un conflicto que costó la vida de al menos 1,1 millón de vietnamitas, y donde EEUU utilizó la tecnología militar más avanzada, salvo las armas nucleares. Durante el conflicto, las tropas norteamericanas llegaron a lanzar hasta 14 millones de toneladas de bombas sobre este país, 10 veces más que las lanzadas durante la Segunda Guerra Mundial sobre toda Europa. Pero, a diferencia de los bombardeos sobre Alemania, los de Vietnam no pudieron destruir al enemigo porque, simplemente, en el país no había objetivos industriales importantes. Entonces, como hoy, la mayor parte de la población vivía de la agricultura. A los campesinos vietnamitas les causó mucho más daño los 70 millones de litros del herbicida naranja que todas las bombas.
El diario El Mundo constata que "aún se mantienen los efectos letales de muchos residuos de productos químicos que los centuriones estadounidenses utilizaron masivamente". El medio escribe lo siguiente: "Las fuerzas armadas de Estados Unidos emplearon más de 12 millones de toneladas de explosivos y ocho millones de toneladas de proyectiles, causando la muerte de tres millones de vietnamitas. Los despiadados bombardeos y el uso del napalm suscitaron la condena mundial. Pero el arma más dañina a través del tiempo resultarían ser los defoliantes con que regaron el pequeño país asiático entre 1961 y 1972: unos 80 millones de litros de herbicidas, principalmente del llamado 'agente naranja', de gran toxicidad por su alto contenido de dioxina que arrasó millones de hectáreas tanto de bosques como de cultivos, alcanzando a 30.000 núcleos de población".
Las cifras de Irak –otro caso que menciona la parte rusa- también impactan. En 2006, el diario El País informaba que "más de 600.000 iraquíes han muerto a causa de la violencia desde que EEUU invadió el país en marzo de 2003". Gracias al fundador de WikiLeaks, Julian Assange, el mundo llegó a saber sobre las atrocidades de los soldados nortemericanos en ese país. Divulgó centenares de miles de documentos secretos sobre esta guerra que contienen la información sobre torturas y abusos a iraquíes detenidos, incluidas electrocuciones y ejecuciones, entre otros crímenes de lesa humanidad. Estas revelaciones convirtieron en un infierno la vida de Assange, quien enfrenta una condena de hasta 175 años en prisión si es declarado culpable en un tribunal de EEUU.
La Cancillería rusa también mencionó el caso de Panamá, país agredido por EEUU en 1989, una operación que involucró a 25.000 soldados norteamericanos, además de las tropas que habitualmente permanecían en las bases cercanas al Canal de Panamá. El pretexto para la invasión fue la restauración del sistema democrático, pero documentos secretos revelados mucho tiempo después daban cuenta de las verdaderas intenciones de la Casa Blanca con esta inverosímil operación. "Una de ellas era abrogar los tratados que involucraban al Canal de Panamá, y asegurar su control más allá del año 2000, y por otra parte, cancelar los contratos con Japón para las alternativas al Canal y cortarle su ascenso al poder mundial", recuerda el canal teleSUR.Por su parte, la cadena BBC señala que "el número oficial de muertos durante la invasión es de 300 militares y 214 civiles panameños, pero organizaciones civiles han dicho que la cantidad es superior al millar".
En 2016, el Gobierno de Panamá lanzó una investigación para determinar cuántas personas murieron e identificarlas con el objetivo de "sanar las heridas y procurar la reconciliación".Los casos de Yugoslavia, Libia y Siria, mencionados por la Cancillería rusa, tampoco presentan novedades, donde los crímenes de EEUU brillan por su impunidad.Una suerte que no la quieren los países de la OTSC. De hecho, el presidente Vladímir Putin subrayó que los últimos acontecimientos en Kazajistán incumben a todos los países que integran esta alianza.
El no reconocimiento por parte de las autoridades de la República Dominicana de las últimas elecciones generales en Nicaragua, que dieron una contundente victoria al oficialismo, constituye "una posición contraria a lo que piensa el pueblo dominicano", según denunciaron a Sputnik miembros de la sociedad civil del país caribeño.Según el abogado y profesor universitario Ramón Estrella, de la organización dominicana Gentío para el Cambio Político y Social, la postura asumida por el Gobierno del presidente Luis Abinader "viola la Constitución" del país, así como "la carta fundacional de las Naciones Unidas", negándose el derecho del pueblo nicaragüense a la autodeterminación y a elegir libremente a sus gobernantes.En este contexto, insistió en que "las elecciones que se dieron el pasado mes de noviembre en Nicaragua fueron elecciones totalmente limpias" que se llevaron a cabo en "un ambiente de libertad", donde el triunfo del sandinismo se debe a sus éxitos en la solución de "problemas sustanciales" del país, entre ellos "la seguridad alimentaria", lográndose que "más del 90% de lo que consume Nicaragua" sea de producción nacional.
"Otro dato importante que nosotros vemos como positivo es que Nicaragua no es un país dependiente de remesas –a diferencia de naciones como la República Dominicana que dependen básicamente de remesas–, sino que depende básicamente de su producción nacional", subrayó.Por su parte, Radhamés Morales, del partido dominicano Fuerza de la Revolución, acusó de "injerencismo" al Gobierno de su país, al afirmar que "trata de jugar un papel acorde con la posición y los deseos de EEUU", despreciando "la posición de la mayoría de las organizaciones populares y políticas" de la república.
A su vez, la activista política Maribel Núñez, integrante de la agrupación Acción Afro-Dominicana, y del movimiento Agenda Solidaridad, coincidió en que la "élite de derecha" de la República Dominicana "responde totalmente a los intereses de EEUU", una "entrega vergonzosa" que, según sus palabras, padecen varios otros Gobiernos regionales.
Los entrevistados de Sputnik representan algunas de las numerosas organizaciones políticas, sociales y de solidaridad dominicanas que firmaron una carta dirigida al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, donde se expresa el apoyo a esta nación ante "las presiones directas e indirectas del imperialismo norteamericano y sus amenazas injerencistas a través de una guerra mediática desatada a nivel internacional".