Lo que está en juego con el tratado nuclear de Irán
El acuerdo nuclear de seis meses entre Irán y los “5+1″ países, ha sido descrito como un gran avance, una salida, un desastre o una traición, dependiendo de quién esté hablando. Gran parte del texto del acuerdo alcanzado en Ginebra el 24 de noviembre huele a arrogancia imperialista.
Sin embargo, cualquiera que sea la actitud de uno hacia el acuerdo, sobre todo es esencial que todas las fuerzas progresistas se unan y hagan un llamado claro para que se ponga fin a todas las sanciones y los ataques a la soberanía de Irán y al ataque de los criminales imperialistas contra la población iraní.
Al examinar este acuerdo provisional, primero debemos ver cuáles son las razones por las que Irán y EE.UU. firmaron y quién se beneficia.
Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU— Estados Unidos, Inglaterra, Francia, Rusia y China— más Alemania, son los “5 +1″. Los EE.UU. y sus aliados han basado su posición en los repetidos cargos de que el desarrollo de la energía nuclear de Irán lleva a la producción de armas nucleares, lo que según éstos es una amenaza ominosa a la paz mundial.
Las seis naciones involucradas en las conversaciones con Irán han utilizado energía nuclear durante más de 50 años. Todas, excepto Alemania tienen un arsenal de armas nucleares. EE.UU. tiene el mayor arsenal “listo para detonar”, es el único que ha utilizado bombas nucleares contra los pueblos y el imperialismo estadounidense sigue amenazando rutinariamente con primeros ataques nucleares contra países que no tienen este tipo de armas.
Hay un significado muy claro para el término que todos los presidentes de EE.UU. desde Truman han utilizado: “Todas las opciones están sobre la mesa”. Portaaviones nucleares estadounidenses y submarinos nucleares Trident, capaces de destruir toda vida en la tierra en un solo lanzamiento, merodean los mares, incluyendo las aguas directamente cercanas a la costa de Irán.
Las conversaciones en Ginebra se basaron en la premisa de que EE.UU. y sus aliados suavizarían las sanciones que están estrangulando la economía de Irán y a cambio, Irán congelaría y luego reduciría su desarrollo de tecnología nuclear. Esta es la meta de los imperialistas, a pesar de que el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNPN) que Irán ha firmado, garantiza a cada país el derecho a desarrollar energía nuclear con fines pacíficos.
La legislación de sanciones estadounidense ha exigido que todos los países del mundo participen en el bloqueo de Irán o de lo contrario enfrentarían severas sanciones comerciales, bancarias y de aseguradoras por Estados Unidos. El bloqueo mundial resultó en el debilitamiento de la moneda iraní en más de un 60% y la producción de petróleo en más de un 50%.
No hay exigencias contra Israel, el representante de EE.UU. en la región. Israel posee de 100 a 300 armas nucleares, no ha firmado el TNPN y nunca se ha sometido a una inspección.
Los términos del acuerdo
Vale la pena leer el corto “Plan de Acción Conjunto” de 1.500 palabras firmado con Irán. Comienza con esta indignante afirmación: “Irán reitera que bajo ninguna circunstancia Irán desarrollará ningún tipo de armas nucleares”. Por supuesto, ninguno de los 5 +1 jamás ha aceptado alguna promesa similar.
Para poder tener acceso a los $7 mil millones de los más de $100 mil millones de sus propios fondos incautados y congelados en cuentas por todo el mundo, Irán debe aceptar someterse a inspecciones diarias y sin previo aviso de su modesto programa de energía nuclear. Esto incluye sus reactores, talleres de fabricación, instalaciones de almacenamiento, las minas y molinos de uranio y todos los registros de estas instalaciones.
El desarrollo de armas nucleares requiere el enriquecimiento de uranio a más del 90 por ciento de la fisión del isótopo U- 235. Irán debe acceder a no enriquecer su uranio en más del 5 por ciento y diluir su limitado inventario de uranio ya enriquecido a un 20 por ciento.
El acuerdo estipula que la aceptación de estas medidas intrusivas sobre la soberanía de Irán dará lugar a una pausa de seis meses a los esfuerzos de reducción de las ventas de crudo de Irán y la suspensión de las sanciones de Estados Unidos sobre la industria automotriz de Irán y sobre los repuestos para la aviación civil de Irán.
El acuerdo permitirá a Irán comprar, con fondos congelados por EE.UU., alimentos y productos agrícolas, medicamentos, dispositivos médicos y pagar la matrícula de los/as estudiantes iraníes que estudian en universidades en el exterior.
El relajamiento de la gruesa y constrictiva telaraña de sanciones demuestra lo invasivo y directo de las sanciones.
Las sanciones comenzaron con la Revolución de 1979
En la evaluación de este acuerdo, es esencial saber que la hostilidad de EE.UU. y sus sanciones impuestas, comenzaron mucho antes de que Irán reactivara su programa de energía nuclear.
Luego de que el derrocamiento revolucionario de la monarquía brutal impuesta por Estados Unidos en 1979 fundamentalmente disminuyera la influencia estadounidense en toda la región, comenzaron las primeras sanciones de Estados Unidos contra Irán. La convulsión antiimperialista — con una corriente religiosa musulmana radical jugando un papel de liderazgo — transformó la sociedad iraní. También liberó los recursos petroleros y gasíferos iraníes de los contratos desiguales que servían a las gigantes empresas petroleras de Exxon, Mobil y Shell.
La estrategia de EE.UU. desde 1979 ha sido la de desestabilizar al estado iraní y sabotear su economía con el fin de dominar una vez más los ricos recursos del país. Washington ha utilizado sabotaje industrial, asesinatos de líderes políticos y científicos y cerco militar.
En 1979, Washington se apoderó de 10 mil millones de dólares que Irán tenía en bancos estadounidenses. Con los años, Wall Street se ha apoderado de miles de millones en otros activos iraníes, que ahora suman más de $100 mil millones de dólares en fondos congelados. La presión estadounidense incluyó rupturas económicas a través del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco de Exportación e Importación y la cancelación de cientos de contratos.
Mucho antes de que Irán reactivara su programa de desarrollo para energía nuclear para poder satisfacer las crecientes necesidades de energía, EE.UU. hizo todo lo posible a través de sanciones para bloquear la capacidad de Irán de construir refinerías de petróleo que refinaran su propio petróleo y gas. Irán era un importante exportador de petróleo crudo, pero se vio obligado a importar productos refinados del petróleo a costos mucho más altos.
Finalmente en 2011, después de la finalización de siete refinerías nuevas, Irán dejó de ser un importador de gas. Pero las sanciones impidieron los planes de Irán de exportar gas refinado.
Al desarrollar su economía independientemente del robo y la dominación de Wall Street y al controlar sus propios recursos, en tres décadas Irán se transformó de un país subdesarrollado a un estado moderno con una población altamente educada. Aunque las relaciones capitalistas prevalecen, la población ha sido capaz de ganar cuidado de salud garantizado, completo y gratis; educación gratuita incluyendo la universitaria; una infraestructura moderna; y vivienda con plena electrificación.
La educación de las mujeres se ha mejorado desde el analfabetismo de la mayoría a la plena alfabetización. Más del 60 por ciento de estudiantes universitarios ahora son mujeres.
La revolución iraní ha enfurecido a Wall Street y a todas las fuerzas de reacción y del poder feudal en la región por dar apoyo político y material a la lucha de liberación palestina, a la resistencia libanesa contra la ocupación israelí, y al gobierno sirio que está resistiendo el cambio de régimen.
Junto al fracaso de desestabilizar Irán, EE.UU. ha fracasado totalmente en estabilizar su gobierno en Irak, Libia y Afganistán, a pesar de la destrucción masiva. Sus planes para un cambio rápido en Siria también han encontrado resistencia, a pesar de los miles de millones de dólares en fondos, equipamiento y capacitación de las fuerzas mercenarias.
Mientras declina su situación económica, los planificadores de Washington están tratando de desviar su poder militar ya sobre extendido, hacia el este para enfrentar la creciente posición económica de China. El sentimiento apabullante en EE.UU. en contra de otra guerra también ha presionado a Washington tratar nuevas tácticas.
Tratos rotos de Washington
El récord de 200 años de tratos desiguales y rotos de los Estados Unidos con las naciones indígenas de América del Norte muestra que la diplomacia y las negociaciones siempre se han utilizado como una forma de guerra. Para Wall Street los intervalos de paz son períodos de preparación para la próxima guerra.
Más recientemente, en el 2003, EE.UU. acordó relajar la presión sobre Libia si ese país renunciaba a ambiciones nucleares. Para el 2006, todas las sanciones contra Libia fueron terminadas y se abrieron muchas ofertas económicas con el Occidente. Sin embargo, en el 2011 EE.UU. y la OTAN organizaron la destrucción de Libia.
El resultado de las conversaciones sobre los usos nucleares que continúan en Ginebra no va a cambiar la base de décadas de hostilidades del poder corporativo estadounidense hacia Irán.
El hecho de que Washington haya firmado este acuerdo provisional con Irán, sin embargo, ha demostrado que los planes imperialistas para destruir totalmente un país oprimido se han quedado cortos. Si los imperialistas no pueden robar plenamente lo que quieren, eso significa al menos una victoria limitada para las/os oprimidos.
Estos tratados tienen semejanza con la lucha de clases representada en cada contrato sindical. Incluso con un fuerte sindicato, las/os trabajadores nunca están pagados el valor total de su fuerza de trabajo bajo el capitalismo. Sin embargo, es una lucha y una victoria a ganar, aún un contrato sindical firmado aunque sea mínimo.
El gobierno iraní tiene años de experiencia en la duplicidad estadounidense. En 2003, el entonces presidente Jatami de Irán, con el actual presidente Rouhami como negociador mayor, suspendió voluntariamente el enriquecimiento nuclear y durante dos años permitieron que la Agencia Internacional de Energía Atómica hiciera inspecciones intrusivas, con la expectativa de que los imperialistas removieran las sanciones. El Presidente George W. Bush sin embargo, añadió nuevas sanciones y catalogó a Irán como parte del “eje del mal” y una de las tres naciones amenazadas con cambio de régimen.
Sectores de la clase dominante estadounidense podrían ver firmar un acuerdo con algunas fuerzas iraníes que los estrategas estadounidenses creen que podrían hacer un pacto con el imperialismo o que ellos pudieran utilizar para abrir una lucha más profunda dentro de Irán. Washington aprovecharía cualquier inestabilidad interna en Irán como una oportunidad para una nueva ofensiva.
Otras poderosas fuerzas corporativas estadounidenses que tienen muchos intereses en la guerra y el militarismo intentarán muchas formas de sabotear incluso este trato de corto plazo. Israel y Arabia Saudita, como agentes dependientes de EE.UU. en la región y cuya posición y miles de millones de dólares en equipo militar se basa en su papel promotor de guerra e inestabilidad, se sienten amenazados con cualquier forma de acuerdo con Irán. Nuevas sanciones del Congreso estadounidense podrían poner fin a esta mínima distensión.
¿Qué gana Irán?
Inmediatamente después del acuerdo, los fabricantes franceses de automóviles Peugeot, Citroën y Renault, junto a representantes de los fabricantes de automóviles alemanes, surcoreanos y japoneses, anunciaron que estaban enviando ejecutivos a una conferencia automotriz en Teherán a principios de diciembre, considerada el pistoletazo de salida en una carrera por negocios post-sanciones.
Antes de la última ronda de sanciones internacionales impuestas por EE.UU., Francia envió coches a medio construir a Irán como paquete de implementos para su montaje por empresas iraníes como Irán Khodro y SAIPA.
Más de 100.000 trabajadores del automóvil fueron despedidos cuando las sanciones golpearon a la industria manufacturera más grande de Irán, lo que obligó a las plantas operar a menos de la mitad de su capacidad.
El acuerdo de seis meses “tendrá un impacto muy rápido en un sector que es una gran fuente de empleos iraníes — así que esto es algo más que simbólico”, dijo Thierry Coville, un especialista sobre Irán de IRIS, un centro de estudios francés de relaciones internacionales.
Irán está planeando qué hacer más allá del acuerdo de transición por seis meses y está buscando maneras de ampliar sus contactos más allá de Peugeot y Renault para evitar futuras restricciones al comercio. También hay contactos en la Cámara de Comercio Alemán-Iraní. India anunció planes para acelerar un proyecto porteño en Chabahar para obtener acceso a los bienes iraníes que vienen a través de Afganistán. La mayor compañía farmacéutica de Turquía, Abdi Ibrrahim, está indagando sobre la venta de medicamentos y dispositivos médicos. (Reuters, 29 de noviembre)
La larga lucha de Irán por la soberanía sobre sus recursos y su propio futuro ganará por lo menos un poco de espacio en esta ronda de guerra diplomática. Si las negociaciones son saboteadas, el pueblo iraní nuevamente aprenderá por su propia experiencia lo que es el imperialismo.
Al exponer las numerosas dificultades impuestas por las sanciones anteriores, el movimiento contra la guerra aquí se puede mantener enfocado en las demandas para poner fin a todas las sanciones y las amenazas de guerra contra Irán.