Los hutíes han ganado en Yemen ¿Qué sigue?

Bruce Riedel, investigador y director de 'The Intelligence Project', considera que los hutíes ganaron la guerra en Yemen, derrotaron a los saudíes que intervinieron en 2015 contra ellos, y a EEUU e Israel que respaldaron al reinó árabe. A su juico, es un logro notable para un grupo de combatientes sin fuerza aérea ni marina. Apunta que esa historia de éxito se parece a la de la Resistencia libanesa.

Un poco de historia. ¿Quiénes son los hutíes?

Para Bruce Riedel, investigador y director de 'The Intelligence Project', los hutíes son musulmanes chiítas zayditas, significativamente diferentes en doctrina y creencias de los chiítas que dominan en Irán, Iraq y otros lugares. Toman su nombre de Zayd bin Alí, bisnieto de Alí, primo y yerno del profeta Mahoma, al que todos los chiíes veneran.

En el año 740, Zayd lideró un levantamiento contra el Imperio Omeya, que gobernaba desde Damasco... El rasgo distintivo de la recordada biografía de Zayd es que luchó contra un régimen corrupto. Los hutíes han hecho de la lucha contra la corrupción el eje de su programa político, al menos nominalmente.

Cuenta la historia que los seguidores de Zayd se establecieron en las escarpadas montañas del norte de Yemen en el siglo IX. Durante los siguientes mil años, los zaydíes lucharon por el control de Yemen con distintos grados de éxito. Lucharon contra los otomanos y los wahabíes en los siglos XVIII y XIX. Con la caída del Imperio Otomano en 1918, una monarquía zaydí llamada Reino Mutawakkilita tomó el poder en Yemen del Norte.

En 1962, una cábala militar revolucionaria apoyada por Egipto derrocó al rey mutawakkilita y estableció un gobierno nacionalista árabe con capital en Saná. Con ayuda soviética, Egipto envió decenas de miles de tropas para respaldar el golpe republicano. Los monárquicos zaydíes huyeron a las montañas de la frontera saudí para librar una guerra civil por el control del país. Arabia Saudí apoyó a los monárquicos contra Egipto, al igual que Israel, de forma clandestina. La guerra terminó con una victoria republicana.

Un general republicano zaydí llamado Ali Abdullah Saleh llegó al poder tras una sucesión de golpes de Estado en 1978. Saleh mal gobernó Yemen durante los siguientes 33 años. Unió Yemen del Norte y del Sur en 1990, se inclinó hacia Iraq durante la Guerra del Golfo de 1991 y sobrevivió a una guerra civil en el sur respaldada por Arabia Saudí en 1994.

Los hutíes surgieron en la década de 1990 como una resistencia zaydí a Saleh y su corrupción, dirigida por un líder carismático llamado Hussein al-Houthi, del que reciben su nombre.

La invasión estadounidense de Iraq en 2003 radicalizó profundamente el movimiento hutí, como lo hizo con muchos otros árabes. Los hutíes adoptaron el lema: "Dios es grande, muerte a EEUU, muerte a Israel, maldición a los judíos y victoria del Islam". El grupo también se denominó oficialmente Ansar Allah, o partidarios de Dios. Fue un punto de inflexión en gran medida no reconocido fuera de Yemen, otra consecuencia imprevista de las aventuras de George W. Bush en Iraq.

Después de 2003, Saleh lanzó una serie de campañas militares para destruir a los hutíes. En 2004, las fuerzas de Saleh mataron a Hussein al-Houthi. El ejército yemení y la fuerza aérea se utilizaron para reprimir la rebelión en el extremo norte de Yemen, especialmente en la provincia de Saada. Los saudíes se unieron a Saleh en estas campañas, pero no tuvieron éxito.

¿Por qué han ganado?

La Resistencia libanesa, que expulsó con éxito al ejército israelí del país varias veces en este siglo, se convirtió en un temprano modelo y mentor de los hutíes. Irán es otra fuente de apoyo, sobre todo porque los hutíes y los iraníes comparten un enemigo común en la dictadura de Arabia Saudí.

El éxito de la Resistencia libanesa presagió el de los hutíes en muchos aspectos. La Resistencia expulsó a los israelíes de Líbano tras dos décadas de lucha. Los hutíes se impusieron fácilmente a los saudíes desde el principio de su intervención en 2015, a pesar del apoyo en armas y dinero de estadounidenses y sionistas, y ahora están a punto de capturar la última ciudad del norte en manos de los invasores, Marib. Los hutíes atacan rutinariamente objetivos dentro de Arabia Saudita -y ahora en Abu Dhabi- con misiles y aviones no tripulados utilizando la experiencia técnica de Irán y la Resistencia libanesa.

El coste de la guerra para los yemeníes es asombroso. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estimó en noviembre que 377 mil yemeníes murieron a causa del conflicto para finales de 2021, la mayoría de forma indirecta y no en combate, el 70% de ellos niños menores de cinco años. El bloqueo saudí a Yemen es una de las principales causas de la catástrofe humanitaria al negar alimentos y medicinas al país.

¿Qué sigue?

A juicio de Riedel, la batalla por Marib es la próxima etapa crítica de la guerra. Los hutíes han conseguido recientemente importantes avances sobre el terreno en torno a la ciudad portuaria de Hodeidah, parece que no tienen prisa por completar la conquista de Marib.

En su opinión, no está claro si los hutíes tienen ambiciones más allá del norte de Yemen. El sur es principalmente suní, con muy pocos zaydíes. Arabia Saudí se apoderó de partes de Yemen en una guerra en la década de 1930; algunos hutíes pueden aspirar a recuperar este territorio perdido, pero no han exigido públicamente ningún cambio en la frontera.

Desde el principio, el gobierno de Biden ha presentado la paz en Yemen como una de sus principales prioridades, pero ha hecho poco para garantizar el fin de los combates. Continúa con la política de sus dos predecesores, Obama y Trump, de respaldar y vender armas a los saudíes.