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Brasil, Anti Patriarcado :: 06/12/2024

Marielle Franco. Capitalismo dependiente y división regional del trabajo

Daniel Acevedo da Paixao Silva
Trayectoria e impacto social de Marielle Franco, concejala de Rio de Janeiro asesinada en 2018. La justicia social, las cuestiones de género, las mujeres negras y los habitantes de las favelas

"Si sos concejal de la ciudad vas a tener que aguantar la incomodidad de lidiar con una concejala negra. Y que no está haciendo política de cualquier manera".
Marielle Franco

Examinamos la trayectoria y el impacto social de Marielle Franco, una concejala de la ciudad de Rio de Janeiro, Brasil, asesinada en 2018, cuya actuación parlamentaria puso de relieve los DDHH, la justicia social y las cuestiones de género, especialmente en favor de las mujeres negras y de los habitantes de las favelas. Elegida por el PSOL (Partido Socialismo y Libertad, trotskista) con gran apoyo popular, Marielle trabajó intensamente para promover leyes y políticas públicas dirigidas al derecho a la vivienda, la salud, la educación, el combate a la violencia contra las mujeres y la valorización cultural de sectores invisibilizados de la sociedad. Entre sus logros legislativos se destacan el apoyo a proyectos que restringían la tercerización de la salud pública e iniciativas como el "Dossier Mujer Carioca", que tenía como objetivo recopilar e implementar políticas orientadas a las necesidades de las mujeres, con énfasis en la población negra.

Relacionamos la trayectoria de Marielle con el contexto socioeconómico del capitalismo dependiente en Brasil, analizando cómo sus acciones se alinearon con cuestiones estructurales de urbanización y desigualdad en las periferias. La investigación utiliza información del Ayuntamiento de Río de Janeiro y entrevistas con Marielle y su madre, Marinete, para destacar el legado de resistencia y activismo de la parlamentaria en un escenario de marginación urbana y económica.

En una entrevista para el programa «Conversaciones con Hildergard Angel» de agosto de 2023, Marinete, madre de Marielle Franco, compartió la historia de su familia y las influencias que marcaron la trayectoria de sus hijas, Marielle y Anielle. Marinete, originaria de Paraíba, se trasladó a Río de Janeiro en 1978, donde se casó con Antonio y tuvo a Marielle al año siguiente. La familia, marcada por sus orígenes nordestinos y los valores de la Iglesia católica, se dedicó al desarrollo de sus hijas, dando prioridad a la alimentación y la educación. Marielle creció asistiendo a la catequesis en la iglesia Nossa Senhora dos Navegantes y estudió en escuelas de Bonsucesso, barrio próximo a la favela de la Maré. En el CEASM (Centro de Estudos e Ações Solidárias da Maré), Marielle desempeñó un papel destacado y obtuvo una beca, estudiando primero para poder acceder a la universidad y luego trabajando como secretaria. Aprobó el examen de ingreso a la universidad y obtuvo una beca para estudiar en la PUC (Pontificia Universidade Católica do Rio de Janeiro), donde se graduó en Ciencias Sociales. Marinete, que tenía múltiples empleos como profesora y abogada, también trabajó en la Inspección de la Seguridad Social, destacando en la entrevista la importancia de sus esfuerzos por ofrecer a sus hijas una vida digna. Marinete llegó a Río de Janeiro en plena transición de una economía agroexportadora a una industrial urbana, iniciada en la década de 1930. Seguiremos los rasgos fundamentales de este proceso.

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Capitalismo dependiente y división regional del trabajo

Marielle es hija de "Paraíba"

La industrialización brasileña puede dividirse en dos grandes períodos: i) desde finales del siglo XIX hasta 1930, cuando la industria era incipiente y había solo algunas experiencias de industrialización basadas en el capital comercial procedente de los excedentes de las plantaciones de café y de los mercados de consumo de los núcleos de población de urbanización incipiente y ii) el período posterior a 1930, cuando la industrialización se convirtió en una política de Estado, impulsando la transformación de la economía y la sociedad del país. Las Grandes Guerras Mundiales (1914-1918 y 1939-1945) impulsaron la industrialización porque dificultaron la importación de bienes, obligando a Brasil a fabricar algunos artículos que antes se compraban en el exterior, lo que creó una Política de Sustitución de Importaciones.

Getúlio Vargas, presidente de Brasil (1930-1945 y luego 1951-1954) tomó medidas decisivas para atender a los sectores industriales, con un empresariado al frente que delineó un proyecto de desarrollo industrial desde las primeras décadas, creando las bases para las infraestructuras de energía, transporte y comunicaciones, al mismo tiempo que expandió la burocracia gubernamental.

La presión de las masas en la forma de sindicalismo y la acción de partidos de izquierda (principalmente comunistas) empujaron al régimen de Vargas a adoptar regulaciones laborales a través de legislación laboral, la regulación sindical y las leyes de seguridad social, al mismo tiempo que se observa, en este período, el surgimiento de una burguesía industrial, representada en el Congreso y en el Ejecutivo en las comisiones que definían el proceso de toma de decisiones. Este marco político de conciliación de clases, basado en el apoyo de las masas urbanas y con la industria como motor de la economía (entre 1928 y 1947, la participación de este sector en el conjunto de la economía pasó del 16% al 25,2%), denominó Desarrollismo Nacional.

El Estado actuaba como inversor en algunos sectores industriales que requerían la inversión de mucho capital. Fue lo que ocurrió con la industria siderúrgica (producción de hierro y acero), la generación de energía y la implementación de infraestructuras que requerían inversiones masivas, pero cuyo retorno era lento. Los capitales de la burguesía nacional y multinacional se dirigieron a completar este trípode de industrialización, centrándose la industria nacional en la producción de bienes de consumo no duraderos y los sectores dinámicos, mientras que la producción de maquinaria, equipamientos y bienes de consumo duraderos, quedaron en manos extranjeras. De este modo, la economía brasileña pasaba a organizar su inserción en la división internacional del trabajo como una economía capitalista dependiente, una especie de "subdesarrollo industrializado". La dependencia de los centros de comando del capitalismo internacional se consagró en la dependencia financiera, en la constante importación de bienes de capital (máquinas y equipos) y la presencia en el país de empresas multinacionales de sectores avanzados.

En el Brasil rural, en el interior, y especialmente en los estados de la Región Nordeste (centro de la economía colonial del pasado), donde se ubicaba la mayoría de la población brasileña (más del 70 %), el latifundio permanecía intacto. Las ciudades crecieron en detrimento del campo, los trabajadores agrícolas permanecieron sin tierra, labrándola como asalariados o en sociedades, pagados en metálico, en especie o en días de trabajo. La consolidación de las leyes laborales eSe prohibió a la gente del campo la consolidación de la legislación laboral y el salario mínimo estaban vedados a la población del campo. Esta masa de campesinos, aislada en los latifundios, estaba controlada por sistemas de extracción de trabajo extra, como el sistema del "barracão" (una forma de comercio establecida por los terratenientes en la que los trabajadores eran obligados a comprar artículos de primera necesidad y utensilios a precios exorbitantes vendidos por el propio terrateniente).

La economía que se modernizaba en las ciudades mantenía una estructura rural que era una de las más atrasadas del mundo. No es casualidad que varios sociólogos del siglo XX utilizaran la imagen de "dos Brasiles" para referirse a esta estructura social. La gran mayoría de los trabajos agrícolas se realizaban a mano y mediante el uso de las herramientas más rústicas, como el arado primitivo, la hoz y el machete, la azada de tallar, acompañada del lomo de un burro y la prensa de madera. Esto se aplicaba tanto a los cultivos de subsistencia y al mercado interno: maíz, yuca, frijol, así como a los de estructura de propiedad mediana y grandes latifundios: tabaco, cacao, yerba mate, caña de azúcar. El apoyo de los grandes terratenientes fue fundamental para la composición política de esta nueva economía industrial.

Este tipo de modernización desarrollista es incapaz de integrar en el consumo a sectores crecientes de la población y predominan formas de superexplotación del trabajo que, intensificadas por el aumento de la productividad, eliminan enormes porciones de empleo productivo Este sistema económico y, en consecuencia, modelo organizativo de la sociedad, controlado por una amalgama de intereses de una burguesía nacional asociada a los extranjeros, agrava una realidad de todo el sistema capitalista que es el excedente humano respecto de la estructura productiva. En las regiones periféricas del capitalismo, especialmente en las ciudades de Río de Janeiro y São Paulo, se forma un gigantesco ejército industrial de reserva, un subproletariado que enfrenta la precariedad y la informalidad. La estructura de la división regional del trabajo refleja, a escala nacional, la integración desigual entre los centros económicos dinámicos y las regiones periféricas, perpetuando el atraso en estas áreas.

Cuando Marinete, en su entrevista, habla de su decisión de dejar su estado natal, Paraíba, y dirigirse a Río de Janeiro, su elección de migrar a la Región Sudeste, donde se ubicaban las principales áreas sujetas a políticas de industrialización, era parte de una dinámica espacial, de carácter regional, que integraba espacios de mayor y menor dinamismo económico. La formación de una economía subdesarrollada e industrial en Brasil, integrada como periferia en el sistema capitalista global, se refleja en una División Regional del Trabajo en escala nacional. Esta disposición reproduce, a escala nacional, las desigualdades observadas en la División Internacional del Trabajo. En este escenario interno, esta división regional mantiene las zonas periféricas subdesarrolladas y dependientes, mientras que las regiones centrales, como el Sureste, concentran el desarrollo industrial y económico. Este modelo refuerza las disparidades socioeconómicas.

Mapa de Brasil dividido en cinco regiones.

El desarrollo del tipo periférico produjo alteraciones con el crecimiento de la industrialización y la urbanización. El Instituto Geográfico Brasileño (IBGE), creado en el año 1936, percibió la rápida transformación del espacio nacional y elaboró una nueva división regional, considerando además de las similitudes físicas del paisaje, las nuevas características socio-económicas. La Constitución Federal de 1988 definió que la división regional del IBGE sería la división oficial del Estado brasileño, y esta regionalización sirvió para otorgar subsidios para desarrollo e incentivos para la industrialización de determinadas regiones del país. En los años 70, el Estado de Paraíba (PB en el mapa), se convirtió en uno de los principales orígenes de los inmigrantes para la ciudad de Rio de Janeiro. Con el tiempo, la gente del Nordeste empezó a ser apodada "Paraíbas", casi siempre de manera peyorativa. "Paraíba" fue definido como una persona originaria de una región y un mundo rural marcados por el atavismo cultural y la pobreza, económicamente "atrasada".

Sin embargo, los propios inmigrantes y sus descendientes re-significaron el término, asociándolo a cualidades de resiliencia y dedicación al trabajo, contrastándolo con el estereotipo carioca y su "jeito malandro" (forma de ser relajada, bohemia, fiestera, que en general prefiere no trabajar). Esta comprensión aparece en la entrevista cuando Marinete describe con orgullo la educación de sus hijas como "una crianza familiar nordestina". "Paraíba" se convirtió en el tipo de nordestino que surgió en la ciudad de Río de Janeiro, y una situación común para la mayoría de ellos era vivir en lugares con infraestructura precaria, como las favelas. En cuanto a la distribución de esta población, sus grandes concentraciones ocurrieron en la Zona Norte de la ciudad de Rio, en el Complejo de Favelas de la Maré, en la Zona Sur en favelas como Rocinha, Cantagalo y Tabajaras, y en la Zona Oeste, en Rio das Pedras. La concentración de nordestinos acompañó pari passu a los vectores de expansión urbana.

Mapa de la ciudad de Rio de Janeiro.

En el mapa se indican las favelas y barrios mencionados en el texto y algunas otras áreas de interés turístico. En la zona Sur de la ciudad es donde se concentran los barrios de mayor poder adquisitivo, así como también las principales atracciones culturales y naturales de la ciudad, así como los mejores hospitales y colegios públicos de la ciudad. La zona norte y oeste es donde habita la mayor parte de la población carioca, con una infraestructura de transporte, salud, educación y de esparcimiento deficitaria.

Urbanización dependiente

Marielle es una favelada

En el programa televisivo "Debate Remoción de las favelas: Ciudad Partida" (Canal Brasil, emitido al día siguiente del asesinato de Marielle, 15/03/2018,) se discutieron los desalojos de favelas en el contexto de las intervenciones urbanas realizadas en Rio de Janeiro con motivo del Mundial de Fútbol y las Olimpiadas y contó con la participación de Marielle y del economista Sérgio Bersseman. Bersseman fue asesor del gobierno de Eduardo Paes (intendente de la ciudad de Rio de Janeiro en el período 2010-2014) y argumentó a favor de los desalojos cuando las favelas interfieran con la dinámica de movilidad o el interés colectivo, especialmente en situaciones que produzcan impactos ambientales. Por el contrario, Marielle Franco defendió que el foco de las políticas públicas debe estar en integrar y garantizar los derechos de los habitantes de las favelas, con la sociedad ejerciendo presión social para lograr una vida digna y plena de derechos para estas comunidades, en lugar de promover los traslados.

Entre 2009 y 2013, la Secretaría Municipal de Vivienda registró la expulsión de 20.299 familias -más de 80.000 personas- de favelas de Río de Janeiro, durante las obras de construcción para el Mundial de Fútbol y las Olimpiadas. Estas cifras revelan el peso de los intereses del capital inmobiliario que influyeron en el grupo político en el poder. Las expulsiones se produjeron en desacuerdo con la Ley Orgánica del Municipio, cuyo artículo 429 VI ya determinaba la urbanización, regularización de tierras y titulación de las favelas y zonas de baja renta, sin expulsar a los residentes. Este desajuste apunta a un conflicto entre los intereses de la propiedad y los derechos de las poblaciones de las favelas.

Mapa de los desalojos de favelas en la ciudad de Rio de Janeiro en el contexto del Mundial de Fútbol y de las Olimpíadas que sucedieron entre los años 2009 y 2013.

Los círculos rojos indican la localización de las favelas desalojadas y las casitas amarillas los locales en donde se estableció el programa del gobierno "Minha casa minha vida", creado en 2009. Este programa intentó alojar a personas desalojadas de las favelas, facilitándoles la adquisición o construcción de inmuebles. Sin embargo, como se observa en el mapa, esto modificó las condiciones geográficas de vivienda en una ciudad dividida. Además, solo una parte de los habitantes de las favelas removidas pudo acceder a este programa.

La expulsión de los residentes de sus hogares representó una ruptura en sus vidas, su subsistencia económica y su vida social. A lo largo de todo el debate Marielle defendió el "Derecho a la Ciudad", subrayando que esta nueva reorganización urbana era una actualización de la política pública y de una lógica capitalista de expansión urbana que ya se había producido entre las décadas de 1950 - 1970, y que afectó a la favela de la Maré (actual Bairro Maré), de donde procedía su familia. Marielle Franco, en contrapunto al economista Sérgio Besserman, destacó la inconsistencia de la defensa del medio ambiente utilizada como justificación de las expulsiones de favelas. Argumentó que esta preocupación por el medio ambiente es selectiva, ya que rara vez se aplica a la expansión de los barrios de renta alta, donde la construcción de viviendas suele tener lugar sin las mismas restricciones medioambientales.

Esta dualidad, según Marielle, revela cómo se manipula la cuestión medioambiental para favorecer políticas de eliminación que afectan desproporcionadamente a las comunidades de bajos ingresos, mientras que los sectores más privilegiados permanecen exentos de los mismos requisitos. Barra da Tijuca, una inmensa zona de condominios situada en la costa atlántica, consolidada en los años 80 y 90, se caracterizó por grandes impactos ambientales en las lagunas de Tijuca y Marapendi. En la actualidad, estas estructuras fluviales son inadecuadas para la pesca y el baño, y no se prevén políticas de intervención coherentes por parte de los organismos públicos, entre otras cosas porque supondrían la eliminación de los condominios.

Este debate sobre los desalojos se remonta a un período considerado clave en la producción de la geografía urbana de Río de Janeiro. Entre 1960 y 1975, la ciudad poseía el estatus de Estado de Guanabara, un ente federativo. Esta nueva configuración política se dio luego de la transferencia de la capital federal a Brasilia, inaugurada en 1960, bajo la presidencia de Juscelino Kubitschek. La nueva condición administrativa impulsó diversas políticas urbanas y remodeló la ciudad, consolidando prácticas de desalojo de favelas en pro de un modelo de desarrollo que priorizaba los intereses inmobiliarios y turísticos. Este período marceó el inicio de un proceso de segregación y exclusión espacial que se mantiene como uno de los grandes conflictos de la ciudad hasta hoy.

Los gobiernos de Carlos Lacerda (1960-1965) y Negrão de Lima (1965-1971) fueron dos administraciones del Estado de Guanabara responsables de un gran número de obras con énfasis en el transporte por carretera. Estas intervenciones reflejaron, a nivel local, la opción de política pública nacional de favorecer el modo de transporte sobre ruedas, que en realidad favoreció sólo a un segmento de altos ingresos ubicado en la costa Atlántica, en los barrios de la Zona Sur y Norte Los vectores norte y oeste recibieron inversiones en la ampliación de carreteras y construcción de viaductos. El Plan de Renovación Urbana fue diseñado junto con la empresa Doxiadis and Associates, de origen griego, en su momento referente del urbanismo modernista.

La esencia de esta política fue la definición de que el problema económico provenía del envejecimiento de la infraestructura de la ciudad. En la construcción de una extensa red vial de alta velocidad y la dispersión de comunidades por todo el territorio estuvo la fórmula para darle un rumbo moderno a la ex capital de Brasil. Las favelas ganaron centralidad a través de un programa para construir complejos habitacionales en las afueras. Para impulsar esta política, en 1962 se creó una agencia estatal de promoción de viviendas, COHAB. Se lanzó una nueva empresa de transporte, CTC, para resolver las necesidades de transporte entre nuevos complejos de viviendas y áreas de empleo. Al mismo tiempo, se estableció un plan de erradicación de favelas. Este plan definió el desalojo de 27 favelas, con un total de 42 mil personas expulsadas de sus hogares, sólo durante el gobierno de Lacerda.

Posteriormente, bajo el gobierno de Lima, surgió un nuevo programa de erradicación ante la tragedia ocurrida en enero de 1966, cuando una tormenta dejó 50.000 personas sin hogar y 250 muertos. El objetivo de esta nueva ronda de mudanzas fueron preferentemente las favelas alrededor de la Lagoa Rodrigo de Freitas. El número de afectados alcanzó las 35 mil personas, y quedó claro que el objetivo principal de erradicar las chabolas estaba en la parte noble, la Zona Sur. La opción expulsionista fue elevada a un tema estratégico de carácter nacional, dada la importancia que tiene la ciudad de Río de Janeiro en el contexto social, político y económico del país. El Ministerio del Interior quedó a cargo del programa y se creó la Coordinación de Vivienda de Interés Social del Área Metropolitana del Gran Río, que fue responsable de realizar las grandes eliminaciones de favelas hasta 1973, cuando fue abolida.

La agencia desalojó a más de 175.000 habitantes de 62 favelas en Río de Janeiro entre 1968 y 1975. Finalmente, en la parte central de la ciudad de Río de Janeiro hacia la Zona Norte, las regiones Mangue y Estácio, barrios populares, vistos por el Plan Doxiadis como estancados en su momento, fueron objeto de un plan de renovación urbana, con expropiaciones masivas, cambios en la legislación que permitieron la densificación urbana y la apertura de avenidas. Una obra fundamental en esta articulación de la Zona Centro-Norte fue la apertura de la Avenida General Castelo Branco (hoy Avenida Rei Pelé), conocida popularmente como Radial Oeste. Este vector de expansión recibió como intervenciones decisivas la remoción de la favela Esqueleto y la construcción del campus de la entonces Universidad de Guanabara (actual Universidad del Estado de Rio de Janeiro). Aproximadamente una treintena de favelas fueron desalojadas en esta región, afectando a 70.595 personas, lo que muestra la magnitud de las transformaciones urbanas y las consecuencias sociales resultantes de este proceso.

En un cálculo rápido, tenemos aquí una estrategia de reordenación del espacio, una política territorial clara que afectó a más de 320 mil personas en un espacio de 11 años. En el caso de la población negra, mayoritaria en favelas, y considerando la trayectoria histórica de largo plazo, estos vagabundeos forzados representaron una nueva diáspora de negros, después de la trata de esclavos entre los siglos XV y XIX, y el tráfico interprovincial de esclavos del siglo XIX. Este "tercera cruzada", de carácter metropolitano, se inserta en este modelo urbano de producción capitalista dependiente, y que se expresa en el espacio de la ciudad en economías que no integran a la mayoría de la clase trabajadora en la estructura formal de empleo productivo y que no pueden absorber esta misma masa de hombres y mujeres en el mercado formal de acceso a la vivienda. La erradicación de las favelas en la Zona Sur y la Zona Centro de la ciudad de Rio de Janeiro generó una intensa urbanización y favelización en los suburbios distantes. Vale la pena señalar que este proceso de desalojo de favelas coincidió con el proceso previamente descrito de gran afluencia de nordestinos, los futuros "Paraíba", a la ciudad de Río de Janeiro.

Cuando Marielle Franco nació en 1979, se encontró con una estructura urbana y socioeconómica marcada por profundas desigualdades en Río de Janeiro. Hija de una familia negra del nordeste que vivía en la favela de Maré, en la Zona Norte, Marielle creció en un contexto de exclusión social y desafíos estructurales, resultado de décadas de políticas urbanas que priorizaron el desarrollo económico en detrimento de las comunidades marginadas. Este escenario de desigualdad y falta de acceso a los derechos básicos ha marcado su trayectoria y la ha motivado a luchar por la justicia social, los DDHH y la valorización de las voces de las comunidades de las favelas.

Urbanización dependiente y opresión racial

Marielle es una mujer negra

En las entrevistas recogidas para este artículo, Marielle se definió en repetidas oportunidades como favelada, mujer y negra, manteniendo casi siempre este orden. Esta auto-identificación revela una conexión profunda con la favela, a la cual ella reconocía como un espacio marcado por la desigualdad social y la opresión racial en las ciudades brasileras. Para Marielle, la favela simbolizaba la realidad de los negros en las metrópolis, y ella tenía una clara conciencia de esa dinámica. Su identidad territorial y racial no informaba apenas sobre su lugar de residencia, sino también su lucha por derechos y justicia social, enfatizando la necesidad de representar y defender las voces de las comunidades marginalizadas. En su forma de ver la realidad, ser favelada y/o habitante de las Zonas Norte y Oeste de la ciudad significaba tener una forma distinta de ser "tratada" por esta ciudad, en el acceso a los servicios públicos, como una maternidad, el transporte público o la posibilidad de desplazarse en la ciudad por las noches. Incluso en la situación de reclusión, en las cárceles, había una diferencia en el trato del Estado.

En las propuestas legislativas había una clara preocupación por políticas públicas que pudieran sortear los efectos de esta prisión en forma de estructura urbana. Decía que "la experiencia de las mujeres de la Zona Oeste es diferente cuando termina el tren, así como es diferente para las mujeres de la favela. La mujer de la Zona Sur tiene el metro, el taxi va hasta su casa, tranquila. Es una vida diferente, tienes más accesos, más opciones" (entrevista en el canal "Fernando Barcelos, 5 minutinhos de alegría", diciembre de 2017). En la presentación de su perfil parlamentario en TV Câmara (15/05/2017), Marielle analiza el trípode de su trabajo: género, negritud y favela, y la especificidad de su trayectoria personal, en la que se articula, según sus palabras: "la vivencia de la mujer favelada en la ciudad junto con la mujer investigadora de la ciudad". En las demás entrevistas hay una defensa constante del trabajo educativo básico, ya que la experiencia personal de haber pasado por un curso de preparación universitaria comunitario (curso preparatorio para el ingreso a la universidad ubicado en favelas) constituyó un ejemplo de cómo esta formación debería ampliarse a la mayoría de la población de la ciudad.

La principal bandera de género fue articular las demandas de las mujeres en la ciudad, estas "vivencias", con la formulación de un discurso cualificado, traducido en políticas públicas eficaces. Ella defendió acciones como la mejoría del como alumbrado público, el aumento de la circulación nocturna de autobuses, apertura de guarderías con horario nocturno, tratando de atender demandas específicas de las mujeres. Además, Marielle propuso la organización de un «Dossier de la Mujer Carioca», una base de datos y estudios destinada a informar las políticas a largo plazo para abordar las cuestiones de género. Su planteamiento se basaba en un «feminismo de lo cotidiano», que hacía hincapié en la importancia de abordar las realidades diarias de las mujeres y sus luchas, promoviendo una agenda que incluyera sus experiencias y necesidades en la planificación urbana y las políticas sociales.

La historia de la formación del servicio doméstico en Brasil tiene su origen en la experiencia de la esclavitud, cuando en la Casa Grande del latifundio se estableció una separación inicial entre trabajo y trabajo doméstico. Los cronistas y viajeros de principios del siglo XIX que la visitaron, como Debret y Rugendas, retrataron a una servidumbre numerosa, formada sobre todo por mujeres negras.

La esclavitud tenía lado urbano e incluso en familias con pocas posesiones se encontraba la figura de la esclava doméstica negra. Un efecto de este fenómeno fue la presencia de una masa de mujeres en las calles desempeñando labores de vendedoras: vendedoras de fruta, pasteleras, lavanderas y prestadoras de servicios en general. Trabajaban como "esclavas de ganancia", eran obligadas a entregar una parte del valor de sus ventas a sus dueños al final del día. Con la transición de la esclavitud al capitalismo, estas esclavas se convirtieron en sirvientas domésticas, configurando una transición de las viviendas de esclavos en las haciendas a la servidumbre de limpieza en las ciudades. En este mercado de trabajo saturado, caracterizado por un gran ejército de reserva que incluía ex esclavos, blancos pobres del interior e inmigrantes extranjeros, las mujeres negras se destacaban como uno de los grupos más vulnerables económicamente. Sus ingresos obtenidos eran, en promedio, algunos de los más bajos, reflejando no solo la discriminación racial sino también el impacto de la desigualdad de género.

Esta realidad subraya las múltiples capas de exclusión a las que se enfrentan estas mujeres que, además de lidiar con el racismo estructural, también se enfrentan a las disparidades salariales típicas del mercado laboral, perpetuando un ciclo de pobreza y marginación. La situación laboral de las mujeres negras requería, por tanto, una atención especial en las políticas públicas, con el objetivo de promover la equidad y garantizar mejores condiciones de vida y de trabajo.

Efectivamente, las antiguas esclavas fueron el soporte físico para el ascenso de las mujeres blancas, que pudieron así ampliar lo que Marielle señalaba en la entrevista, sus opciones: estudio, dedicación a las artes y a la cultura en general, cursos y trabajo más cualificado. La diferencia en la evolución histórica entre mujeres blancas y negras en Brasil justificó el surgimiento del feminismo negro en las décadas de 1970 y 1980. Esta vertiente del feminismo destacó las especificidades de las experiencias de las mujeres negras que, además de enfrentar la opresión de género, también lidiaban con la discriminación racial y la exclusión social. El feminismo negro trató de articular estas dualidades de opresión, haciendo hincapié en la necesidad de una lucha que tuviera en cuenta las intersecciones entre raza, clase y género.

Entre 1872, fecha del primer censo en el país, realizado durante el Imperio, y la década de 1940, la sociedad brasileña comenzó a sufrir los primeros impactos del capitalismo industrial. Durante este período, los negros provenientes de la esclavitud abolida en 1888, constituían una porción mínima en las capas más altas de la burguesía, sectores medios y trabajadores calificados. Esta situación pone en evidencia las profundas desigualdades sociales y raciales que persistían aun después de la abolición de la esclavitud, que resultaba de siglos de esclavitud que marginalizaron a la población negra y la excluyeron de las oportunidades de ascensión social y económica. La escasez de negros en posiciones privilegiadas en la sociedad refleja no solo la continuidad de las prácticas discriminatorias, sino también la falta de políticas eficaces para promover la inclusión y la equidad racial en un contexto de creciente industrialización y urbanización.

Según el censo de 1940, en todos los sectores de actividad había una mayoría blanca entre los empleadores. Durante este mismo período de 70 años, la población blanca aumentó en Brasil, lo que fue parte de un proyecto blanqueador responsable de reemplazar la mano de obra negra con europeos blancos. Este contingente pasó del 38,1% en 1872 al 63,5% en 1940. Las explicaciones de este fuerte aumento fueron la inmigración de europeos, la mayor mortalidad entre pardos y negros y el mestizaje. Los negros cayeron del 19,7 al 14,6% y los morenos del 38,3 al 21,2%.

En ese periodo, en Río de Janeiro el número de inmigrantes blancos era ligeramente superior al promedio nacional, así como el de negros y morenos. La explicación fue el hecho de que el entonces distrito federal era un centro industrial metropolitano, lo que servía como factor de atracción de inmigración, tanto para los extranjeros (especialmente portugueses), como para los morenos y negros provenientes de las zonas rurales. Las mujeres negras de aquella época constituían los sectores de servicios menos cualificados, en palabras del músico Gilberto Gil, "la mano de la limpieza", y tenían un papel en las industrias ligeras, especialmente en la tríada textil: hilado, tejido y confección. En este último caso, las mujeres negras que vivían en las favelas de la Zona Norte ocupaban el puesto de trabajadoras en fábricas instaladas a lo largo de las vías férreas y autopistas de los suburbios.

Sin embargo, las trabajadoras negras no obtuvieron oportunidades de movilidad funcional y no alcanzaron puestos de supervisión y gestión. Estas unidades de fabricación reproducían la estructura socio-racial, con blancos en la cima y negros en la fábrica. En otras zonas geográficas, las mujeres negras conformaban el proletariado de los servicios domésticos. Es una parte fundamental de la arquitectura de los edificios de la zona sur, en las playas oceánicas, la presencia del "cuarto de la empleada". Inclusive la dramaturgia de las telenovelas brasileras consagra siempre un papel para la sirvienta negra.

Considerando esta misma temporalidad de 70 años pero ahora hacia adelante, desde la consolidación de la industrialización en los años 1970, con la expansión de la frontera agrícola, hasta llegar al siglo XXI, la sociedad brasileña atravesó profundas transformaciones. A pesar de la revolución técnico-científica y de la urbanización, evidenciada por el censo de 2010 que mostró que 84% de los habitantes viven en áreas urbanas, la estructura socioeconómica y racial que surgió en la década de 1940 permaneció fundamentalmente inalterada.

Aunque ha habido algunos avances en indicadores sociales como la educación, la salud y la mortalidad infantil, las mujeres negras siguen ocupando los peldaños más bajos de la estructura ocupacional, con los niveles más bajos de educación y los ingresos más bajos. Esta situación subraya la continuidad de las desigualdades históricas, donde el trabajo doméstico, impuesto en su día por la esclavitud, sigue siendo realizado predominantemente por mujeres negras en las grandes ciudades. Esta realidad apunta a la persistencia de formas de explotación y marginalización, reflejando una intersección de género y raza que aún necesita ser abordada efectivamente en políticas públicas y acciones sociales que se asocien a otro modelo económico construido por las masas urbanas y rurales y sus formas organizativas, rompiendo con la dependencia económica y el subdesarrollo. No es casualidad que Marielle Franco fuera una firme defensora de la organización de base en las favelas, vinculando educación y acción política: una cosa alimenta a la otra.

En la entrevista del 09/02/2017 en TV Boitempo, Marielle destaca la importancia del libro: "Mujeres, raza y clase", de la filósofa estadounidense Angela Davis. Publicada originalmente en 1981, la obra recibió una traducción y una edición en portugués en 2016. A pesar del lapso de 35 años, la exconcejala destacó la relevancia del libro para las luchas sociales del siglo XXI, y la posibilidad de que el enfoque del autor permitiera la no jerarquización de las opresiones con el uso de la categoría de interseccionalidad que involucra raza, clase y género. Estas fueron las bases para la fundación de un nuevo modelo de sociedad, que defendió durante su mandato hasta marzo de 2018, cuando su vida y su mandato fueron interrumpidos.

"¿¡Mi sueño!? No ser feliz sola, ser feliz en un lugar, con la relación afectiva que elegí, con mi hija, con mi pareja, con la vida, con el lugar. Y no estar en esto sola, porque en una ciudad más justa los temas no son individuales. No tengo nada específico, ni un sueño tangible y concreto. Cuando hablamos de justicia, tenemos que ser coherentes, ser coherentes también con todo lo que defendemos, porque esto no es fácil. Hablar de lo que sucede, admitirlo, permanecer juntos, no es fácil". Canal 5 minutos de alegría Fernando Barcellos, 2017.

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Referencias

Entrevistas a Marielle Franco e Marinette

Agora e que são elas, Um ano sem Marielle- entrevista exclusiva- YouTube, 14/03/2019.

Brasil, Canal. Debate Remoção das Favelas- YouTube, 15/03/2018.

Canal Marias do Brejo, Bate-papo com Marielle Franco- YouTube, 01/08/2017.

Canal Marias do Brejo. Bate-papo com Marielle Franco Parte II- YouTube, 01/08/2017.

Canal 5 Minutinhos de Alegria Marielle Franco: trechos inéditos- YouTube, 04/04/2018.

IESP-UERJ. 3o Seminário Feminista- YouTube, 12/05/2017.

INSTITUTOEQUIT. Diálogos difíceis, diálogos possíveis: questões contemporâneas dos feminismos- YouTube, 30/03/2017.

INSTITUTO PACS. Marielle Franco-Seminário Pacs 30 anos-YouTube, 05/07/2018.

Rio TV Câmara. Perfil Parlamentar: Vereadora Marielle Franco- YouTube, 15/05/2017.

Acesso em 21/10/2024

TV Boitempo. Mulher, raça e classe: Marielle Franco e Karina Vieira discutem Angela Davis no Brasil- YouTube, 09/02/2017.

Sites Publicos, https://www.camara.rio/vereadores/marielle-franco

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