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México, EE.UU. :: 08/01/2025

México frente a Trump y la revisión del T-MEC

Gilberto Enrique Ramírez
Atrapado en la esfera de influencia de EEUU, pero ¿se quiere liberar?

El orden establecido tras la segunda guerra mundial y, años después, el desplome del Bloque Socialista, que resultó en un EEUU omnipresente en las esferas política, económica y militar a escala global, se está desplomando. Ese orden con pilares como la ONU, la OEA, el FMI, el BM, la OCDE, la OTAN y un sin fin de organismos más controlados por el país imperial (y dentro de él, por los grandes capitales), hoy muestra síntomas claros de fractura, con una amalgama china-rusa en ascenso (que es el corazón de la transformación geopolítica), proyectos de infraestructura como la Franja y la Ruta que involucra a más de 150 países y 30 organizaciones internacionales, y organismos como los BRICS+ que comenzó con la integración de 5 economías emergentes y hoy agrupa a 9 países socios y 13 Estados miembros asociados, todos mecanismos y procesos de integración que apuntan hacia el multilateralismo global.

A pesar de este desplome del mundo unipolar, México parece estar remando a contracorriente. No apunta hacia el multilateralismo, sino al fortalecimiento del bloque norteamericano y la lucha contra China. Hay que decir que la relación México–EEUU, no es de “colaboración” ni de “dependencia mutua” entre iguales, como se dice desde las esferas económicas y políticas de poder; es una relación de subordinación, desde el subdesarrollo. Se trata de un gigante, largamente alimentado y ejercitado, jugando a las fuercitas con un competidor francamente pequeño (y en muchos sentidos amarrado). Baste decir que el PIB de EEUU es de más de 27 billones de dólares, mientras que el de México no llega ni a 2 billones. Nuestros lazos de dependencia comercial y financiera son patentes con más del 80% de las exportaciones que se dirigen al gran comprador del norte, o las remesas que los connacionales en EEUU envían a sus familiares en México que representan 3.7% del PIB; la entrada de inversiones y de turismo estadounidense, también son de las principales fuentes de ingreso de divisas. Y hasta el narcotráfico y la economía criminal en general, cuyos ingresos son enormes, dependen en gran medida de la relación con EEUU.

El Tratado comercial México-EEUU-Canadá (T-MEC) establece mecanismos que permiten a México comerciar con la principal potencia consumista del mundo, pero mantienen a la economía mexicana atrapada en la órbita imperial, alejada de China y de los bloques económicos multipolares.

Asumimos que la jaula de la dependencia es muy difícil de eliminar, pero al mismo tiempo es importante darnos cuenta de que tampoco estamos haciendo nada serio para construir una alternativa que nos permita, si se quiere en el mediano o largo plazo, salir de la subordinación y la dependencia. Desde las viejas declaraciones de López Obrador en julio de 2021 en ocasión del natalicio de Simón Bolívar, donde el presidente mexicano llamó a todos los países latinoamericanos a unirse con EEUU para enfrentar la creciente influencia china: “nosotros preferimos una integración económica con dimensión soberana con EEUU y Canadá, a fin de recuperar lo perdido con respecto a la producción y el comercio con China… la propuesta es, ni más ni menos, que construir algo semejante a la Unión Europea, pero apegado a nuestra historia, a nuestra realidad y a nuestras identidades” (AMLO, 2021); hasta las más recientes declaraciones de Claudia Sheimbaum y Marcelo Ebrard, que niegan la posibilidad de acercarse a los BRICS+ y refuerzan la idea de que nuestro futuro está con EEUU, el gobierno mexicano, con todos las mejoras que han habido para la economía familiar de los mexicanos en los últimos años, no parece estar en ruptura con el proyecto geopolítico general establecido por la potencia imperial. Habrá que discutir por qué no rompe, si no quiere o no puede, pero el hecho está a la vista.

Han sido importantes algunas posiciones diplomáticas mexicanas en la esfera latinoamericana, que seguramente no han gustado al gobierno estadounidense, como la defensa de la soberanía de Cuba y los llamados a eliminar el bloqueo; el respaldo al vicepresidente ecuatoriano en años de Rafael Correa y el rechazo a la invasión a la embajada mexicana en Quito por los agentes de Noboa; el repudio al golpe de Estado en Perú y al encarcelamiento del presidente democráticamente electo; el debate contra el fanático ultraliberal y progringo de Milei, así como la reciente decisión de reconocer la reelección del presidente Maduro en Venezuela y enviar un representante diplomático mexicano en la toma de posesión de este enero de 2025. Pero a estas posiciones deben estar acompañadas de lo medular: la construcción de una base estructural económica nacional no controlada por EEUU, que permita a México una verdadera independencia y soberanía, no sólo por cuestiones de honor y memoria histórica frente a los constantes atropellos de la potencia vecina, sino porque el desarrollo tecnológico y de infraestructura, las energías verdes, los trenes de alta velocidad, o el establecimiento de tratados comerciales más justos, menos desequilibrados, no está mirando al norte, sino al oriente. China no impone cartas de intención en sus préstamos, la Franja y la Ruta no es una nueva “trampa de la deuda” para apoderarse del planeta, los tratados están bajo la visión del Futuro Compartido para la Humanidad no desde la lógica imperial, saqueo y destrucción, que representa EEUU.

El T-MEC, como dijimos, nos permite comerciar con la potencia consumista más grande del planeta, pero golpea a nuestros pequeños y medianos productores, potenciando la desigualdad interna. Nos permite tener un superávit comercial, que el Banco de México colocó en unos 168 mil millones de dólares en 2024, con la exportación de multitud de materias primas y productos industriales, como el producto estrella que es el automóvil, pero este superávit es a costa de una desindustrialización territorial interna en beneficio de un puñado de exportadores (que en muchos casos son las mismas empresas de EEUU instaladas en México). Además, el artículo 32.10 del T-MEC nos impide aliarnos estratégicamente con China o firmar proyectos (aunque esto último no sea formal, sino de hecho) como la Franja y la Ruta, que con la ayuda del gigante asiático lleva la construcción de importantísimos proyectos de infraestructura a decenas de países del mundo, como una amplia red de carreteras, puentes, puertos de última generación, ferrocarriles, oleoductos y proyectos energéticos en África, Asia, Europa y recientemente en América Latina; estar fuera (y en contra) nos mantiene al margen de los avances tecnológicos más relevantes del planeta y permite a organizaciones patronales, sindicatos y políticos estadounidenses, entrometerse cada vez más en cuestiones políticas, sociales y hasta laborales de nuestro país.

Pero el T-MEC no es el único instrumento liderado por EEUU que intenta mantener el orden globalista neoliberal, hoy en decadencia. También el G7 está en esa sintonía, y el G20 lo era hasta que, en esta última cumbre en Brasil los BRICS+ aparecieron con mayor fuerza dentro del organismo. Por tanto, tenemos un EEUU y Europa occidental aliados para mantener su preponderancia, construida a sangre y fuego con mecanismos neocoloniales, en contra de los BRICS+, que muestran un impulso notable, una energía y dinamismo, que las potencias occidentales están perdiendo.

Apostar todo a la alianza con EEUU mediante el T-MEC y seguir subordinados al G7, sin diversificar alianzas, es un error estratégico grave. Esta es la idea central que quisiera destacar en estas líneas. Turquía, India, Perú y el mismo Brasil, han demostrado que se pueden mantener acuerdos de relevancia con EEUU, que México no puede clausurar así como así, pero sin cerrarse las puertas de los BRICS+, la Franja y la Ruta, y el mundo multipolar. No es que podamos escapar pronto de la esfera de influencia norteamericana, pero debemos ir consolidando otras alianzas. Porque ¿nos interesa el desarrollo y la soberanía, no?

Por lo demás, de unidad, amistad e integración, el T-MEC tiene poco, recordemos que “los gobernantes canadienses liderados por el primer ministro de Ontario, Doug Ford, iniciaron una campaña abierta en contra de México rumbo a la renegociación del tratado comercial de la región de Norteamérica (T-MEC), en la que exigen a Ottawa alcanzar un nuevo acuerdo, pero solamente con EEUU. Incluso anunciaron la conformación de un frente unido" para sacar a México (Martínez, Sputnik, 2024). Apenas iba tomando vuelo la iniciativa canadiense de sacar a México para venderse ante Trump, cuando este les dio una bofetada de realidad, al plantear que también está pensando en imponer aranceles a los canadienses, y proponerles que ¿por qué no?, ¡Canadá podría ser un nuevo estado de la Unión Americana!

En realidad, la relación mexicana con Canadá es mucho menos importante que la que tiene con EEUU. De acuerdo con la Secretaría de Economía, el balance comercial neto entre México y Washington es de 78,6 millones de dólares a unas semanas de concluir el 2024, “siendo la nación latinoamericana la principal socia comercial de EEUU. Mientras tanto, en la situación entre México y Ottawa, el balance es de 1,1 millones de dólares en el mismo período referido” (Secretaría de Economía, 2024).

Esta misma secretaría, en voz de su titular Marcelo Ebrard, anunció recientemente que “América del Norte captó 395,390 millones de dólares de IED en el periodo de 2016 a 2023. De ese total, EEUU recibió 68.1% y Canadá captó 31.5%, mientras que a México llegó sólo 0.4 por ciento” (Morales, R., 2024). Está claro lo que está ocurriendo: no es que nuestro país tenga demasiada inversión del gigante asiático, lo que quieren las potencias del norte, “socias” de México, es que esta inversión se quede en sus países y no con los mexicanos, al tiempo que defienden a sus grandes capitales. Están presionando, amenazando, cuando realmente se están quedando con prácticamente toda la inversión china. Lo que ha crecido en la nación azteca es el comercio con China, sobre todo las importaciones, pero no la inversión, que puede ser motor de productividad y desarrollo pero se nos impide tenerla.

En la misma declaración, el secretario de economía Ebrard, también dijo algo muy delicado para nuestra dinámica económica: “México es el aliado más seguro en propiedad intelectual” de EEUU, asegurando que ninguna empresa estadounidense se puede quejar de robo en este ámbito (Morales, R. 2024). En pocas palabras, Ebrard promete que no les quitaremos su tecnología, que no nos la apropiaremos; no aprenderemos a hacer las cosas, y seremos sus seguros maquiladores, vendedores de recursos naturales y mano de obra barata. No es nada afortunada esta declaración, cuando deberíamos de estar velando por acuerdos de transferencia tecnológica que nos urgen, en la nueva dinámica económica global y para nuestro desarrollo propio.

Alemania se industrializó usando y mejorando las tecnologías inglesas y en menor medida francesas; EEUU hizo lo mismo e incluso usó medidas proteccionistas para alcanzar su desarrollo; ahora, se acusa a los chinos de haber “copiado ilegalmente” la tecnología occidental, cuando en realidad la gran mayoría de los procesos de transferencia tecnológica en el país fueron bajo contrato legal (y hoy es Occidente el que “copia” la tecnología china). La transferencia tecnológica es necesaria. No podemos estar prometiendo que no aprenderemos a hacer las cosas, que no nos desarrollaremos tecnológicamente, si no, ¿de qué soberanía estamos hablando?

En el sexenio de AMLO y lo que va de Sheimbaum, ha habido esfuerzos importantes de modernización del sector petrolero, renovación y ampliación de la red de ferrocarriles, infraestructura naval y portuaria, así como una importante inversión en nuevos aeropuertos, lo cual es un cambio notable con respecto al olvido en infraestructura en el que se encontraba el país en los sexenios neoliberales.

Estos proyectos son muy relevantes y denotan un cambio con respecto a los regímenes del pasado. Pero como hemos visto, si seguimos amarrados al Occidente colectivo, no podremos dar el salto en innovación, tecnología e infraestructura, porque el epicentro de la revolución científico-técnica actual, está en el país al que le estamos poniendo aranceles, al que estamos bloqueando poco a poco por indicaciones de la Unión Americana.

Los BRICS+ están impulsando una reconfiguración de la ONU, para hacerla más incluyente y con más peso en las decisiones del llamado “sur global”, es decir de los países menos favorecidos, pero con más población en la geopolítica mundial. China y Rusia impulsan la inclusión de más países en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, así como un crecimiento económico y desarrollo sostenible para todos. El gigante asiático quiere un mundo abierto e inclusivo, con una paz duradera, no una seguridad para algunos países poderosos, cuya idea de seguridad es “yo mando y tu obedeces”, esto dentro del proyecto chino de la Comunidad de Futuro compartido para la Humanidad. Y, entre otras cosas, todos ellos impulsan el proceso de desdolarización, discutiendo nuevos mecanismos financieros de pagos internacionales, diversificando las formas de transacción con una canasta de monedas locales (JP, 2023).

En ese sentido, son interesantes las declaraciones de los presidentes ruso y chino. Putin, ante el G20 en Indonesia 2022, declaró: “el mundo unipolar, se va; estamos ante un hito histórico, se avecina la década más peligrosa, imprevisible y a la vez importante desde el final de la segunda guerra mundial. Occidente es incapaz de gobernar por sí solo la humanidad, pero lo intenta desesperadamente, y la mayoría de los pueblos del mundo, ya no están dispuestos a soportarlo. El mundo occidental, se ha acabado… las sanciones de occidente nos están haciendo algún tipo de daño, pero estamos empezando a reconstruir nuestra economía, dependiendo menos del exterior” (Putin, 2022).

De hecho, la economía rusa creció en 2023 un 3,6% a pesar de las sanciones occidentales, y este pasado 2024, se espera que el crecimiento haya sido similar. En la pasada cumbre de los BRICS+ en Kazán, Rusia, Vladimir Putin destacó la importancia de avanzar hacia un orden mundial multipolar y criticó las políticas de dominación de Occidente; en su intervención, Putin subrayó que los intentos de los países occidentales por aislar a Rusia han fracasado, señalando que la ampliación del BRICS con nuevos miembros como Irán, Egipto y Emiratos Árabes Unidos refleja un cambio hacia un sistema internacional más inclusivo y justo. Afirmó que los BRICS+ son muestra de la multipolaridad, promoviendo un modelo de cooperación basado en soberanía, respeto mutuo y desarrollo compartido.

Mientras que Xi Jinping, en la misma cumbre de Kazán, dijo que “sin importar las circunstancias, su país siempre tiene presente al sur global, y añadió que el ascenso colectivo de estas naciones y su paso firme y conjunto hacia la modernización, suponen una señal clara de los cambios en la esfera internacional, un gran acontecimiento en la historia del mundo y un hito sin precedentes en el curso de la civilización humana; en cuanto al BRICS+, sus integrantes deben convertirse en una fuerza impulsora del aprendizaje mutuo entre civilizaciones”, y le pidió a los líderes fortalecer el diálogo y apoyarse unos a otros en la búsqueda de vías de modernización adecuadas a sus propias condiciones nacionales. También manifestó que su país tomará la iniciativa para generar una alianza de cooperación de centros de estudio del Sur Global (CGTN en Español, 2024).

En suma, la economía mexicana se encuentra atrapada, por una estructura dependiente de la dinámica económica estadounidense. Sin embargo, persiste el problema de estar atados a una potencia en decadencia, cuyo declive no será de un día a otro, sino en una larga agonía.

El G20 tiene cada vez más injerencia de las potencias emergentes de los BRICS+. El G7 ya ha sido rebasado en cuanto a producción y tecnología por este bloque que promueve el multilateralismo. El T-MEC, a un cuando no es beneficioso en muchos rubros para la economía mexicana, permite una amplia relación comercial con la potencia norteamericana, pero las presiones para cerrar el paso de la inversión china en México, podrían aislarnos cada vez más de una relación importantísima para los países subdesarrollados: la relación con China.

Es mentira que haya mucha inversión china en México, la mayor parte de las inversiones se las queda EEUU. Es falso que China esté teniendo un comercio ventajoso con México o con Norteamérica en general, el gigante asiático busca comerciar, fortalecer sus alianzas económicas con América Latina, pero también con el propio EEUU. Es cierto que requerimos balancear el comercio con China, pero esto no se resolverá persiguiendo la mercadería china como lo propone el gobierno mexicano, sino potenciando nuestra producción nacional. Por lo demás, ha quedado demostrado en múltiples estudios que en buena medida, ese déficit comercial con China, es parte del superávit que tenemos con EEUU por las piezas que llegan del país asiático, requeridos por las empresas exportadoras asentadas en territorio nacional.

Si no tenemos cuidado, podríamos quedar en el peor lugar geopolítico mundial, en la guerra comercial que EEUU quiere profundizar con China. El multilateralismo es lo mejor que le puede pasar al planeta, el multilateralismo es hoy una herramienta de paz y un arma de las luchas antiimperialistas, quien no lo quiera ver, que voltee a África y a Medio Oriente.

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Referencias

AMLO (2021). Discurso del presidente Andrés Manuel López Obrador en el 238 Aniversario del Natalicio de Simón Bolívar, desde el Castillo de Chapultepec. https://lopezobrador.org.mx/2021/07/24/discurso-del-presidente-andres-manuel-lopez-obrador-en-el-238-aniversario-del-natalicio-de-simon-bolivar-desde-el-castillo-de-chapultepec/

CGTN Español (2024). Importancia de operaciones en moneda local para fortalecer cooperación entre los países del BRICS [Video]. YouTube. https://youtu.be/DVAMcPPw-Xs?si=R6dov7lgFr5n-44H

Vladimir Putin (2022). Los BRICS desafían el orden mundial. La mayor amenaza para Occidente [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=VjCI6hlgfIQ&t=163s

JP+. (2023). ¿Qué ocurrió en la cumbre BRICS 2023? [Video]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=-KH3QM195iQ&t=225s

Morales, Roberto. (2024, noviembre 19). México capta 0.4% de la inversión china en Norteamérica: SE. El Economista. https://www.eleconomista.com.mx/empresas/ebrard-cree-donald-trump-ponga-aranceles-mexico-20241113-734055.html

Secretaría de Economía (consultado 2024). EEUU: Perfil económico [en línea]. Data México. https://www.economia.gob.mx/datamexico/es/profile/country/estados-unidos

Martínez, Carlos, (2024, noviembre 22). “Canadá se alinearía a EE.UU. para que México imponga un proteccionismo arancelario contra China”. Sputnik.

https://noticiaslatam.lat/20241122/canada-se-alinearia-a-eeuu-para-que-mexico--imponga-un-proteccionismo-arancelario-contra-china-1159175554.html

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