(México) Los policias linchados en Ixtayopan investigaban "ligas de las FARP "

TOMADO DEL PERIODICO OFICILISTA LA JORNADA

En Ixtayopan los policías investigaban ligas de las FARP

Según los informantes, los efectivos federales realizaron labores de espionaje en el pueblo durante más de una semana, lo cual provocó inquietud entre esa comunidad normalmente en calma

MIGUEL ANGEL VELAZQUEZ

Los tres policías federales ultimados el pasado martes, de quienes se dijo que trabajaban en un operativo contra el narcomenudeo en el pueblo de San Juan Ixtayopan, delegación Tláhuac, se hallaban en realidad en búsqueda de datos sobre organizaciones "subversivas" que supuestamente operan en la zona.

Fuentes de la Policía Federal Preventiva (PFP), que pidieron el anonimato, aseguraron que Víctor Mireles Barrera, Cristóbal Bonilla y Edgar Moreno Nolasco buscaban información sobre actividades de las Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP), que hizo su aparición en Xochimilco en 1999.

El agente encargado de la operación, Víctor Mireles Barrera, trabajó desde los años ochenta en la Dirección Federal de Seguridad y luego en el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Este elemento policiaco obtuvo en 1989 un reconocimiento a su trayectoria, y tuvo comisiones en el Grupo de Coordinación Interinstitucional para la Atención de Actos Terroristas. En 1997 el Cisen lo reconoció por su destacada labor como instructor y capacitador de elementos de diferentes corporaciones, en fotografía de inteligencia y clandestinidad.

Sembrados sin protección

Los policías "fueron sembrados" en San Juan Ixtayopan sin la menor protección institucional, sin dar aviso a la autoridad delegacional correspondiente y, menos aún, al Gobierno del Distrito Federal. Trabajaban en total indefensión.

Los datos curriculares del mando en el operativo, dicen los agentes consultados, señalan a la perfección que los elementos no podían haber estado en pesquisas sobre narcomenudeo, sino en algo "mucho más gordo" que no se ha querido dar a conocer.

Las mismas voces policiales argumentan que el trabajo que desarrollaban los agentes de la PFP estaba encaminado a lograr información sobre los vínculos de un profesor que habría estado ligado a los hermanos Cerezo Contreras (Héctor, Alejandro y Antonio), a quienes se culpó de haber hecho estallar, el 8 de agosto de 2001, petardos en tres sucursales bancarias, quienes se dijo pertenecían a las FARP.

Según las fuentes policiacas, una de las pruebas que muestran la labor de los agentes son las fotografías difundidas en la televisión el jueves pasado, donde quedó impresa la fachada de una casa y no la actividad del narcomenudeo. Este, regularmente se efectúa en pequeños comercios, o mediante el ambulantaje. De esa forma, las fotografías exhibidas donde se muestra una casa particular, unas placas de circulación del estado de México y una camión de carga, no tienen una explicación lógica para la labor que se dice desempeñaban.

La gente del pueblo de San Juan Ixtayopan sabe a la perfección dónde se ubican los expendedores de droga al menudeo; han dicho constantemente que hubiera bastado con preguntarles quiénes eran y dónde estaban los vendedores de drogas para que los policías obtuvieran información de primera mano y muy precisa. Sin embargo, según los pobladores los policías iniciaron el operativo la segunda semana de noviembre y se establecieron frente a la escuela primaria Popol Vuh, en la parte alta del pueblo de San Juan Ixtayopan, escuela que según las últimas fotos tomadas por los agentes no era su objetivo.

Las dudas de la población surgieron ante la negativa constante de los policías a identificarse plenamente, así como el silencio de las autoridades federales y locales, que no respondían a la pregunta de los sanjuanenses: ¿quiénes eran los personajes que vigilaban fuera de la escuela?

A esto se agregó que al ser interrogados por algunas madres de los estudiantes de la escuela primaria, los policías proporcionaron un número telefónico que no pertenecía a ninguna corporación policiaca, sino a un domicilio particular. No obstante, los policías federales permanecían en su labor. Tras de ellos no existía una retaguardia que los protegiera, no tenían un sistema de comunicación que les permitiera tener acceso inmediato a los apoyos con que todo operativo encubierto debe contar; por ello, las fuentes policiacas que hoy reflexionan sobre el asunto, insisten: "Fueron sembrados".

Eran del área contra terrorismo

Según el organigrama de la Policía Federal Preventiva, en la coordinación de inteligencia para prevención del delito está perfectamente separada en sus funciones la dirección general de actividades contra el terrorismo, a la que pertenecían los policías muertos, y hasta donde se logró saber de sus funciones, éstas no se hallan ligadas directamente al tráfico de drogas, por lo que la versión acerca del narcomenudeo es falsa.

Para los habitantes de aquella parte de la delegación Tláhuac, el trabajo de los policías no era una labor encubierta, sino mentirosa, porque las fotografías en lugar de estar dirigidas a los niños, mostraban otro tipo de información; por eso es que la labor de la PFP se calificó, casi desde que se les descubrió, como una provocación a los pobladores de San Juan.

Y es que en este pueblo, uno de los siete de origen prehispánico que tiene la delegación, donde en ocho meses es robado el mismo número de autos que en un día en la colonia Narvarte, la delincuencia casi no existe; hace ocho años que allí no se había cometido un homicidio doloso. Por eso, San Juan Ixtayopan sólo cuenta con cuatro policías por turno. Fue un pueblo tranquilo hasta que "sembraron" a los "espías", y San Juan perdió la calma.