Nación mapuche: Hay un conflicto histórico con el Estado, con el capital
“Lo que hoy día planteamos es cómo se restituyen nuestros derechos”
José Huenchunao tiene 48 años, es werkén (jefe) de Arauco, y saltó a la palestra pública en Chile luego de convertirse en un reconocido líder de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), agrupación autonómica mapuche que desde mediados de la década del 90 abraza la vía armada.
Apresado por el Estado chileno en numerosas ocasiones, Huenchunao actualmente –y desde otra trinchera de lucha– se yergue como una de las voces más autorizadas para hablar del llamado “conflicto mapuche”. Es así que ante el incremento de la represión del Gobierno de Sebastián Piñera contra la nación mapuche, Correo del Alba se comunicó con José Huenchunao, quien se extendió sobre la coyuntura del conflicto, las diferencias entre la nación chilena y mapuche, así como acerca de las reivindicaciones histórica de su pueblo. (Al momento de editar esta entrevista, otros dos comuneros mapuche, Jorge Marimán Loncomilla y Matías Cariqueo Loncomilla, fueron asesinados en circunstancias aún sin aclarar, en el sector de Pidima, sur de Chile).
El día 14 de noviembre, el comunero mapuche Camilo Catrillanca fue asesinado por Carabineros de Chile. ¿Qué significado ha tenido para el agravamiento del conflicto mapuche, considerando el impacto mediático que provocó? ¿Cuál es el estado actual de la situación?
Camilo era hijo de un lonko, desde muy niño participó de la lucha del pueblo mapuche, era miembro de una comunidad emblemática del conflicto. La situación que se generó después de la muerte del hermano Catrillanca ha sido una situación compleja, porque el movimiento mapuche sigue trabajando en la idea de la reconstrucción de nuestro pueblo y resistiendo a los embates, tanto de los organismos represivos del Estado como de la intervención del sistema capitalista en nuestro territorio.
En los últimos años, uno ve a numerosos comuneros asesinados por agentes del Estado chileno, bajo gobiernos de distinto sello político, sean de centro o derecha. ¿Cómo ustedes leen esa democracia de la que se habla en Chile desde 1990 y cómo sienten el trato entre uno y otro gobierno?
No hay diferencias sustanciales, porque hoy día la derecha política igual es inteligente y trata de no polarizar las posiciones; entonces se generan situaciones como de control entre ellos y no varía mucho el escenario de la represión con la antigua Concertación y con el Gobierno de derecha de Piñera hoy en día.
Hay una directriz clara en la estructura del Estado de desarrollar la línea estratégica del sistema neoliberal, porque finalmente esto tiene que ver con hacer uso de los recursos naturales que tiene nuestro pueblo para que las empresas transnacionales lo exporten.
Pero, ¿cuál es el conflicto de fondo?
Aquí hay un conflicto que es histórico con el Estado, con el capital; pero también hay otros componentes y la policía juega un rol de “mandados”, los ordenan y los entrenan para que se pongan del lado de los opresores, sin embargo, ellos no tienen gran responsabilidad en el conflicto que existe, la responsabilidad es del Estado chileno, que es uno de los más capitalistas de América Latina.
Hace un momento Ud. mencionó que hay una intencionalidad de los grupos que apuntalan el neoliberalismo por despojarles de sus recursos, ¿cuáles son esos recursos?
Son recursos minerales, hídricos, recursos marinos, todos estratégicos para el mantenimiento del ritmo de la economía capitalista actual; ése es el verdadero interés que les motiva a la hora de sostener la idea de dominar al pueblo mapuche para, inclusive, procurar exterminarlo.
Algunos activistas sociales han señalado que puede haber una coordinación del Ministerio del Interior argentino con el chileno para reprimir al pueblo mapuche. ¿Qué cree usted respecto a esto?
Creo que sí, considero que ambos gobiernos son marcados por una tendencia de derecha. Los pueblos indígenas quedamos al medio e incluso somos los enemigos internos de los distintos Estados, porque lo que nosotros planteamos como pueblo es distinto a lo que plantean las políticas de Estado en materia de desarrollo.
¿Qué balance hace de estos primeros meses de Piñera y qué espera de los años que le quedan?
No esperamos nada de Piñera, al contrario, sentimos que tenemos que estar permanentemente preparados para resistir frente a las distintas intenciones que hay de seguir sus estrategias de dominación hacia el pueblo mapuche, porque nosotros lo que queremos es seguir existiendo. La única herramienta que tenemos es la resistencia. Cuando se habla de alguna propuesta como el Plan Araucanía y otros que incluyen algunos supuestos tipos de solución al conflicto político-social dirigido al pueblo mapuche, en realidad esas políticas o propuestas buscan perpetuar la dominación y en ningún caso restituir los derechos que son históricos de nuestro pueblo.
Usted fue uno de los fundadores y rostros más visibles de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM). ¿Por qué la decisión de abrazar la lucha armada?
Participé en la CAM, pero hoy en día ya no. Como no soy representante de ellos, no puedo emitir una opinión, pero existen y creo que no es sólo una estrategia, un entendimiento o un análisis que sigue manteniendo exclusivamente la CAM, sino que es de un amplio sector del movimiento mapuche. Una de las herramientas que tiene el pueblo mapuche es prepararse de alguna manera para enfrentar las arremetidas que hace o quiere hacer el sistema en nuestro territorio, entonces la única alternativa es esperarlos acá con la fuerza que podamos construir como pueblo.
Al revisar las estadísticas sociales de Chile, uno ve que la Región más empobrecida es precisamente la mapuche, ¿hay una política de etnocidio diseñada desde el Estado?
Creo que sí, pero no solamente por temas raciales, porque cuando quieren utilizar para alguna cuestión en las que le sirve la cosa mapuche, ellos ensalzan a nuestro pueblo. Por eso siento que el problema mayor es que somos un pueblo distinto a lo que hoy día requieren las políticas que se generan desde las estructuras del Estado chileno, por ejemplo, somos anticapitalistas ya que no abrazamos los valores ni los códigos del capital. Ahí está el conflicto y por eso las distintas fuerzas chocan en este momento.
Si uno se pone a pensar en la situación existente para nosotros y para el Estado en relación a su ofrecimiento de que lleguemos a un diálogo, siento que eso no resultará porque no están dadas las condiciones. Y es que el Estado chileno en ningún caso cederá en su estrategia económica neoliberal.
¿Cuáles son sus propuestas, como dirigente respetado de su pueblo, para superar el conflicto? ¿Cómo le gustaría que fueran las relaciones entre Chile y la nación mapuche?
Lamentablemente, vuelvo a insistir, estamos en un Estado capitalista, ése es nuestro enemigo, es quien nos intenta dominar. Sin embargo, las propuestas de nosotros son las demandas históricas del pueblo mapuche: que se restituya el territorio usurpado, que se restablezca nuestra autonomía, que seamos en algún momento un pueblo integral.
Se debiera comenzar por un reconocimiento de la nación mapuche en la Constitución del Estado de Chile…
Esa Constitución se hizo en los tiempos de Pinochet, por lo que muchas de las leyes o planteamientos que efectuamos nosotros hoy en día pudieran ser inconstitucionales, por eso es que el Convenio 169 en Chile no es ratificado en todos sus artículos, ya que varios de éstos son inconstitucionales para el país. Ahí chocamos.
Para que exista un reconocimiento, un entendimiento, para que haya paz con el pueblo mapuche o entre el pueblo mapuche y el Estado, tiene que haber un cambio de estructura social y política, de lo contrario, siempre estaremos con problemas. A nosotros nos gustaría ser como siempre hemos sido, nosotros en ningún caso hemos sido invasores, nunca hemos invadido a nadie, y lo que hoy día planteamos es cómo se restituyen nuestros derechos, que son de pueblo inherente, y que no los podemos abandonar, si no estaríamos renunciando a nuestra condición de pueblo y nación originaria.
A lo largo de los últimos años ustedes han hablado de Autonomía. ¿Cómo la entienden? ¿Con soberanía territorial, económica, entre otras?
Para que en América Latina exista justicia tendría que haber un reconocimiento de los pueblos indígenas que existen hoy al interior de los distintos Estados. Por ejemplo, los mapuche tenemos un problema no sólo con el Estado de Chile sino también con el de Argentina, de ahí que nos quepa preguntarnos: ¿cómo se nos reconoce sin que se nos divida tanto por el lado argentino como por el lado chileno?
En consecuencia, debería haber tal reconocimiento e incluso un reordenamiento desde los Estados latinoamericanos con los pueblos indígenas. Esto permitirá sacudirse ideológicamente de los patrones occidentales capitalistas y cristianos que se vinieron a imponer desde el tiempo de la Conquista, la Colonia y las nacientes repúblicas en América Latina.
Para fortuna nuestra, pienso que últimamente ha habido una mayor apertura hacia la comprensión de los pueblos originarios, se ha entendido cuáles son los contenidos de nuestra lucha, que no son solamente de territorialidad por tener más territorios o de autonomía por sólo querer autonomía, aunque planteemos ambas reivindicaciones. Así, se ha ido aceptando que somos una cultura, una expresión social y política, un aporte para la humanidad.
¿Su reivindicación autonómica comprende un modelo económico y de reproducción cultural propio?
Sí, porque nosotros tenemos muchos conocimientos que pudiésemos aportar a la sociedad en general. Por ejemplo, contamos con un modelo de economía comunitaria que, claro, ha sido interrumpida y que no la hemos podido desarrollar a plenitud por causa de la invasión que existió con la “Pacificación” de la Araucanía. Con todo, creemos que tenemos derecho a seguir desarrollando los distintos ejes que conservamos como pueblo.
La mayor parte de las y los mapuche viven en la Región Metropolitana, ¿cómo es el relacionamiento de ellas y ellos con los que luchan en zonas como Lleu Lleu, Lanalhue, Ercilla, entre otros?
En todo pueblo que está resistiendo y quiere reconstruirse siempre hay distintas expresiones y visiones de lucha de cómo alcanzar los objetivos propuestos. En nuestro caso, a los mapuche también nos pasa eso, incluso podría decirte que dentro del territorio histórico de Wallmapu hay franjas concretas donde se está resistiendo y tratando de reconstruir nuestro pueblo, se plantea la idea de un Gobierno mapuche, de hacer economía y educación, de continuar con el desarrollo de conocimientos medicinales propios. Todo esto se lleva a cabo en sectores y franjas muy definidas, por ejemplo, en la zona de Arauco –donde yo vivo, que comprende varias comunas– y otros lugares como Ercilla, Collipulli y Temuco. De esta manera, poco a poco el conflicto se ha ido masificando al interior del territorio histórico.
¿Cómo leen la historia a largo plazo, la herencia de Lautaro, Caupolicán y tantas y tantos otros?
Vemos a Lautaro y Pelantaro como héroes, como nuestros representantes hasta en la muerte. Siguen estando con nosotros, son parte de un espíritu que nos ha sido transmitido y que nos permite seguir existiendo como pueblo y como nación. Perduran en un sentimiento colectivo, porque ellos lucharon y porque seguramente esto continuará e irán quedando otros en la memoria, quienes también serán héroes y referentes para que nuestro pueblo siga luchando y existiendo.
¿Cómo ven a las y los chilenos en términos de empatía con la causa mapuche?
Hoy día hay una mayor apertura y los chilenos van entendiendo cuáles son los contenidos de nuestra lucha, y que en realidad nosotros no estamos en ningún caso para afectar a la chilenidad o a los oprimidos, por el contario, que nuestra causa es integradora.
En nuestros territorios hay muchas personas que no son mapuche y son muy respetados en las comunidades porque ellos también nos respetan. Fíjate que aquí es un tema de respeto: si a uno lo respetan uno va a respetar.
Lamentablemente las estructuras de poder del Estado chileno nunca han respetado al pueblo mapuche y por eso se ha generado este conflicto que tenemos hoy. No es un invento nuestro, es una situación concreta que nos afectó y que tiene su origen en la “Pacificación” de la Araucanía, cuando como nación perdimos casi el 95% de nuestro territorio –usurpado en la actualidad– y disminuyó la población mapuche en alrededor de un 50%, según lo que los historiadores han pido investigar.
Finalmente, ¿cómo se pueden establecer contactos sinceros entre la nación mapuche y el pueblo chileno cuando de las autoridades de éstos emanan montajes, operaciones como Huracán, se asesinan comuneros, entre otras actividades?
Uno entiende cómo es esta situación, cómo los que dominan trabajan en todos los aspectos para lograr triunfar, y en este caso el triunfo es hacer desaparecer al pueblo mapuche.
Con todo, hay sectores e instancias de los oprimidos en Chile y el mundo que nos brindan espacios para expresarnos y esto ha permitido que nos vayamos entendiendo. En una época de la historia, hasta los oprimidos –quizás por ignorancia– se asustaban cuando hablábamos de nación originaria, que teníamos un territorio como pueblo, que aspirábamos a la autonomía.
Actualmente hay una gran cantidad de gente que no son parte del sistema, que no son parte de la oligarquía, y que abrazan nuestra lucha porque ven que en ella está la esperanza de que se materialicen planteamientos –que ellos mismos enarbolan– justos para que siga prevaleciendo la humanidad en esta tierra.