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Argentina, Chile :: 19/04/2023

Nación mapuche: “Han llegado al punto de negar el carácter identitario de nuestro pueblo”

Colectivo Prensa Desde el Pie
Entrevista con el werkén mapuche del sur mendocino Gabriel Jofré. Diputados declaran al pueblo mapuche como “no originario” del territorio argentino

La reciente aprobación de la cámara de diputados de la provincia de Mendoza para declarar al pueblo mapuche como “no originario” del territorio nacional ha reavivado un intenso debate en torno a la reivindicación de los derechos indígenas en el país. Esta resolución de carácter declarativo viene a empujar aún más hacia la derecha discursos que son intencionalmente reproducidos y difundidos en no pocos medios de comunicación, tanto provinciales como nacionales. Detrás de esta avanzada de las élites dirigentes se encuentra un claro conflicto territorial.

Pero también está en juego una importante disputa de sentido que trasciende los marcos de la cuestión identitaria y cultural específica de las naciones indígenas que pueblan nuestro país. Esa disputa de sentido, desde la mirada de una derecha en avance, tiene como objetivo negar a quienes estén dispuestos y dispuestas a interponerse entre sus negocios y los medios para alcanzarlos. Hoy es el pueblo mapuche el que se construye como un “otro” negado y silenciado. Y es la estructura legislativa la punta de lanza de una campaña de hostigamiento y avance sobre sus derechos.

En estos días pudimos dialogar con Gabriel Jofré, werkén de una de las comunidades mapuches del sur de la provincia, quien dejó algunos tópicos muy interesantes para analizar la complejidad de una situación que viene preocupando a los pueblos indígenas de Mendoza y de otras regiones del país. La declaración de la cámara legislativa mendocina puede haber sido sorpresiva para una mirada externa, pero representa una escalada más en el atropello sobre los derechos y las reivindicaciones de una parte importante de la población indígena de la provincia.

Oportunismo electoral

“Para nosotros, la actitud de parte del Estado provincial no es sorpresiva porque se fue gestando desde hace un tiempo atrás. A fines de enero, Alfredo Cornejo arrancó con un tweet diciendo “No hay ni hubo mapuches”. Nosotros desde 2017, 2018, habíamos establecido una serie de relaciones con el Estado provincial, nos mostramos muy predispuestos al diálogo porque sabemos muy bien cuáles son nuestros derechos. En ese marco, hemos acercado mucha información por medio de la Secretaría de Ambiente y Ordenamiento Territorial, facilitado los geo-referenciamientos propios de las 23 comunidades. En una búsqueda que se reconozcan los relevamientos y la personería jurídica de las comunidades. Todo esto es lo que se ha ido demorando, mientras avanzaban juicios contra las comunidades. Pero esto hay que entenderlo en un marco electoral”.

“Lo sorpresivo tiene que ver con el carácter y el contexto en el que sale la resolución. Si bien se trata de algo declarativo, han llegado incluso a plantear un juicio por “traición a la patria” al presidente del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI). Por eso hay que entender el grado de oportunismo político. Nosotros, con la Comisión de Derechos y Garantías -que ha trabajado en el territorio y ha entendido que es una temática que cuando se la conoce, no puede escapar a las nociones éticas de nuestros reclamos- presentamos todo lo necesario para evidenciar que se trata de una verdad histórica irrefutable. La sorpresa no es con respecto a quiénes son y los intereses que representan, sino al grado al que llegaron. Y ese grado es muy grave. Ya que sienta precedentes que van mucho más allá de agresiones contra el pueblo mapuche. El hecho de negar el carácter identitario del otro va hasta un punto tan grave que no lo encontramos incluso en conflictos bélicos como los que se están viviendo entre Rusia y Ucrania”.

Institucionalización del racismo

“Cuando uno evalúa todo esto del lado jurídico, se evidencia la torpeza de esta estrategia netamente electoralista. Por eso es que se han juntado firmas de toda una serie de investigadores del CONICET, directivos de centros educativos, etc., y se ha redactado un documento que es claro en afirmar, incluso, que desde las leyes de Núremberg no se ve una institucionalización del racismo tan radical como en este caso.

Ese paralelo histórico es muy grave. Y vemos que detrás de esto hay una campaña electoralista del empresariado mendocino. La campaña anti-mapuche, con fuertes rasgos del ultraliberalismo, que promovieron el 18 de febrero estaba encabezada por empresarios y a los dos días lanzaron su fórmula política de “Cambia Mendoza”. Por eso es que entendemos esto como una antesala de una avanzada ultraconservadora que va más allá de los derechos indígenas. Contra las minorías, contra los feminismos, contra los piqueteros, contra los extranjeros migrantes, contra el ambientalismo, etc.”.

Territorio y extractivismo

“Más allá de la coyuntura electoral, esta avanzada está inscripta en una estructura de producción extractiva que pretende negarnos en el territorio. Hace muchos años que se mueven con una lógica de engaños. Como cuando llega una mega-minera y pinta las calles, les regala cosas a las escuelas, “compra” la voluntad popular. Pero nosotros hemos visto todo ese “manoseo” histórico y nos ha permitido entender esa lógica y poder plantearles “miren que ustedes vienen y se oponen a nuestra cultura”. Y ese proceso identitario, la reconstrucción de una cultura, es el trabajo de mucho tiempo, pero que está íntimamente ligado con la necesidad del territorio. Cuando surge la Ley de Emergencia de Tierras, que estaba proyectada para 700 comunidades y hoy son 2000, se evidencia esa necesidad”.

“Por eso creemos que hay dos ejes del conflicto. Uno es el estrictamente territorial, producto de la gran concentración de la tierra. En los valles mendocinos los llamados “malayos” (Grupo Las Leñas, dirigido por el principado de Malasia) tienen alrededor de 500.000 hectáreas, al sur del río Atuel. Del otro lado del río, está Sominar S.A. (Sociedad Minera Argentina) que posee 430.000 hectáreas, más allá de que ahora han declarado menos tierras porque dicen haberse desprendido de algunas extensiones”.

“El otro eje es el entronque histórico entre los intereses territoriales y productivos con los sectores que concentran el poder político y jurídico en la provincia. Cuestión que se hace visible cuando vemos cuáles son los estudios de abogados que salen a defender las causas en el avance de sus negociados. Han generado instrumentos legales, desde la propiedad privada, para garantizar los negocios mineros, petroleros y turísticos. Hasta tal punto ha llegado la justicia en nuestra provincia que usan conceptos totalmente absurdos como el de “arraigo ancestral”, cuestión que no aparece en las investigaciones académicas pero que -por ejemplo- una jueza de Malargüe tomó para decir que los pueblos mapuches no tenemos “arraigo ancestral”.

Las culturas son dinámicas

“El nuestro es un territorio de frontera. Y eso influye para poder comprender el porqué de la falta de información histórica con respecto al devenir de nuestros pueblos y nuestras culturas. Yo, por ejemplo, tengo el apellido Jofré porque es el que mi abuelo se puso para poder vivir sin persecuciones. No es la misma situación que en la Patagonia argentina o chilena, en las que se mantuvo una autonomía cultural, política y territorial hasta la “Conquista del Desierto”.

Nuestras identidades territoriales y culturales son parte de un largo proceso que venimos trabajando incluso al interior de nuestras comunidades. Y lo que vemos es que nuestras sociedades no presentaban una estructura centralizada, sino que se trataba de dinámicas más horizontales. Y mismo, desde lo académico, hay una mirada que ha sido superada. Hoy sabemos que no pueden mirarse de forma rígida las culturas, ya que son dinámicas. Con la propia identidad nacional pasa lo mismo: hoy nos autopercibimos argentinos, no hay una esencialidad argentina”.

El rol de la historia

“Lo que muchos historiadores e historiadoras hoy -con esta cuestión- se han dado cuenta es que tienen que ponerle el cuerpo. Algo que no es menor, porque en la actualidad se han convertido en un actor político más. Y es muy importante, porque si se ha debatido todo lo que se ha tenido que debatir para dar por tierra con las teorías evolucionistas, racistas, darwinistas, hoy muchos de ellos y ellas se encuentran con que no están preparados para dialogar con la opinión pública. Y es discutir con el absurdo, pero lo tenés que hacer porque creemos que parte del objetivo de la ciencia es producir conocimiento en relación con la sociedad.

Si la ciencia va a dedicarse a escribir cosas tozudas, herméticas, pero después a la sociedad la tenemos embrutecida, algo está fallando. Necesitamos una historia con capacidad de síntesis. Alguna vez, Althusser explicó el surgimiento de un Hitler de la siguiente manera: “Tanta concentración de la racionalidad en espacios académicos, cerrados, deja un amplio margen para la irracionalidad”. Hoy, más que nunca, hay que tomarse el tiempo para debatir estas cuestiones. Hay que dar fundamentos contra el racismo, contra la segregación y contra la supremacía racial”.

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