Nazis en Ucrania: ver a través de la niebla de la guerra informativa
Después de la II Guerra el Núcleo de Contrainteligencia estadounidense (CIC) llevó a cabo la operación Anyface para proteger a los líderes fascistas. De hecho evitó que fuera llevado a la justicia el colaborador nazi Stephan Bandera.
El 24 de febrero, el presidente ruso Vladimir Putin emprendió lo que denominó una "operación militar especial... para desmilitarizar y desnazificar Ucrania". Los medios occidentales rechazaron de inmediato esa declaración repitiendo de manera sistemática que las acusaciones de nazismo en Ucrania son»noticias falsas rusas".
El exembajador de EEUU en Rusia, Michael McFaul, llegó a afirmar: "no hay nazis en Ucrania". Declaraciones similares repiten los medios de comunicación de occidente, y el hecho que el actual presidente de Ucrania sea judío se presenta como la única "prueba" para negar la existencia de los neonazis.
Cuestionar la existencia de nazis y fascistas en Ucrania tiene como propósito de construir una narrativa retorcida pero simplista: "Putin es una figura malvada, parecida a Hitler, que ataca al gobierno ucraniano que es amante de la libertad y la democracia". El objetivo de esta narrativa es fomentar el apoyo incondicional al gobierno de Zelensky y justificar una probable guerra "humanitaria", es decir, una intervención de la OTAN que podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial.
En este contexto, cualquier intento de proporcionar un análisis serio del nazismo en la región corre el riesgo de ser calificado como «pro-Putin» porque no respalda esta narrativa belicista.
Sin embargo un examen histórico confirma la trayectoria del fascismo en Ucrania aunque esto no significa que el fascismo sea la fuerza dominante en todos los sectores donde se encuentra implantado (ejército, milicias paramilitares, parlamento, etc.). Además, no implica que uno tenga que apoyar la invasión de Rusia. Por el contrario, es posible comprobar que el fascismo es una fuerza muy real en Ucrania aunque uno tome posición contra la decisión de Putin de desplegar sus tropas.
Una breve historia de los nazis, la OTAN y Ucrania
Para comprender el conflicto actual, es importante recordar que rusos y ucranianos alguna vez vivieron en armonía. Esto ocurría cuando estos pueblos hermanos formaban parte de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, fundada sobre el principio de la autodeterminación de las naciones. Esto unidad se interrumpió violentamente en 1941, cuando los nazis invadieron la URSS y se apoderaron de gran parte de Ucrania.
Según el investigador John-Paul Himka, una cuarta parte de las víctimas del Holocausto vivían en Ucrania, y los ultranacionalistas ucranianos colaboraron con los nazis para llevar a cabo sus horrendos actos. La Organización de Nacionalistas Ucranianos (OUN) y su fuerza armada, el Ejército Insurgente Ucraniano ( Ukrainska povstanska armiia --UPA) participaron en el genocidio nazi: "Las milicias de la OUN fueron actores clave en la violencia antijudía del verano de 1941; la OUN infiltró la policía que proporcionó la mano de obra indispensable para las "unidades de muerte" creadas por los alemanes; y en 1943, miles de estos policías se unieron a su organización militar (UPA) que mató a los judíos que habían logrado sobrevivir a las aniquilaciones masivas realizadas en 1942".
Según los historiadores Ian Sayer y Douglas Botting, la OUN desempeñó un papel fundamental en el exterminio de los judíos y otros 'indeseables', a menudo realizaban el trabajo sucio de los escuadrones de exterminio alemanes llamados Einsatzkommando (por ejemplo, el asesinato de niños), y continuaron funcionando clandestinamente después de la guerra bajo el patrocinio estadounidense.
En el periodo de posguerra, el gobierno de EEUU integró discretamente a un número alarmante de colaboradores nazis, creando una red internacional de fascistas anticomunistas. Para 1952, John Loftus estima que había «miles de activos provenientes del nazismo en Bielorrusia, Ucrania, los estados bálticos y los Balcanes». Muchos fueron traídos a los EEUU y muchos siguieron activos en todo el mundo.
Después de la guerra el Núcleo de Contrainteligencia estadounidense (CIC) llevó a cabo la operación Anyface para proteger a los líderes fascistas. De hecho evitó que fuera llevado a la justicia el colaborador nazi Stephan Bandera. También trajo a EEUU al jefe del servicio de seguridad nacional (SB) de Bandera, Mykola Lebed, "el nazi ucraniano de más alto rango". En 1951, el jefe de operaciones encubiertas de la CIA, Frank Wisner, que había "al menos veinte miembros activos de la OUN/Bandera en los EEUU".
Los servicios de inteligencia estadounidenses trabajaron en colaboración con las organizaciones de antiguos nazis para llevar a cabo campañas de sabotaje, terror y asesinatos. El propio Wisner estimó que "más de 35.000 miembros de la policía secreta rusa (MVD-MKGB) habían sido asesinados por OUN-UPA durante la última guerra".
La OTAN estuvo involucrada en esta guerra anticomunista, como lo demuestra claramente la creación de la Operación Gladio. Supervisada por la CIA y el MI6, la OTAN creó un ejército secreto, con muchos nazis y fascistas conocidos. Según la investigación oficial del Senado italiano sobre Gladio: "Sin lugar a dudas elementos de la CIA iniciaron en la segunda mitad de la década de 1960 una operación masiva para contrarrestar por todos los medios la organización de los movimientos de izquierda a nivel europeo".
Esto incluyó asesinatos selectivos y ataques terroristas de bandera falsa que fueron atribuidos a los comunistas porque aterrorizando a la población lograban apoyar a los gobiernos de derecha y aumentar el anticomunismo.
El Comandante Supremo en Europa de la OTAN de 1963 a 1969 fue Lyman Lemnitzer, quien dio luz verde a la Operación Northwoods en 1962. Esta operación, que nunca se llevó a cabo porque el presidente John F. Kennedy se negó a aprobarla, consistía en planificar atentados terroristas de falsa bandera contra ciudadanos estadounidenses que serían atribuidos a Cuba para justificar una invasión militar a la isla.
El mandato de Lemnitzer coincidió con el de Adolf Heusinger, uno de los muchos funcionarios nazis de alto rango que se había integrado a las redes militares y de inteligencia estadounidenses. Heusinger se desempeñó como jefe del Estado Mayor General del Ejército de Hitler y luego se convirtió en presidente del Comité Militar de la OTAN (1961-1964).
La OTAN no se contentó con que los nazis hicieran parte del trabajo sucio en sus ejércitos secretos, también los integró directamente en su liderazgo, enviando así un mensaje claro sobre su orientación política.
El golpe de Maidan
En los años siguientes, EEUU continuó trabajando con los fascistas ucranianos con el objetivo de desestabilizar a la URSS. Según el especialista en la CIA, Douglas Valentine: "la CIA ha estado trabajando con fascistas en Ucrania durante 70 años".
El golpe de estado de Maidan a fines de 2013-2014, que fue apoyado abiertamente por los EEUU y Europa, se basó en tropas de choque de extrema derecha tales como la organización fascista Right Sector y el ultranacionalista Partido Svoboda. Tres miembros de Svoboda se instalaron como miembros del primer gobierno posterior al golpe, y el cofundador de ese partido, Andriy Paruby, fue presidente del parlamento durante cinco años. Aunque Svoboda ha intentado suavizar su imagen nazi, mantiene su sustancia como un partido ultranacionalista y anticomunista que elogia abiertamente al colaborador nazi Stephan Bandera.
El Batallón Azov se formó en mayo de 2014 a partir de la organización ultranacionalista "Patriotas de Ucrania" (fundado en 2005) y de la Asamblea Nacional Social o SNA (fundada en 2008) grupo que es «conocido por haber llevado a cabo ataques contra grupos minoritarios «.
El Batallón Azov, el Sector Derecha y otras milicias fascistas jugaron un papel clave en la consolidación del gobierno que se instaló después del golpe: participaron en la violencia callejera, realizaron campañas de intimidación contra los políticos que no cooperaron, establecieron campamentos de adoctrinamiento para niños y jóvenes y, han estado ejerciendo presión sobre el gobierno para que revise el currículo educativo, prohibiendo el idioma ruso y reescribiendo la historia.
Este período posterior al golpe la violencia culminó con lo que algunos han llamado la peor atrocidad nazi desde la Segunda Guerra Mundial, cuando unos 42 sindicalistas perecieron en un incendio provocado por los fascistas en el edificio de los sindicatos de Odessa.
Esta operación de cambio de régimen respaldada por EEUU es la que provocó una guerra civil en la región de Donbass porque los "prorrusos" declararon su independencia del gobierno fascista de Ucrania. Hasta esa región se desplazó el batallón Azov y otras milicias fascistas provocando la muerte de unas 14.000 personas.
Justo antes que Putin reconociera la independencia de las dos regiones del Donbass el batallón Azov recibió el respaldo del ministro del Interior de Ucrania, Arsen Avakov. Esta fuerza militar los años anteriores había recibido armas y entrenamiento estadounidenses y devido a "su eficacia en la lucha contra la población prorrusa", el batallón se integró en la Guardia Nacional de Ucrania en 2014, convirtiéndose formalmente en parte del estado.
En 2015, según cinco ex funcionarios de inteligencia, la CÍA creó "un programa secreto de entrenamiento intensivo en territorio de EEUU para las fuerzas de operaciones especiales ucranianas y el personal de inteligencia". El mismo año, el Congreso aprobó un proyecto de ley de gastos de "cientos de millones de dólares en apoyo económico y militar para Ucrania. Este proyecto se hizo expresamente para permitir que dinero financie a la milicia neonazi del Batallón Azov.
Dado que ha habido cierto debate sobre qué tan nazis es el Azov u otras milicias ultranacionalistas, vale la pena señalar que la Cámara de Representantes de EE UU reconoció en 2015 que Azov es "neonazi". Aunque el batallón a veces ha negado que se adhiere a la ideología nazi utiliza descaradamente » símbolos nazis como la esvástica y las insignias de las SS en sus uniformes y en los tatuajes de los cuerpos de sus miembros».
Sus uniformes llevan el símbolo neonazi Wolfsangel, que es una esvástica negra sobre un fondo amarillo. Andriy Diachenko, el portavoz del Batallón afirmó en 2015: "del 10 al 20% de los miembros de nuestra fuerza son nazis". Todo indica que hizo esta declaración para minimizar los temores que los senadores estadounidenses habían manifestado por la influencia nazi en Ucrania. Sin embargo, incluso si los números son bajos, debemos deducir legítimamente que los demás miembros del Batallón Azov son colaboradores de los nazis.
Independientemente de si Azov o Batallones similares sean al 100% de ideología nazi, es esencial reconocer que su orientación general es claramente fascista: reciben fondos para dirigir milicias paraestatales violentas que son ultranacionalistas, racistas, pro capitalistas y anticomunistas.
Andriy Biletsky fue líder del Patriotas de Ucrania, la SNA, y del Batallón Azov, antes de integrar el Parlamento de Ucrania de 2014 a 2019. En una entrevista, explicó su posición de la siguiente manera:
"La misión histórica de nuestra nación en este momento crítico es liderar las Razas Blancas del mundo en una cruzada final por su supervivencia. Una cruzada contra los Untermenschen [razas inferiores, según la terminología nazi estándar] dirigida por los semitas".
El fascismo hoy en Ucrania
En Ucrania hoy en día, los elementos fascistas están presentes en la clase dominante capitalista, las organizaciones paramilitares, el ejército ucraniano, el parlamento y ciertos sectores de la sociedad. Si bien sería un error suponer que son la fuerza dominante, sería igualmente erróneo ignorar que su presencia es muy importante para sostener al gobierno de Zelensky.
En las elecciones parlamentarias de 2019, Svoboda formó una lista con otros partidos de extrema derecha (Right Sector, National Corps y Government Initiative of Yarosh). No lograron superar el umbral del 5% para obtener un escaño parlamentario. En las mismas elecciones, el partido Siervo del Pueblo de Volodymyr Zelenskyy, que se postuló como una plataforma anticorrupción ganó 124 escaños.
El partido de Zelenskyy lleva el nombre de la exitosa serie de televisión ucraniana homónima que apelaba a los «ucranianos frustrados contra la élite oligárquica del país y el fracaso después de la revolución del país en 2014». En la serie, Zelenskyy, un actor y comediante de carrera, interpretó el papel de presidente de Ucrania. Su ascenso meteórico a la primera magistratura se debió en gran parte a su estatus de celebridad como actor famoso. Además, recibió una amplia financiación de un puñado de donantes privados, incluido el conocido oligarca multimillonario Ihor Kolomoyskyi.
Kolomoyskyi posee una participación accionaria en 1+1 Media Group, cuya estación de televisión transmitió "Servant of the People", que en retrospectiva se parece mucho a un anuncio de campaña electoral extendida. Su medio de comunicación también proporcionó seguridad y respaldo logístico para la campaña política del actor, tiempo durante el cual viajó 14 veces a Ginebra y Tel Aviv, donde Kolomoyskyi tiene su sede.Los Papeles de Pandora revelaron una telaraña de redes extraterritoriales y relaciones financieros entre Zelenskyy y Kolomoyskyi.
Kolomoyskyi es, además, uno de los principales financiadores de las milicias ultranacionalistas en el este de Ucrania, incluidos los batallones fascistas Azov y Aidar, que han sido acusados de atroces crímenes de guerra en la región de Donbas durante los últimos ocho años.También financia "los batallones de voluntarios Dnepr 1, Dnepr 2. Cuando fue nombrado gobernador de su estado natal en marzo de 2014, jugó un papel decisivo en aplastar el movimiento separatista "gastando más de $10 millones para crear el 'batallón Dnipro'".
En 2015, se estimó que había unas 30 milicias nacionalistas que luchaban contra los separatistas en el este de Ucrania. Apoyados financieramente por oligarcas ricos como Kolomoyskyi y Serhiy Taruta (el gobernador multimillonario de la región de Donetsk que también financió el batallón Azov), funcionan como una poderosa fuerza paramilitar que complementa al ejército ucraniano. En julio de 2015, Rusia emitió una orden de arresto contra Kolomoyskyi por "organizar el asesinato de civiles".
Lejos de tomar medidas enérgicas contra estas milicias neonazis, el actor convertido en presidente no solo les ha permitido que actúen con total impunidad, también ha tejido una estrecha relación entre su administración y los fascistas. Por ejemplo, en noviembre de 2021, Dmytro Yarosh, líder de Right Sector y seguidor declarado del nazi Bandera, declaró que había sido designado asesor del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de Ucrania.
Poco después, Zelenskyy condecoró al comandante del Sector Derecho, Dmytro Kotsyubaylo, con la distinción de "Héroe de Ucrania". El 1 de marzo de este año, nombró a Maksym Marchenko, excomandante del Batallón Aidar. (que ha sido acusado de crímenes de guerra en Donbass) como administrador regional de Odessa. Hay muchos lazos entre el gobierno, el ejército ucraniano, las milicias ultranacionalistas y fascistas.
Si bien han estado empoderando a los fascistas, las autoridades ucranianas también despojaron a los partidos comunistas de su derecho a participar en las elecciones de 2015 y emitieron controvertidas leyes de descomunización: las leyes han prohíbido los símbolos soviéticos y han cambiado el feriado del 9 de mayo que marca la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Estas leyes eliminaron todas las menciones de 'la Gran Guerra Patria' (un término soviético para Segunda Guerra Mundial) para reemplazarlo por 'Segunda Guerra Mundial'; prohibieron la bandera soviética; y renombraron calles, plazas y ciudades. También se han retirado más de dos mil estatuas y monumentos en un arrebato anticomunista. A pesar de las críticas de todas partes, el gobierno actual se ha negado a derogar estas leyes. Según Abdul Rahman,
La renuencia de Zelensky a enfrentarse a los grupos de ultraderecha es una señal de la influencia neonazi en el discurso político en el país.También ha tenido una serie de gestos simbólicos importantes que glorifican a los ultranacionalistas y a los colaboradores nazis, fomentando así una cultura fascista dentro de ciertos sectores de la sociedad ucraniana.
Por ejemplo Zelenskyy afirmó en una entrevista: "Hay héroes indiscutibles. Stefan Bandera es un héroe para ciertos ucranianos, y esto es algo normal y necesario. El defendió la libertad de Ucrania". Zelenskyy también defendió públicamente al futbolista Roman Zolzulya como un "verdadero patriota" cuando fue acusado de ser nazi debido a su su apoyo abierto al Batallón Azov. Además, el ex primer ministro de Zelenskyy, Oleksiy Honcharuk, apareció en el escenario de un concierto neonazi organizado por el movimiento fascista C14.
Quizás no sea sorprendente, entonces, que Ucrania fuera el único país, junto con los EEUU, que votó en contra del proyecto de resolución de la Asamblea General de la ONU para "combatir la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a alimentar las formas contemporáneas de racismo,discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia". En Ucrania Importantes medios de comunicación difunden propaganda nazi. Hace poco, un periodista en Hromadske TV llamó abiertamente al genocidio en Donbas, afirmando que "hay una cierta categoría de personas que deben ser exterminadas".
El 13 de marzo de este año, el presentador de televisión Fahruddin Sharafmal emitió un apasionado llamado al genocidio y la matanza de niños rusos en un programa matutino en el Canal 24. Con una fotografía del nazi Adolf Eichman detrás dijo : "Me permito citar a Adolf Eichmann, quien dijo que para destruir una nación, debes destruir, en primer lugar, a sus hijos. Porque si matas a sus padres, los niños crecerán y se vengarán. Al matar niños, nunca crecerán y la nación desaparecerá". «Y cuando tenga la oportunidad de eliminar a los rusos definitivamente lo haré sin vacilar. Ya que me llama nazi, me adhiero a la doctrina de Adolf Eichmann, y haré todo lo que esté a mi alcance para asegurar que los prorrusos nunca vivan en esta tierra. Hay que entender que se trata de la victoria del pueblo ucraniano, no de la paz. Necesitamos la victoria. Y si tenemos que masacrar a todas sus familias, seré uno de los primeros en hacerlo". Channel 24 es parte del conglomerado de medios TRK Lux que está controlado por la rica empresaria ucraniana Kateryna Kit-Sadova y su esposo Andriy Sadovyi (alcalde de Lviv y ex líder del partido político Self Reliance).
Zelenskyy ha utilizado la invasión rusa como pretexto para prohibir 11 partidos políticos, incluido el partido más grande de oposición, mientras arresta a los líderes comunistas. Alegando luchar contra la "desinformación" rusa, también tomó el control de los medios de comunicación, imponiendo una política de información centralizada que combina todos los canales de televisión nacionales en "una única plataforma de comunicación estratégica".
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ucrania está trabajando directamente con una red internacional de empresas de relaciones públicas para librar una guerra de información y controlar la narrativa. Según un alto funcionario de la OTAN : Son realmente excelentes en la comunicación estratégica, tanto en medios, operaciones de información y operaciones psicológicas.
La experiencia de Zelenskyy como actor de carrera sin duda ha sido una ventaja. Después de todo, quiere presentarse como un gobierno libre y democrático, no muy diferente de las potencias imperialistas occidentales con las que está alineado. Pero, mientras tanto apoya a las milicias fascistas, recibe fondos de los capitalistas reaccionarios (que también financian los batallones nazis), glorifica a los ultranacionalistas y neonazis, le da tribuna a una cultura del fascismo, prohíbe los partidos políticos y controla estrictamente las noticias y la información.
La amenaza fascista es internacional
Aunque Ucrania podría parecer una tierra lejana para los estadounidenses en realidad es un centro importante para el movimiento fascista global. Según Aljazeera : "El apoyo transnacional a Azov ha sido muy generoso y Ucrania se ha convertido en el centro de la extrema derecha de todo el mundo. Se ha documentado que mercenarios de todos los continentes se unen a las unidades del batallón Azov en busca de experiencia en combate".
En un una investigación de principios de 2021, la revista Times encontró que "Azov es mucho más que una milicia. Tiene su propio partido político; dos editoriales; campamentos de verano para niños; y una fuerza de vigilancia conocida como la Milicia Nacional, que patrulla las calles de las ciudades ucranianas junto con la policía [...] también tiene un ala militar con al menos dos bases de entrenamiento y un vasto arsenal de armas, desde drones y vehículos blindados hasta piezas de artillería..." Olena Semenyaka, directora internacional de Azov, dijo a los periodistas de Times: "Podríamos describirnos como un pequeño estado dentro de un estado".
Ali Soufan ha estimado que "más de 17.000 fascistas extranjeros han llegado a Ucrania en los últimos seis años desde unos 50 países". En 2019, legisladores estadounidenses escribieron una carta al Departamento de Estado en la que afirmaban que "el vínculo entre Azov y los actos terroristas en EEUU está claro".
Una información del FBI afirmó que Azov "participó en el entrenamiento y la radicalización de organizaciones de supremacía blanca con sede en los EEUU". Esto incluyó a miembros del Movimiento Rise Above, que fueron acusados de haber «'atacado y agredido violentamente a contramanifestantes antifascistas."
El nazismo y el fascismo son factores muy reales en Ucrania y sus acciones están ampliamente documentadas. Reconocer este hecho es esencial para tener una comprensión matizada del conflicto actual.
Finalmente, no deberíamos perder de vista que la administración Biden llegó al poder como un supuesto baluarte contra la propagación del fascismo en el país, y ahora continúa con la política estadounidense de apoyar a las fuerzas neonazis en uno de los principales centros del fascismo internacional. Esto demuestra claramente que la lucha contra el fascismo nunca puede limitarse a una batalla doméstica. Debe llevarse a cabo siempre en un marco internacionalista y, por tanto, indisolublemente ligado a un antiimperialismo consecuente.
* Periodista estadounidense
observatoriocrisis.com